Un llamado hacia la construcción de una convivencia armónica
Enviado por Fransheska Mamani • 6 de Agosto de 2022 • Trabajo • 1.986 Palabras (8 Páginas) • 73 Visitas
Un llamado hacia la construcción de una convivencia armónica.
Me siento infeliz, frustrado y ansioso. Quiero romper el cascarón de una vez, para así hacer frente, sabiamente y maduramente, a los problemas que afligen mi panorama, contexto, nación y realidad. Todos los días me despierto, pensando en si algún día el mundo podrá convivir en paz y en armonía. Vivo mi vida, pero me veo con la necesidad de querer erradicar la maldad, los demonios y placeres mundanos que gobiernan este inocente planeta. Actualmente los problemas son huecos, que mientras más profundo sean, más problemas desencadenarán, y si hay más problemas, yo, y los míos, nunca podremos vivir felices.
Estas son las palabras de auxilio de un ser humano, posiblemente consciente de su realidad, y que se siente incapaz de hacer frente a aquello que es mucho mayor que su propia existencia; tan colosal como una tormenta prehistórica. Yo le comenté a mi conciencia estas palabras, y entonces concluí, que probablemente la raíz de todo problema sea la incompatible convivencia entre los distintos seres que habitan este mundo; la escasez de la práctica del diálogo, de los mecanismos asertivos de interacción, el incumplimiento de las leyes, normas y mandamientos, pero sobre todo el desinterés por los valores, principios y la ética moral. Todos estos factores son influyentes de manera proporcional, que evitan una convivencia fraterna y democrática. Por lo que, si promoviésemos la práctica de estrategias y mecanismos de comunicación asertiva como el diálogo basado en valores como el respeto y la tolerancia, lograríamos un proceso de interculturalidad que conecté y enriquezca la cultura andina y la occidental.
Las notas musicales son una de las mayores evidencias de la convivencia en su máximo esplendor, pues todas juntas crean melodías hermosas, no importa en donde se encuentren o por donde se manifiesten, trabajarán en equipo para lograr crear una armonía solemne, propia de un ideal, de aquellos que la sociedad necesita para desarrollarse individualmente, como también colectivamente. Estos tonos son indiscutiblemente permanentes para toda la vida; podrán crearse nuevos componentes musicales, podrán romper los esquemas y las expectativas en la modernidad, pero siempre estarán presentes, para el deleite de nuestro sentido auditivo. Perfecto matiz, para poner la otra cara de la moneda. El Perú, país reconocido mundialmente por su mega diversidad, su pluriculturalidad y multilingüismo, pero también por formar parte de la lista negra del subdesarrollo, pero ¿por qué?, ¿qué acaso no tiene el Perú todo lo necesario para crecer como nación ejemplar?, ¿alguna vez nos hemos preguntado cuál es el origen de la problemática ? Lamentablemente el Perú vive una infinidad de realidades, en su mayoría de injusticias e inequidades, pues a pesar de los años de su Independencia, siguen persistiendo bandos divididos, culturas incompatibles, sangres fragmentadas, que no son capaces de aceptarse los unos a los otros y convivir como los peruanos que debemos de ser; hablo específicamente del hombre occidental y del indígena, de la falta de identidad ante la realidad. José María Arguedas fue un antropólogo, etnólogo, poeta, traductor, profesor y escritor que trato una infinidad de problemas sociales en su obra literaria con gran esmero y dedicación, logrando influenciar en el futuro decisivo del Perú, pues sus ideales siguen trascendiendo, y si fuesen propósitos primordiales de la nación, facilitaría el desarrollo nacional, la construcción de la identidad y por ende la convivencia armoniosa de todas las sangres existentes en el Perú. Un sueño que para Arguedas era la utopía de todas las sangres.
Actualmente el ideal de Arguedas repercute positivamente, pero es pausado por las cuestiones y realidades de incertidumbre. La realidad del indígena, es uno de ellos, pues en su obra Todas las sangres (1964) él narra “Reían poco, obedecían corriendo, pero atolondrados y zonzos. Cuando les pegaban no decían nada; pero cualquier noche se iban, llevándose su cajoncito de trapos y papeles”, donde prácticamente nos introduce a una vil realidad, ya que se le denomina a dicho ser cómo débil, ambiguo, replegado y marginal; dado por entendido que la manera en la que él presenta a sus personajes principales, surgen de la realidad, donde suelen ser aquel individuo con menos ventajas en el aspecto social y económico, teniendo que ser marginado y paternalista de los empoderados indiferentes, utilizándolo como mano de obra, blanco de burlas y desinterés por su existencia. Por esta razón, resulta que la hegemonía es uno de los ideales que tenemos que eliminar pronto, pues es uno de los más egocéntricos y racionales de aquellos que tienen mayor dominio sobre el poder mundano, pues a lo largo de la historia, la sociedad siempre se ha visto obligada a fragmentarse en estratos, dependiendo de variables únicamente terrenales, y reforzada por los intereses individuales de los grandes, influenciando en la sociedad la impotencia e interés unitario en la vida de los empoderados. Y lo lograron, pues el miedo domina brutalmente a los indígenas, volviéndolos incapaces de afrontar la realidad. Pero la cuestión al parecer es ¿por qué absolutamente todos le tienen tanto miedo a lo desconocido?
Por otro lado, la influencia de los estereotipos y prejuicios no es ajena a la problemática, pues en Todas las sangres se dice “…muchos de estos jóvenes no podían bailar, la vergüenza los estorbaba; eran los mismos que se negaban a hablar quechua y que padecían mientras intentaban bailar con mayor destreza los bailes extranjeros”, lo cual evidencia que la clase subordinada incorpora las concepciones de la clase dominante a un repertorio ideológico, y por consiguiente extingue la identidad, por el hecho de querer encajar con aquellos que no aceptan tal y como uno es. Para romper esa barrera de inaceptación e incompatibilidad, se practica la interculturalidad, en diferentes espacios de interacción, para por medio del diálogo establecer una igualdad y respeto por los derechos y dignidad que cada ser humano tiene impregnado en su ser desde el momento en que se le concede el don de vida. Si se promueve estas prácticas, la ética moral será mucho más simpática, tolerante, paciente, reflexiva y mucho menos indiferente ideológicamente.
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