CONSECUENCIAS ÉTICAS DE LA APROBACIÓN DE LA LEY DE CONVIVENCIA
Enviado por mar_ixthus • 29 de Junio de 2011 • 1.279 Palabras (6 Páginas) • 1.441 Visitas
Muchas son las opiniones surgidas en torno a la Ley de Sociedades de Convivencia, pero debemos tener presente que no sólo es una disposición legal más, sino que es una realidad social que nos afecta e incumbe a todos. No sólo es necesario analizar si jurídicamente se necesita o funciona, lo más importante es considerar las consecuencias éticas que conlleva. Para este fin, examinaremos los siguientes aspectos.
Como bien sabemos, la primera forma de sociedad, en la cual están sustentadas las demás, es la familia, por eso se dice que “la familia es la base de la sociedad”, y este por supuesto, es el caso en México. A su vez, la familia se sostiene en la institución del matrimonio (o por lo menos es el ideal para una familia sana). Ahora bien, ¿por qué la Ley de Sociedades de Convivencia atenta contra el matrimonio y la familia?
Según el Código Civil del D.F., un matrimonio es “la unión libre de un hombre y una mujer para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procurarán respeto, igualdad y ayuda mutua con la posibilidad de procrear hijos…” Art 146, Código Civil del D.F. Algo semejante dirá también la fe cristiana respecto al matrimonio.
Pero, ¿por qué hacer mención de esto, si la unión por dicha ley no es un matrimonio? Eso es lo que algunos argumentan, pero podemos ver que la ley se rige en muchos de los aspectos que está regido un concubinato, que equipara al conviviente con el concubino y con el cónyuge y que para realizar la sociedad de convivencia se piden requisitos como los solicitados para el matrimonio: que ninguno de los solicitantes se encuentre unido en matrimonio, que no pueden tener parentesco ascendente o descendente y que se requiere la presentación de dos testigos. En realidad, pretende ser lo mismo, pero con otro nombre.
¿Y en qué afecta que haya este tipo de “matrimonio”? Podemos analizar dos casos: entre parejas heterosexuales y entre parejas homosexuales.
En el caso de las parejas heterosexuales, va en contra del matrimonio, haciendo la unión más fácil de celebrar y romper (para lo cual no necesita de abogados, ni esperar, etc.), porque no modifica el estado civil de los convivientes (ambos siguen siendo solteros) y no busca crear relaciones permanentes, busca los beneficios de un matrimonio sin las obligaciones, con lo cual se pierde el sentido de compromiso y responsabilidad que debemos tener.
Cada vez un mayor número de parejas consideran seriamente esta “unión civil” como una opción menos restrictiva que el matrimonio usual. Ahora pensemos ¿los hijos surgidos de esa unión van a entender y vivir lo que es el compromiso?, ¿van a buscar realmente un matrimonio estable, cuando sus padres no les dan el ejemplo, sino les enseñan que es algo que puede terminarse cuando alguno así lo quiera, sin mayores consecuencias? Las respuestas más probables serían que no. Y si los individuos son formados sin ese sentido de responsabilidad y compromiso, ¿qué podemos esperar para la sociedad?
También hay que considerar, que el ser humano, por naturaleza, busca estabilidad, permanencia y seguridad, mismas que no se encontrarían en una unión como la mencionada, porque el día que lo deciden, una de las partes o ambas, la sociedad se termina.
Esto daría la facilidad de rendirse y renunciar a tu responsabilidad y a seguir esforzándote, cuando venga alguna adversidad. Sería una salida fácil a los problemas. Y, ¿qué ocurriría con los hijos que estén de por medio, no sólo en el aspecto de manutención (en el que están obligados a pagar alimentos, sólo por la mitad del tiempo al que duró la unión y que no otorga seguridad jurídica a la propiedad de los bienes de quienes la integran), sino también en el aspecto psicológico del niño, que necesita crecer en un ambiente estable para su óptimo desarrollo.
Si bien los matrimonios suelen divorciarse, siendo que tienen el propósito
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