Una Meditación Sobre El Trabajo
Enviado por Guillermo.Garcia • 22 de Diciembre de 2012 • 438 Palabras (2 Páginas) • 336 Visitas
UNA MEDITACION SOBRE EL TRABAJO
Procura no hacer nada de mala gana.
No pueden obtenerse buenos frutos de malos trabajos.
Séneca.
Existen diferentes acepciones del término trabajo, algunas fundadas en conceptos etimológicos y otras sobre conceptos históricos. El origen de la propia palabra sugiere ya implicaciones por sí misma: el concepto tripaliare-torturar frente a conceptos menos severos como laborar y obrar.
Las Sagradas Escrituras establecen en el Libro de Génesis (3: 16-19) la idea de un origen desventurado del trabajo, cuando Dios descubre que los primeros seres humanos creados por El han desobedecido su mandato de no comer del árbol del bien y del mal, les impone la maldición de “parir con trabajo” a la mujer y de comer el pan “con el sudor de su rostro” al hombre. Pero el trabajo no ha sido así por siempre.
Existen también la visón católica y protestante del trabajo, para la primera todo se resume en ora et labora (reza y trabaja), y para la segunda el trabajo es digno de glorificarse ya que la plusvalía y la acumulación de capitales son importantes cimientos del mundo.
Puede considerarse que el trabajo parte de dos relaciones esenciales: la relación del hombre con el hombre y la relación del hombre con la naturaleza. En la primera relación, cuando se afirma que el hombre es político o social por naturaleza, se debe entender que el ser humano no es autosuficiente por sí mismo, que necesita al otro, al prójimo. Ambos se necesitan recíprocamente porque nadie puede vivir sin la ayuda de los demás. La segunda relación es una conceptualización de lo que es el trabajo, es decir una transformación que hace el hombre del ambiente que le rodea: Para vivir, el hombre necesita utilizar todo cuanto esté a su mano, es decir todo cuanto le rodea. Necesita transformar las cosas que le brinda la naturaleza para satisfacer sus apetencias y deseos.
En todo lo que hacemos cotidianamente, sea lo que sea, deberían estar implicados de suma importancia: la obligación que tenemos todos de hacer bien todo lo que hacemos, porque ello nos dignifica como personas, nos obliga a una doble lealtad, primero con nosotros mismos, y luego hacia los demás.
En una sociedad moderna y compleja como la nuestra hoy en día, el trabajo se ha convertido no en un modo de realización del ser de cada persona, sino en una realidad ajena y precaria en la que millones de seres viven para satisfacer solamente las necesidades básicas. La vida actual, caracterizada por una constante angustia de perder el trabajo, difícilmente nos proporciona condiciones favorables para realizarnos como que principalmente somos: como seres humanos.
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