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Una Melodia Que Suena A Amor


Enviado por   •  14 de Agosto de 2013  •  4.108 Palabras (17 Páginas)  •  248 Visitas

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Tomo 1

Tsubasa Cero

EL ORIGEN DE LA LUZ

Jack Black es mi nombre. Pero en la Villa de Sta. Lucia soy conocido por todos como Foster.

Como así lo indica mi apodo, fui adoptado por el sacerdote de la villa. A pesar, de haber vivido toda mi juventud en la villa, a excepción del Padre Sebastián, y Stamford Rin, hija de la dinastía Stamford y mí única amiga, ni un alma en toda la villa se dirige a mí por mi nombre.

Siempre he sido, despreciado por todos los adultos de la villa por ser un recogido. Actitud que también los jóvenes han comenzado a imitar. Sin embargo, ya estoy familiarizado con esa forma de ser. Con mis 16 años ya he enfrentado varios intentos de homicidio, por parte de los lugareños. Algunas de sus excusas son, que por ser un extranjero, no merezco un lugar en su villa. Pero sin lugar a dudas yo se las verdaderas razones.

Todos en la villa, me temen. No porque haya hecho cosas malas. Sino, más bien por mi apariencia. Mi físico es diferente al de las personas, “normales”. Mi cabello es blanco desde que tengo memoria, y mis ojos son de color rojo. Esto basto para que mucho trataran de asesinarme llamándome hijo de Satán.

Fue a mis 7 años cuando conocí a Rin. Estaba en el bosque perdido, tras huir de un grupo de bravucones, cuando oí los llantos de una niña. Tras acercarme, me fije que nunca antes había visto a aquella niña. Sacando de mi bolsillo, un pañuelo se lo di y dije.

- ¿Por qué estas llorando, acaso te perdiste? –a lo cual ella subió la mirada y asintió con la cabeza, indicando que se había perdido.

- Mi nombre es Jack, y vivo en esta villa. Si quieres te puedo acompañar. – extendiendo su mano, mientras se ponía de pie, y con una hermosa sonrisa decía.

- Soy Rin, gracias Jack… gracias por ser mi primer amigo en la villa.

“Amigo”, esa palabra que pensaba y nunca seria usada para referirse a mí. Al oír las palabras de Rin fui tan feliz que desde ese entonces hemos sido como luz y sombra, dependiendo el uno del otro. Con el tiempo entramos en el instituto de la villa. Y como era de esperarse, Rin se hizo muy popular. No solo la dulce personalidad de Rin la hace resaltar. Ella posee físico angelical. Sus ojos azules, cabellos rubios, medidas perfectas, piel blanca y con una altura de 1,76 m. que la hace una de las cinco idol del instituto. En contraste, a mi todos me discriminaban con solo verme.

El hecho de ser amigo de Rin también se volvió un problema más. A los lugareños, y en particular a los hombres no les agradaba la idea de que Rin, la heredera de la familia Stamford, se relacionara conmigo. A todos los mataba la ira de solo pensar que el fenómeno de la villa, tenía tratos con la señorita Rin. Aunque por un momento pensé en cortar mi amistad con Rin, ella me lo prohibió contundentemente.

Rin afirmaba que yo era su amigo. Y que por lo tanto, aquel que quisiera ser su amigo tendría que aceptarme a mí también.

Con mi decimo cumpleaños, paso algo que me cambiaria la vida para siempre. Un millonario investigador que había llegado recientemente a la villa, decidió adoptarme. Aquel hombre que a simple vista demostraba andar en sus 50 años, no había podido tener hijo. Todas sus esposas enfermaban y fallecían tras poco tiempo. Su nombre era, Michael Van Louis. A lo cual mi nombre cambio a Jack Van Louis. Volviéndome, de esta manera en el heredero más reconocido en el reino de Misteir. Aquel hombre me instruyo en las artes, en la ciencia y además de eso me capacito físicamente en combate.

Después de 6 años, Michael se mantenía en viajes de trabajo. Y aunque le insistía, en que me llevara con él en sus investigaciones me decía que habían algunas cosas en este menudo que todavía no debía conocer. Por lo cual, me quedaba en la gran mansión junto a Ross Van Louis mi hermana que a pesar de tener mi misma edad, ella es la que se encarga de la casa y de mí cuando Michael no está. Aunque su simple presencia, inspiraba temor. Su verdadera personalidad era muy dulce.

Junto a Ross y Rin me dedicaba a estudiar y a divertirme, mientras Michael no estaba en casa. Además, de que era Ross la que me practicaba el las artes marciales bajo las ordenes de Michael. Y aunque era extenuante, me alegraba tener una familia.

Habían pasado ya tres semanas desde que Michael, había salido por negocios, lo extraño era que no se había comunicado durante toda una semana. Ya que él tiene la rara costumbre de llamar cada noche. Tanto Ross como yo nos preguntábamos, ¿Qué estaba pasando?

Eran las 10:00 pm cuando repentinamente Michael llego. No me habría percatado, sino hubiera sido por el grito de Ross. Michael, tenia varia heridas en su pecho, espalda y rostro. Como si de una fiera salvaje se tratara, él tenía muchos rasguños.

- ¡Muchachos no es momento de explicar las cosas, pero por favor, suban al coche!

Tras las palabras de Michael, Ross me tomo del brazo, y me subió abruptamente en el coche. Michael llevaba varias armas, y además de eso en el coche había más. Atónito, solo podía observar mientras mi hermana, cerraba sus ojos y mordía sus labios, hundida en la desesperación. Fue la primera vez que vía a Ross, de esa forma, ella que siempre muestra una personalidad seria y fuerte, ella estaba siendo presa del pánico.

Michael le dijo al chofer – “Dirígete, al templo”-. Entonces mi mente solo pensaba en más y más interrogantes. ¿Porque al templo, y que es lo que está pasando? Tras esto me acerque a mi hermana y la abrace fuertemente. Michael, me miro y me dio dos armas eran unas pistolas de bolsillo, cada una cargada al máximo. Fue entonces cuando Michael, hablo por primera vez sobre las investigaciones y los trabajos que lleva a cabo.

- ¿Recuerdas, que te había dicho que aun no era tiempo para que supieras lo que yo hacía?

- S…Si - Dije mientras, mi quijada no paraba de temblar.

- Pues el momento ha llegado, en el que tú y Ross, conocerán la verdad. Mí verdad.

Tras decir esto, el chofer freno el coche, confirmando nuestra llegada al templo de Sta. Lucia. El Padre Sebastián, nos estaba esperando a las puertas de la catedral. Junto a él estaban varios encapuchados, los cuales tenían cruces metálicas en sus manos.

- ¿Qué está pasando, Padre? ¿Quienes son estos tipos?- pregunté sorprendido ante toda la situación.

- Nosotros somos los guardianes que velan por el sello de las puertas del Hades- dijo, mientras Michael añadía.

- Y tú, Jack tú eres la llave, que abrirá el sello.

Desconcertado ante lo que mis oídos, lograban oír,

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