Uno más distancia

“Distancia”

Estamos tan lejos

cuando deberíamos estar

a micrómetros de distancia...

Tus átomos

rozando los míos

y mi boca recorriéndote

de arriba a abajo,

de lado a lado,

de adentro hacia afuera

y viceversa.

Deberíamos estar

compartiendo amaneceres

y noches estrelladas,

envueltos en la calidez

de nuestra inagotable pasión;

y día a día verte sonreír,

verte juguetear con la vida,

e inevitablemente también,

verte llorar de alegría,

de sufrimiento, de inefabilidad.

Pero que llorases

sobre mi pecho,

entre mis brazos y,

acompañada de la sutileza

que expresarían mis labios,

secando tus valientes lágrimas.

Sonrisa de Guasón

Tirado en el suelo al final del olvido, con maletas vacías de nunca hospedar, pasaporte sin nombre y de cualquier sitio, con piernas de plomo y sin destino final.

Crecen las tinieblas y el sol sin salir, reto al cadáver que veo diariamente encerrado en un espejo que apunta contra mí.

Es siniestra y burlesca su sonrisa de guasón.

Le temo a sus dedos que choca a un compás, como si planeara una treta, una falacia, una venganza, una tentación...

Disfruta cuando le temo y en mi defensa, remojo mi rostro con agua del grifo oxidado, aprieto mi ojos y vuelvo a quién soy.

De nuevo veo el espejo que es de mala compañía y es cuando entiendo que ese cadáver, es la misma cosa a la que otros llaman, monotonía.

*La piel de mis suelos*

La piel con la que sueño en mis suelos, es morena, es carne de café, carne de tierra y tierra de chocolate...

La piel con la que sueño, debe ser arada con mis uñas, debe ser de un lugar recóndito... la piel de mis sueños se encuentra cerca mío, la piel que me envuelve en lujurias de olas fértiles, esa misma en la que quiero vivir eternamente.

Que sea su piel mi vivir, que sea esa piel la que purifique mis entrañas que gritan solo con vivir en ella.

No es fácil ser hombre y reconocerse como privilegiado por el sistema, como un patriarca, como promotor indirecto y directo de la violencia contra nosotras las mujeres.

No es fácil ser hombre y reconocer en su contrucción y andar a un ser diseñado para oprimir y reprimir.

Por eso sólo aquellos valientes que son capaces de reconocerse así mismos como producto de un constructo social, son quienes deconstruyen su masculinidad y empiezan a formar un nuevo ser basado en la ternura, la comprensión, la expresión, la asertividad, la libertad, la equidad y la justicia.

Ellos, esos son los hombres que nos acompañan a nosotras a construir un nuevo mundo y otras formas de sociedad.

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