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VIEJO ESTRIBILLO


Enviado por   •  18 de Mayo de 2012  •  3.407 Palabras (14 Páginas)  •  354 Visitas

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VIEJO ESTRIBILLO

¿Quién es esa sirena de la voz tan doliente,

de las carnes tan blancas, de la trenza tan bruna?

-Es un rayo de luna que se baña en la fuente,

es un rayo de luna...

¿Quién gritando mi nombre la morada recorre?

¿Quién me llama en las noches con tan trémulo acento?

-Es un soplo de viento que solloza en la torre,

es un soplo de viento...

Di, ¿quién eres, arcángel cuyas alas se abrasan

en el fuego divino de la tarde y que subes

por la gloria del éter? -Son las nubes que pasan;

mira bien, son las nubes...

¿Quién regó sus collares en el agua, Dios mío?

Lluvia son de diamantes en azul terciopelo...

-Es la imagen del cielo que palpita en el río,

es la imagen del cielo...

¡Oh, Señor! La belleza sólo es, pues, espejismo!

nada más Tú eres cierto, sé Tú mi último Dueño.

¿Dónde hallarte, en el éter, en la tierra, en mí mismo?

-Un poquito de ensueño te guiará en cada abismo,

un poquito de ensueño...

EL CELAJE

¿A dónde fuiste, amor; a dónde fuiste?

Se extinguió en el poniente el manso fuego,

y tú que me decías: "Hasta luego,

volveré por la noche"... ¡No volviste!

¿En que zarzas tu pie divino heriste?

¿Que muro cruel te ensordeció a mi ruego?

¿Que nieve supo congelar tu apego

y a tu memoria hurtar mi imagen triste?

¡Amor, ya no vendrás! En vano, ansioso,

de mi balcón atalayando vivo

el campo verde y el confín brumoso.

Y me finge un celaje fugitivo

nave de luz en que, al final reposo,

va tu dulce fantasma pensativo.

EN PAZ

Artifex vitae artifex sui

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,

porque nunca me diste ni esperanza fallida,

ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

Porque veo al final de mi rudo camino

que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,

fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:

cuando planté rosales coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:

¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;

mas no me prometiste tan sólo noches buenas;

y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.

¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

RÉQUIEM

¡Oh, Señor, Dios de los ejércitos,

eterno Padre, eterno Rey,

por este mundo que creaste

con la virtud de tu poder;

porque dijiste: la luz sea,

y a tu palabra la luz fue;

porque coexistes con el Verbo,

porque contigo el Verbo es

desde los siglos de los siglos

y sin mañana y sin ayer,

requiem aeternam dona eis, Domine,

el lux perpetua luceat eis!

¡Oh, Jesucristo, por el frío

de tu pesebre de Belén,

por tus angustias en el Huerto,

por el vinagre y por la hiel,

por las espinas y las varas

con que tus carnes desgarré,

y por la cruz en que borraste

todas las culpas de Israel;

Hijo del Hombre, desolado,

trágico Dios, tremendo Juez:

requiem aeternam dona eis, Domine,

el lux perpetua luceat eis!

Divino Espíritu, Paráclito,

aspiración del gran Iavéh,

que unes al Padre con el Hijo,

y siendo El Uno sois los Tres;

por la paloma de alas níveas,

por la inviolada doncellez

de aquella Virgen que en su vientre

llevó al Mesías Emmanuel;

por las ardientes lenguas rojas

con que inspiraste ciencia y fe

a los discípulos amados

de Jesucristo, nuestro bien:

¡requiem aeternam dona eis, Domine,

el lux perpetua luceat eis!

SI UNA ESPINA ME HIERE...

¡Si una espina me hiere, me aparto de la espina,

...pero no la aborrezco! Cuando la mezquindad

envidiosa en mí clava los dardos de su inquina,

esquívase en silencio mi planta, y se encamina hacia más puro

ambiente de amor y caridad.

¿Rencores? ¡De qué sirven! ¿Qué logran los rencores?

Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.

Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,

y no prodiga savias en pinchos punzadores:

si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,

se llevará las rosas de más sutil esencia;

y si notare en ellas algún rojo vivaz,

¡será el de aquella sangre que su malevolencia

de ayer vertió, al herirme con encono y violencia,

y que el rosal devuelve, trocado en flor de paz!

EL TORBELLINO

»Espíritu que naufraga

en medio de un torbellino,

porque manda mi destino

que lo que no quiero haga;

»frente al empuje brutal

de mi terrible pasión,

le pregunto a mi razón

dónde están el bien y el mal;

»quién se equivoca, quién yerra;

la conciencia, que me grita:

¡Resiste!, llena de cuita,

o el titán que me echa en tierra.

»Si no es mío el movimiento

gigante que me ha vencido,

¿por qué, después de caído,

me acosa el remordimiento?

»La peña que fue de cuajo

arrancada y que se abisma,

no se pregunta a sí misma

por qué cayó tan abajo;

»mientras que yo, ¡miserable!,

si combato, soy vencido,

y si caigo, ya caído

aún me encuentro culpable,

»¡y en el fondo de mi mal,

ni el triste consuelo siento

de que mi derrumbamiento

fue necesario y fatal!»

Así, lleno de ansiedad

un hermano me decía,

y yo le oí con piedad,

pensando en la vanidad

de toda filosofía...,

y clamé, después de oír

«¡Oh, mi sabio no saber,

mi elocuente no argüir,

mi regalado sufrir,

mi ganancioso perder!»

VIA, VERITAS ET VITA

Ver en todas las cosas

del Espíritu incógnito las huellas;

contemplar

...

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