Veganimo
Enviado por congazor • 24 de Octubre de 2013 • Tesis • 2.704 Palabras (11 Páginas) • 245 Visitas
VEGANISMO
De la teoría a la acción
Salvador Cotelo
ochodoscuatro ediciones
Editan: Asociación cultural Derramando Tinta y Local Anarquista
Magdalena
Depósito legal: M-23879-2013
ISBN: 978-84-695-7890-2
Todos los beneficios de la venta de este libro irán destinados a la
liberación animal.
Queda permitida y recomendada la reproducción total o parcial de
estos textos únicamente para el debate y la difusión anticomercial.
La primera edición de este libro salió a la calle a finales de 2011.
La segunda y presente edición se imprimió en Agosto de 2013 en Madrid
A las víctimas del especismo.
ÍNDICE
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
LA TEORÍA
Las diferentes formas de discriminación
El especismo argumentado en profundidad
Los derechos animales
Alimentación
Vivisección
Zoológicos
Tauromaquia
Caza y pesca
Vivir con animales
Ovolactovegetarianos
Proteger el hogar de los animales
LA PRÁCTICA
Introducción
Diferentes estrategias, diferentes resultados
Transmitir el mensaje
Otras cuestiones relevantes
Protectoras, refugios y santuarios
Protestas
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Investigaciones
Interrupciones de actos
El sabotaje de la caza
Sabotaje de la propiedad
Los rescates
Las liberaciones
Apoyo a activistas represaliados
La violencia física
EPÍLOGO
BIBLIOGRAFÍA
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PRÓLOGO
Hace unos años llegó por casualidad a mis manos un libro sobre el respeto a
los animales. Al principio no le presté mucho interés, pensé que yo ya era un
amante de los animales y el libro no me podría aportar mucho. Desde niño
había sentido pasión por ellos y me consideraba incapaz de hacerles ningún
daño.
Sin embargo, el planteamiento de ese libro era totalmente contrario a la educación
que había recibido en mi familia y en la escuela. El autor afirmaba que
para respetar a los animales había que dejar de utilizarlos como un recurso y
para ello aportaba como única solución una forma de vida libre de productos
de origen animal. Según él, yo, a pesar de amar a los animales, los estaba
explotando para mi beneficio.
Mi primera reacción fue de rechazo e indignación. Me sentí insultado. Pero
afortunadamente seguí leyendo. Me propuse valorar sus ideas desde una perspectiva
objetiva e intentar contraargumentar lo que esa persona decía. Poco a
poco la idea que me habían inculcado de que los animales existen para servirnos
se fue desvaneciendo. Empecé a pensar que los cerdos, las gallinas, las vacas, las
ovejas o los peces merecían ser respetadas igual que mi perro o igual que yo.
Me di cuenta de que son individuos con intereses e inquietudes y que tienen
capacidad de sufrir y disfrutar de la vida.
Pensé que, en el fondo, lo que el autor de aquel libro estaba diciendo era
razonable. No podía respetar a los animales y a la vez comérmelos o vestirme
con sus cuerpos. No podía hablar de derechos animales sin antes respetar su
derecho a la vida o a la libertad. Decidí que progresivamente dejaría de utilizar
productos de origen animal y adoptaría una forma de vida vegana.
Las primeras semanas como vegano me supusieron un esfuerzo. No conocía a
nadie con estas inquietudes. Por aquel entonces en Internet había muy poca
información sobre el tema y yo no sabía prácticamente nada sobre nutrición
y cocina, así que pensé que no lo aguantaría. Echaba de menos la carne y,
sobre todo, el queso.
8
Unos meses después de hacerme vegano, un día caminando por la calle paró
frente a mí un camión cargado de cerdos que, sin ninguna duda, se dirigía al
matadero. Fueron sólo unos segundos pero la imagen me impactó enormemente.
Pensé en que dentro de unas pocas horas todos ellos estarían colgando
de un gancho, más tarde serían descuartizados y envasados y dentro de unos
días alguien se estaría comiendo sus cuerpos sin vida. Miré a mí alrededor y
observé que nadie mostraba el más mínimo interés por esa dramática escena.
Actuaban como si el camión estuviese cargado con mercancía, en lugar de con
animales a los que llevaban a una muerte segura.
Aunque la imagen del camión de cerdos fue muy triste, para mí tuvo un lado
positivo. Cuando el camión se alejó me sentí culpable por no haber sido capaz
de hacer nada. Después pensé que yo, al menos, ya no tenía nada que ver con
esas muertes. Afortunadamente ya no formaba parte de ese negocio. Desde
entonces no he vuelto a echar de menos la carne, el pescado, los huevos o la
leche; ni tampoco el cuero, la lana, los productos testados en animales, los
circos o los zoológicos. Ahora, cuando veo un trozo de carne no pienso en su
sabor. Pienso en cómo era la vaca, qué vida habría llevado y cómo habría sido
tratada para acabar ahí.
Ha pasado mucho tiempo desde aquello y cada vez tengo más claro que cuestionarme
el especismo y adoptar una forma de vida vegana es la mejor decisión
que he tomado en mi vida. Cada vez me interesa más el tema y creo con más
firmeza que todos los individuos con capacidad de sentir deben ser respetados
por igual, sin tener en cuenta la raza, el sexo o la especie a la que pertenecen.
Ahora me siento más optimista con esta causa. Cada vez hay más grupos por la
defensa animal que no luchan por jaulas más grandes o muertes menos dolorosas.
Luchan para que los animales dejen de ser tratados como “algo” y pasen a
ser tratados como “alguien”. Organizaciones abolicionistas salen frecuentemente
en la prensa fomentando el veganismo. Ahora muchos supermercados venden
leche de origen vegetal, yogures de soja y muchos otros productos que hacen
muy fácil llevar una alimentación totalmente vegetariana.
Es posible que estemos muy lejos de alcanzar una sociedad completamente
libre de explotación
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