Veyne. Paul. "La Autoridad Mora", Sabiduría Popular Y "La Molicie"
Enviado por ALEXEYA • 19 de Noviembre de 2013 • 533 Palabras (3 Páginas) • 555 Visitas
Veyne. Paul. "La autoridad mora", Sabiduría popular y
"La molicie"
AUTORIDAD MORAL
Un senador, no es un hombre corno los demás: todo lo que diga es público y como tal ha de ser creído; juzga los actos públicos y privados un senador declaraba cómo debía vivir un ciudadano digno de este nombre.
Si al senador le da por escribir como historiador o como filósofo, sus libros no se leerán como los de los simples mortales.
Todo noble ha de poseer gravedad, ya que es una persona de peso, saber estar de broma y ser sencillo entre las cuatro paredes de su casa es el mérito suplementario de un senador.
Un noble no puede permitirse bromas en público o será considerado un bufón.
Las gentes del pueblo sí que podían cantar en público, mientras hacían la vendimia o se dedicaban a sus chapuzas. Por eso pudo escribir Séneca: «Un pobre se ríe con más frecuencia y de mejor gana.»
A pesar de cuanto se haya podido decir, Roma no fue nunca un Estado de acuerdo con el derecho civil o público, sino un Estado que obedecía en todo a una realidad desconcertante para el sociologismo moderno.
SABIDURÍA POPULAR
La vida pública obedecía a las doctrinas de los miembros de la clase gobernante y la vida privada que se hallaba interiorizada como autocensurada.
Recuérdese a aquel mal amo que, avergonzado de haber maltratado a sus esclavos, Suplicó a que le azotaran.
En aquella época la astrología se consideraba como una doctrina culturalmente distinguida y altamente científica: había grandes personajes que no hacían nada sin haber consultado a su astrólogo.
Los sueños, a su vez, podían ser premonitores: la cuestión era muy discutida.
Otra cuestión de moda era saber si existían los fantasmas
Un miedo muy extendido era el del «mal de ojo». A fin de protegerse de él, se hacía pintar o esculpir a la entrada de las casas un «phaltus». (todos esos eran temores de la gente rica)
El hombre del pueblo aleccionaba en teoría a sus hijos anticipándoles el futuro sobre la base de los errores ajenos y trazando ante ellos un díptico del bien y del mal, así como de la prudencia y la Imprudencia en la conducta de la Vida privada.
LA MOLICIE
Al margen de semejante sabiduría popular, Roma tuvo también doctrinas orales, códigos de “buen sentido” que eran comunes a todas las clases de la sociedad y cuyo alcance abarcaba todos los problemas posibles.
La molicie ablanda a los individuos y pierde a las sociedades, que no son sino agregados de individuos
La molicie no parece ser ante todo más que una desviación entre otras, reconocible
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