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Violencia Intrafamiliar


Enviado por   •  13 de Agosto de 2013  •  3.546 Palabras (15 Páginas)  •  198 Visitas

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INTRODUCCION

El presente es un análisis retrospectivo sobre mi vida en relación a la educación recibida en las escuelas que eh cursado mi educación tanto básica, media superior y superior.

Para comenzar La educación, (del latín educere 'sacar, extraer' o educare 'formar, instruir') puede definirse como:

 El proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la palabra, pues está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes.

 El proceso de vinculación y concienciación cultural, moral y conductual. Así, a través de la educación, las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos.

 Proceso de socialización formal de los individuos de una sociedad.

 La educación se comparte entre las personas por medio de nuestras ideas, cultura, conocimientos, etc. respetando siempre a los demás. Ésta no siempre se da en el aula.

“Mi permanencia en la escuela”

En estos tiempos de comienzo de siglo, es común escuchar que estamos en la sociedad del conocimiento, y parte de esto se debe a que el hombre de hoy es un sujeto más informado. La información se despliega a lo largo y ancho de la sociedad, es como una nube dinámica que penetra a través de la televisión, la Internet, la radio, y la prensa, entre otros; medios que permiten al individuo estar al tanto de todos los sucesos que ocurren en el planeta o en gran parte de este.

Podemos comunicarnos con alguien a quien no conocemos, y hasta llegar a sentir cierta afectividad por él; caso de los correos electrónicos y los Chat; pareciera que fuera una comunicación con seres del más allá; muertos que responden a nuestro llamado en busca de más información. Comunicación que carece en gran parte de la calidez, del tacto, del abrazo, de la mirada. Comunicación que no necesita tanto de los sentidos (considerados de suma importancia en la modernidad) y que por tanto, no juegan un papel preponderante en el conocimiento.

La mayoría de los hombres y las mujeres de hoy, son sujetos que, sin tener en cuenta su situación económica, disponen de un radio, un televisor o del otro medio, para saber como se deben vestir, hablar, comportarse, comprar, pues lo común es usar lo que el resto de la población consume.

Es un sujeto globalizado que: incluido o excluido, siempre se encuentra informado; tal vez no en la misma proporción de aquellos que pueden acceder a medios tecnológicos más avanzados, pero en la cotidianidad de la vida, se encuentra informado. Información que circula como fantasma imperceptible en medio de la realidad compartida de los humanos.

Esta información llega a todos por igual, tanto a seres instruidos en conocimiento científico, como a seres educados en conocimiento popular; seres del común, de la vida; seres que hacen parte del conocimiento que muchas veces no es razonado, ni verificado, sino que da la posibilidad de cometer disparates.

Esa información que a la vez es conocimiento dado por la tradición y la experiencia; que no es sistemática, ni regulada, ni controlada sino cotidiana, es a la que me quiero referir, pues es la información producto de un conocimiento que hace parte de mi actuación frente a la vida y la vida de los otros. Conocimiento cotidiano que es intersubjetivo y que me permite vivir como ser social; conocimiento que en ocasiones no necesita del pensar, sino que aparece manifiesto en la palabra viva que expresa lo que se siente y lo que se vive.

Es el conocimiento del mundo de la vida, que es comunicado por medio del lenguaje en todas sus manifestaciones (verbal, corporal, escrito, artístico); conocimiento no institucionalizado que me permite representarme y representar a los demás. Conocimiento que es parte de mi ciclo y espacio vital y a la vez nuestro; conocimiento comunicado en la escuela de la vida, del barrio, donde mis maestros por así decirlo, fueron mis padres, tíos, abuelos, conocidos, vecinos o cualquier persona que estuvo cerca en mi crianza-educación y que compartió la urbe donde nací.

Este conocimiento de la vida cotidiana, es análisis del actual científico social que, inmerso en él, alcanza a comprender que allí se encuentra la esencia de la vida, el infiere que la vida misma del hombre y la mujer no se encuentran cuadriculadas, ni esquematizadas, ni rígidas; sino que es una vida compuesta por seres humanos complejos, que a su vez componen una sociedad compleja que se mueve unas veces en medio del orden, y otras veces en medio del desorden.

Es la vida que difiere de los informes científicos casuísticos; es la vida donde está inmersa la tienda, la panadería, la escuela, la iglesia, la zapatería, el parque y otros tantos espacios que hacen que estamos compuesto de algo más que simple materialidad corpórea y que toca la esencia de su espíritu construido por el otro.

En medio de este mundo vital, mi mamá decía: “hija, estudia para que seas alguien en la vida”. Cuando me lo dijo la primera vez, supe equivocadamente que en ese momento no era nadie, y que tal vez, necesitaba de una preparación especial para poder serlo. No sé si se refería a que necesitaba conseguir dinero para ser importante, y por fin ser alguien en la vida. O tenía que saber en conocimiento formal más que otros para realmente ser alguien en la vida. En conclusión, no sé a qué se refería; lo que sí me llamó la atención en esos momentos, es porque no me dijo: hija, estudiemos para que seamos alguien en la vida. De pronto la oportunidad para ella ya había pasado, no sé quién se lo dijo o como se lo creyó.

Respecto a lo que sucedió después, es la iniciación y transcurso de mi vida escolar, la cual quiero relatar en forma corta, con el fin de poder compartir que en la vida no hay que luchar para ser alguien, pues la esencia de la misma se encuentra en todas partes, y la escuela, es sólo una más de nuestras experiencias como seres sociales, donde no se encuentra todo el conocimiento, sólo una parte de este.

Pues bien, me inscribieron a la escuela, porque según mis papas y personas cercanas, esa era la posibilidad de ser alguien en la vida. Lógicamente adquirí conocimiento más no dinero; me extrañó que en vez de recibir algo de capital, tenía más bien que dar para el aseo del plantel o las ventas de la semana.

En la escuela, supe las simplezas de la

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