Vísteme despacio que tengo prisa
Enviado por tecnica62 • 16 de Mayo de 2018 • Resumen • 1.732 Palabras (7 Páginas) • 108 Visitas
Tipo educativo: Educación Básica Tema: ¿Cómo organizar la escuela de educación básica para que sea eficaz?
Región: 4
Propuesta:
La normalidad mínima: una necesidad institucional
Lic. Erika Domínguez García ackire2010@hotmail.com
La mejora institucional depende varios factores externos, que lleven a la comprensión del cambio educativo. Las escuelas viven en bombardeo de acciones, estrategias, políticas, implementaciones y proyectos que intentan, en un desesperado esfuerzo, mejorar la calidad de la educación. l@s docentes piensan que todo es elaborado detrás de un escritorio, los responsables aseguran que l@s docentes se resisten al cambio, los directores se dedican a justificar recursos, y la sociedad culpa a tod@s y no asume su responsabilidad.
Vísteme despacio que tengo prisa
Napoleón Bonaparte
En México, las políticas educativas han estado encaminadas a la cobertura, con la construcción y obligatoriedad de la educación básica, así como a las reformas y modificaciones de planes y programas de estudio; pero a pesar de todos los esfuerzos realizados los resultados han sido los mínimos. Las instituciones sirven para todo, están a merced de cuestiones políticas, económicas y sociales que le restan tiempo, espacio y esfuerzo al logro de aprendizajes y el desarrollo de competencias, la práctica docente continua con actuares obsoletos de la vieja escuela (la implementación de la reforma con sus múltiples estrategias no ha logrado tener el impacto necesario en la apropiación de la metodología), el personal directivo tiene demasiada carga administrativa (lleva años la falsa promesa de descarga) que en pocas o nulas ocasiones logra acompañar a l@s docentes; dependencias estatales, regionales y de zona están inmersas en una rendición de cuentas que desvaneces todo tinte académico de las estrategias educativas. Todo mundo tiene injerencia en la vida de la comunidad escolar, mientras que las instituciones sufren todas o algunas de estas dolencias: deterioro de los inmuebles y del mobiliario, incumplimiento de horarios de clase y del calendario escolar por múltiples razones, necesidad de actualización docente con estrategias de impacto en la práctica pedagógica, presiones sociales, por mencionar algunas.
Cuando a inicios del ciclo escolar 2013-2014 se habló de instaurar el Consejo Técnico Escolar al interior de cada institución integrado por el colectivo docente encargado de planear acciones en función a las necesidades particulares de su escuela y que de manera concreta se dedicarían a cumplir satisfactoriamente su misión. Entonces nos brindan los rasgos de normalidad mínima (termino que fácilmente puede confundirse con normatividad, sin embargo el éste se deriva de lo “normal” que es un concepto relativo que varía de acuerdo a la cultura, contexto e inclusive el tiempo histórico) que parten del funcionamiento esperado de un plantel educativo y entonces lo normal mínimamente es que todas las escuelas brinden el servicio educativo los días establecidos en el calendario escolar, todos los grupos deben disponer de maestros la totalidad de los días laborables, tod@s l@s maestr@s deberán iniciar puntualmente sus actividades, tod@s l@s alumn@s deberán asistir a todas las clases, todos los materiales para el estudio deberán estar a disposición de cada un@ de l@s estudiantes y se usarán sistemáticamente, todo el tiempo escolar se ocupará fundamentalmente en actividades de aprendizaje y estas lograrán que todos los alumnos participen en el trabajo en clase consolidando su dominio de la lectura, escritura y las matemáticas de acuerdo a su grado educativo. En función de lo anterior cada escuela priorizó sus necesidades y sus metas, sin embargo, es la primera ocasión en que cada institución piensa en un plan estratégico para sí misma, claro, lleva ya algunos ciclos escolares trabajando en la elaboración de un Plan Estratégico de Transformación Escolar, pero cuántas lo hacían en conciencia de un diagnóstico. El PETE era sólo diseño de los directivos, muchas de las veces no lo conocía el colectivo docente. Ahora hablamos de la realidad institucional.
Se necesitan “atan cabos”, la recuperación de la normalidad mínima en la educación básica es una necesidad impostergable, es cuestión de justicia y equidad social. La normalidad es la forma en la que debe funcionar la escuela día a día, es necesario repensar aquellas cosas que se dan por hechas. Para que la normalidad mínima sea una realidad es necesario pensar en cambios estructurales. Es fundamental contar con el número de escuelas o grupos al interior de ellas en congruencia con la población que atiende, la sobrepoblación en las aulas es cada vez más visible, sobre todo en los niveles de primaria y secundaria, así como la contratación del número de docentes necesarios para atender a cada uno del grupos en las instituciones y que estos tengan la preparación necesaria para ejercer la función, que la movilidad laboral sea regulada, hay casos en las que un grupo tiene más de dos docentes a lo largo de un ciclo escolar, docentes con diferentes estilos de enseñanza que difícilmente llegan a conocer realmente al grupo y que por lo tanto las actividades que plantean no siempre tienen congruencia con l@s alumn@s y el contexto al que pertenecen. Diseñar estrategias de actualización y formación docente en la que “la implementación de la reforma” vaya más allá de que el colectivo docente recite lo contenido en los planes y programas de estudio, necesitamos estrategias factibles en las que todos los actores educativos lleguemos a entender el marco general, así como el sentido subjetivo, que responda al qué y al cómo del cambio. L@s docentes en este afán de mejorar su práctica (porque es una exigencia de tod@s) comienza a innovar y en esa necesidad tan abrumante realiza demasiadas “cosas” inconexas, inconclusas y fragmentadas, y la causa es la poca o nula comprensión del “cambio” siendo la fragmentación la dolencia en todas las instituciones.
...