YO QUISE ALGUNA VEZ AMAR UNA PERSONA

YO QUISE ALGUNA VEZ AMAR UNA PERSONA

Yo quise alguna vez amar a una persona

Pero la desprecie. ”Ay Dios me perdona!”.

La quise y me quiso, los dos sentimos igual,

hasta que sin saber, le puse el final.

Le puse final, y quedo llorando ella,

pensó que no sabía, que iba a perderla.

Que iba a perderla, y que Dios allá arriba,

iba a saber lo que yo perdería.

Así que la perdí” O Mi Dios, me perdona”

Y la deje llorando como a la peor persona.

La vida se me fue sin saber ni que pensar,

ame a otras mujeres, amando sin amar.

Ame, pero que sentido tendrían los amores

llenos de bebidas, de regalos y flores.

Si al final ninguna se pareció a ella,

así se fue mi vida entre locura y tinieblas.

Así que fue muy tarde cuando lo entendí,

que a ninguna quise como a la que perdí.

Pensé muy mal de ella. "Dios me perdona”

pues en toda mi vida, fue la mejor persona.

La vida está llena de historias y de cuentos,

de rebeldes y extraños, de buena gente y tontos…

No sé yo, en que grupo me distinguiría,

si la tuviera a ella y no la perdería.

Así, pues sin saber perdí a esta persona

en un día rebelde que pareció una broma.

Una broma tan costosa, que me costó una vida,

pues si tuviera otra, con ella la viviría

Ya entiendo ahora que no fue una broma,

malgaste mi vida” Dios me perdona”

Y no fue solo mi vida, también fue la de ella

por ahí dicen que nunca encontró a su estrella.

Si no es mentira, dicen que aún me ama

así que a los dos nos quemó la llama.

I I

Aún recuerdo el día en que la conocí,

Aun recuerdo el día en que la perdí.

Eran dos extremos que yo al juntarlos

nunca de mi mente pude olvidarlos.

“Ay Dios me perdona” Sé que fue un error,

pues nada en mi vida pudo ser peor.

Ahora vivo igual, en mi umbral soltero,

lejos de aquel amor que fue verdadero.

Vivo, pero mi vida, nunca ha sido igual,

como cuando ella vivía en mi umbral.

Trate de amar y perdí la pasión

y hoy con humildes, yo le pido perdón.

I I I

Me persigue la angustia de sentirla un día

de llamarla “amor”, y creer que es mía.

De sentir que fue, y que no se ha perdido,

de tenerla cerca como un buen amigo.

De llamar su nombre, mirándonos a las caras,

de decirle cosas de frente y claras.

Llenarla de besos. Vivir y sentir.

De soñar con ella antes de dormir.

Despertar con ella lleno de bondad,

arropados siempre con felicidad.

Pero ya es hora de considerar,

que aquel amor no va a regresar.

I V

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