Yocanú, un gigante dormido.

Yocanú, un gigante dormido

Érase una vez al norte del territorio del gran cacique Agϋeybana. Una tierra solitaría que era visitada y cultivada por un joven indio llamado Yocanú. Él era hijo del dios Yukiyú y de la diosa kasabi . Un buen día, el preocupado por la falta de belleza de ese lugar decide hablar con su padre para pedirle permiso para ataviarlo; como su progenitor lo había hecho con el resto de esa isla bañada por el Mar Caribe y el Océano Atlántico.

Su padre lo autoriza pero le dice: -“ataviarás ese lugar después que alcance a tu novia desde la Tierra y te case con ella”. Yocanú decidió cumplir con la orden que le dió su padre para luego hacer realidad su sueño .Rápidamente fue en busca de su prometida Karaya que solo podía verla en las noches luego que su hermano Guey se cansara de alumbrar y custodiar la tierra. El empezó a estirar sus brazos y su cuerpo con gran fuerza para tratar de alcanzar a su novia desde la tierra. Ella brillaba con un gran resplandor en apoyo a su amado Yocanú. El estiraba su cuerpo y sus brazos cada día con más fuerza pero no alcanzaba su amada que él veía cada vez más lejana. Su novia al verlo sufrir porque no podía alcanzarla decide hablar con Yukiyú para que cambiara su petición. Este le respondió: “Toda obra lleva sacrificio y el de Yocanú es pequeño comparado con todos lo que sean hechos para realizar este paraíso”.

Karabi se fue muy triste y con el corazón lleno de compasión por su amado. Ella decide bañarlo con una luz mágica que le provocó un sueño profundo. Su saco de semillas se abrió y el dios Juracán las esparció por encima de él. Rápidamente empezaron a brotar las semillas que él pensaba cultivar para hacer fértil ese lugar. Desde ese momento, los nativos de la isla comenzaron a ver una cadena de montañas con la forma de un gigante dormido.

Más tarde los habitantes de ese paraíso terrenal lo llamaron al Pueblo Adjunta” la Cuidad del Gigante Dormido. El eterno enamorado de la Karabi ahora decora a este lugar que estaba vacío con su propio cuerpo. Así se cumplió el deseo del indio con la ayuda de su amada que lo vigila y lo cuida todas las noches desde su trono en el cielo.

Yocanú

Indio guerrero, con corazón valiente

Que tu amor sacrificaste

Para ataviar la tierra de Guilarte

Con tu propio cuerpo gigante.

Tu amada Karabi

tu dolor no soportó

y con magia te cubrió

y así tu sueño se realizó.

Adjunta, tú ataviaste

Con tu cuerpo gigante

Pero tu alma lo supera

Por eso Karabi aún te espera.

Solo su amor ha durado siglos

y los nativos respetan sus sacrificios

Que Yukiyú aprueba

Desde su trono en el cielo

Y aquí en la tierra.

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