Zoologicos

Para comenzar, Leyton, F. (2007) presenta que los zoológicos afirman que éstos conservan a especies en peligro de extinción. En cambio, la autora muestra que el 95% de la tasa de animales no se encuentran en peligro. Leyton, F. (2007) sostiene que menos del 1% de las especies en peligro que están en zoológicos ingleses han sido reintroducidos a la naturaleza, y animales como tigres, elefantes y chimpancés nunca han logrado esto. También establece que el 21% de los establecimientos de animales de este país dicen financiar proyectos de conservación, pero que solo el 11% lo hace realmente. Además, los zoológicos aseguran que existen para educar al público. No obstante, Leyton, F. (2007) destaca la mayoría no tienen programas educativos o de estudio, y que los carteles externos están a menudo incompletos, incluso ilegibles o inexistentes. Por otro lado, Samargo, J. (2009) expone que si de él dependiera, cerraría todos los zoológicos, debido a que los animales están siempre detrás de barrotes, dificultándoseles el movimiento. Presenta que, según los padres, las visitas a estos lugares son muy instructivas, sin tomar en cuenta las víctimas de la crueldad humana.

En otro orden de las cosas, Morrone, J. (1997) se pregunta desde hace ya varios años: ¿Deben existir los zoológicos? Encontraríamos que existe una división en cuanto a las respuestas. Así pues, tenemos cuatro respuestas afirmativas, ya que sostienen que los zoológicos contribuyen al entretenimiento, educación, a la investigación científica y la preservación de especies en peligro de extinción. Sin embargo, existe un argumento en contra, el cual establece que los humanos no tenemos el derecho a privar a los animales de la libertad en la que se encuentran en la naturaleza. Por otro lado, Leyton, F. (2007) argumenta que el 85% de los zoos ingleses nunca han hecho una publicación científica entre 1977 y 2001. Asimismo, duda que los estudios realizados por éstos sean válidos, ya que los animales son mantenidos en condiciones innaturales, sobreprotegidos, dañándolos física y mentalmente.

Acto seguido, Morrone, J. (1997) enfatiza en el hecho de que, con el propósito de entretener a un público determinado y obtener ganancias, incluso hasta la más respetada institución, provee de algún espectáculo con animales entrenados. No obstante, a pesar de que divertir a un público podría considerarse una buena razón de ser de los mismos, esto no justifica de ninguna manera su existencia. Es decir, muchas personas no aceptan la idea de que la recreación sea el principal objetivo de los zoológicos. Análogamente, Leyton, F. (2007) señala además que los hábitats artificiales de los animales en cautiverio les generan graves problemas: comportamientos anormales, desórdenes reproductivos y problemas fisiológicos.

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