CASO CIRCULO ZINKER

La observada es la “Tía Rocío” (Tía), mujer de aproximadamente 60 años con un carácter un poco difícil y con actitudes de enojo constante, y que conforme al taller que ya tomamos, me la impresión que podría tener tintes de personalidad paranoides. Tiene la costumbre de quejarse de que nadie le ayuda a cuidar a su mamá, pero cuando alguien se ofrece o intenta, ella hace lo imposible (no sé si consciente o inconscientemente) por ahuyentarlo.

CONTEXTO: Domingo por la tarde, cumpleaños de Leonardo, sobrino de mi mujer y sobrino nieto de la tía Rocío; festejo muy sencillo en el que se partió un pastel y que se llevó a cabo en casa de “los abuelos”, quienes son padres de la tía Rocío y donde también vive esta.

Lo que pude observar en mi incipiente aprendizaje del ciclo de Zinker, fue:

1. REPOSO: Supongo que este estado (desconozco si es correcto) era el que existía en la Tía, antes de que las visitas llegáramos a su casa. Digo “supongo” porque no me consta.

1. SENSACIÓN: Tocamos el timbre y cuando la puerta se abrió, era la Tía, ostentaba una sonrisa, fingida a mi parecer, pues daba la impresión que algo le incomodaba y que no le dio el mayor de los gustos el vernos. Aclaro que daba la impresión de no recibirnos con gusto pero por su necesidad, no porque fuésemos en especial mi mujer y yo.

1. DARSE CUENTA O FORMACIÓN DE FIGURA: La Tía, pareciera que no le encanta la idea de no ser el centro de atención ni que estemos atentos a otras cosas que a sus constantes quejas y reclamos (directos o indirectos); pues por ser cumpleaños de Leo, toda la atención se dedicaba a él y cada vez que ella hacía alguna manifestación (verbal o actitudinal) de incomodidad (o de llamar la atención); nos limitábamos a atenderlos con un “qué mal”, “ojalá se arreglé” y similares.

1. ENERGETIZACIÓN: De repente; cuando todos bromeábamos por la naturaleza de la reunión (festejo de cumpleaños); se nos quedaba viendo a todos con lo que parecía desdén, daba la impresión que nuestra alegría le incomodaba; de hecho, cuando le buscábamos la cara “rogando” por su empatía, nos regresaba una mirada dura y con el ceño fruncido.

1. ACCIÓN: Se levantó decidida y dijo que no estaba a gusto, dijo que ya se iba porque debía lavar los trastes.

1. CONTACTO: Me parece que este no se llevó a cabo y que se trata de un ciclo interrumpido, pues, desde mi apreciación, no satisfizo su necesidad, que según yo, era de atención y conmiseración por parte de los demás.

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