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COMUNUCACION Y DIRECCION DE REUNIONES


Enviado por   •  3 de Agosto de 2012  •  2.208 Palabras (9 Páginas)  •  505 Visitas

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La Comunicación y Dirección de Reuniones de Trabajo

La Comunicación vista como fenómeno social, como puede ser definida como un proceso de interacción social que se produce a través de símbolos y sistemas de mensajes.

Filósofos y sociólogos utilizan este concepto para designar el carácter específicos de las relaciones humanas en cuanto son o pueden ser relaciones de participación recíproca y de comprensión; Por lo que debe entenderse como sinónimo de intercambio, interrelación y vida en sociedad.

Los hombres forman la sociedad porque se comunican en la actividad productiva, esto es, porque pueden participar recíprocamente de sus modos de ser, en la resolución de sus necesidades productivas y en transmisión de ideas, pensamientos, experiencias, conflicto, aspiraciones, etc., respecto a las mismas. La comunicación es el proceso de solución de un problema concreto, porque surge cuando el hombre siente una necesidad en la esfera de su actividad y requiere la cooperación de otros para satisfacerla.

Así, en toda actividad laboral aparece la comunicación como contenido y forma de la misma:

Contenido: El aporte de cada participante al proceso general de trabajo en el marco de la actividad colectiva, es comunicación.

Forma: El modo de organización de la actividad laboral, la forma en que se garantiza la división social del trabajo (Quién dirige y orienta, quiénes son dirigidos, como fluye la información necesaria, etc.) es comunicación.

La comunicación no se limita al conjunto de relaciones humanas existentes, dadas; sino que contempla de igual modo las que aún no existen pero pueden ser establecidas, en la que comunicación es también, Posibilidad de Relaciones.

Si vemos la comunicación como proceso de interacción social; Sinónimo de intercambio, interrelación y vida en sociedad; Proceso de solución de problemas; contenido y forma de la actividad laboral y, en síntesis, relaciones humanas existentes y posibles; podemos llegar a la conclusión de que la comunicación es la esencia misma de la dirección de nuestro centro escolar y de cualquier empresa.

De modo que el hombre que no haya desarrollado capacidades comunicativas en correspondencia con la actividad, nunca será capaz de dirigir. Carecerá del instrumento fundamental para concebir y desarrollar una reunión, organizar un proceso, delegar autoridad, inducir un cambio, etc.

La comunicación es consubstancial a la dirección al extremo de que, puede afirmarse sin lugar a dudas, que la autoridad real es directamente proporcional a la capacidad comunicativa del dirigente. Incluso puede decirse que la forma en que cada dirigente establece y desarrolla la comunicación. En el cumplimiento de sus funciones como tal, es en esencia, su Estilo de Dirección.

La capacidad de dirigir es la capacidad para estructurar de manera armónica, sistémica y sistemática las funciones de dirección, pero la misma no nace por generación espontánea, sino que surge y se desarrolla en el marco general del proceso de comunicación. Sólo utilizando la comunicación como instrumento cotidiano de trabajo es posible concebir la planeación, la organización, la regulación y el control.

Todo dirigente quiéralo o no en el desarrollo de su propia gestión, funge como emisor de la información que el Estado, las organizaciones políticas y de masas, las instituciones culturales e informativas, etc., necesitan transmitir a toda la sociedad.

Coordina necesariamente la actividad de su organización con la del resto de las organizaciones e instituciones de la comunidad en que se encuentra. Participa de manera activa en la regulación y el control social. Divulga, exige, ejemplifica y demuestra los valores éticos normados a nivel social. Representa y expresa los intereses de una clase social determinada y preconiza su ideología con todo ello no hace más que actuar como instrumento de la comunicación social, en la medida en que utiliza la misma a su vez, como instrumento para el ejercicio de as funciones de dirección.

Así, el dirigente deviene en un promotor de la coincidencia entre los intereses sociales, colectivos e individuales; en un portador de la interacción adecuada entre las personas en el transcurso de la actividad social; en un transmisor de experiencias, hábitos laborales y cotidianos; en un defensor de determinados intereses de clase y, consiguientemente, en formador de una concepción sistematizada del mundo: La ideología. Gracias a la comunicación y en virtud de ella, el dirigente, más que un cuadro administrativo, es un cuadro político que cumple la función de un comunicador social.

Sin embargo, no todos los dirigentes ni siquiera en el sector de la educación materializan con igual vehemencia y sistematicidad en el ejercicio de sus funciones de dirección, las funciones Socio-Psicológicas de la comunicación. La gran mayoría de ellos dedica el mayor presupuesto de tiempo a la satisfacción de las necesidades sociales y colectivas, por considerar que cuando éstas se satisfacen, quedan satisfechas también las necesidades individuales. Miran el bosque frondoso y no ven que en él hay árboles que requieren una atención especial.

En el sector educativo estas tendencia provoca consecuencias nefastas: El maestro que aplica en la dirección del proceso Docente-Educativo deja de ver alumno como centro de su actividad, desatiende las diferencias individuales, se forma una falsa imagen de su aula, y al final del curso no logra comprender por qué, un grupo que de manera general se proyecta muy bien, tiene estudiantes desaprobados. De igual forma, el director que desatiende las funciones Socio-Psicológicas de la dirección no se explica por qué, no logra conformar un verdadero colectivo pedagógico. El verdadero dirigente es aquel que en el ejercicio de su cargo, no solo cumple las funciones propiamente sociales de la comunicación, sino también las funciones socio-Psicológicas de la misma: Atiende al desarrollo de la personalidad de cada uno de sus subordinados; trabaja en estrecho contacto con ellos a fin de reducir o eliminar tensiones en la actividad laboral; demuestra afecto, confianza y comprensión; regula el sistema de relaciones interpersonales y el clima Socio-Psicológico de su institución; y propicia la identificación de cada trabajador con todo el colectivo, mediante la dirección participativa, la motivación, la estimulación, y en fin la atención al hombre.

El estudiante, el docente, el personal de apoyo, el hombre como personalidad irrepetible y diferenciada, es decir, el ser humano de carne y hueso, pasará a ser el centro de atención principal en cada fase y momento del proceso de dirección, en todos los niveles e instancias.

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