Caso Atala

Desde hace años en la sociedad chilena se ha estado tratando el tema de la orientación sexual de las personas, algunos se consideran homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales y la gran mayoría heterosexuales, en el año 2007 se realizo una encuesta en Chile que arrojo los siguientes resultados, “El promedio de edad en que las minorías sexuales cuentan su orientación sexual en Chile, es similar al resto de los seis países donde se aplicó el estudio, ubicándose entre los 25 y 34 años el porcentaje mayoritario (31 por ciento), seguido por el rango que corre entre los 20 a 24 años (24 por ciento)”. También es cada vez más común escuchar personas que han tenido algún tipo de experiencia con una persona de su mismo sexo, incluso casados o con hijos como es el caso de Karen Atala Riffo, quien era separada y tenía tres hijas que vivían con ella junto a su actual pareja del mismo sexo que ella, hecho que a mí parecer no es correcto por los motivos que presentare a continuación.

Es claro que en nuestra constitución todas las personas somos iguales y debemos ser tratados como tal, yo respeto las diferentes orientaciones sexuales, de hecho acepto la opción de que se pueda considerar como carga a la pareja del mismo sexo, pero no apoyo el matrimonio ni la adopción de hijos entre este tipo de parejas. Creo que no es lo establecido religiosamente y además porque considero que de alguna manera puede desviar a los niños que viven con ellos a otra orientación sexual que no es la que tengan desde nacimiento, incluso producir alguna perturbación psicológica.

En 1996 en la revista DEVELOPMENTAL PSYCHOLOGY y en 1997 en la revista JOURNAL OF ORTHOPSYCHIATRY, se habla de un interesante estudio longitudinal basado en una muestra de madres e hijos que habían evaluado 16 años antes “Cuando los niños eran pequeños, no encontraron ninguna diferencia entre los hijos de lesbianas y los de mujeres heterosexuales divorciadas que vivían solas; 46 de aquellos niños fueron seguidos hasta el inicio de la edad adulta (edad media de 23,5 años) y las investigadoras encontraron entonces una incidencia significativamente mayor de relaciones homosexuales entre los que habían crecido con madres lesbianas (24 por ciento), comparado con los que habían crecido con madres heterosexuales (0 por ciento)” .

En el caso Atala las niñas no eran adoptadas y tuvieron que aceptar la separación de sus padres, que su madre era lesbiana y que ella llevara a vivir a su pareja del mismo sexo a su casa, esto de alguna manera debe haber perturbado a las niñas, quizás no porque la madre lo supo llevar, pero la sociedad chilena es homofóbica y de alguna manera deben haber recibido algún tipo de discriminación, Eva Giberti, Psicoanalista dice: “La humillación que sobrelleva la víctima adquiere características peculiares cuando la discriminación apunta al origen: ser miembro de una etnia cuya piel

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