ACOSO SEXUAL EN PERU
Enviado por piero1905 • 14 de Noviembre de 2014 • 2.576 Palabras (11 Páginas) • 339 Visitas
INTRODUCCIÓN
El acoso sexual en el Metropolitano, del que son víctima las mujeres cotidianamente, es un tipo de violencia particular que no implica una relación entre la víctima y su agresor, lo cual dificulta su sanción a pesar de inscribirse plenamente dentro de la violencia de género.
En términos generales, la población no considera el acoso sexual como violencia. Muchos
hombres lo consideran correcto y normal mientras que muchas mujeres consideran que debensoportar esta situación como una especie de “peaje” por transitar solas en las calles. Estainvestigación se sitúa en la investigación–acción, pues busca impactar con sus resultados a laopinión pública y evidenciar al acoso sexual en el Metropolitano como violencia, brindando rutas de trabajo para las instituciones encargadas de tratar el tema.
Elegimos este tema porque el Acoso Sexual en el Perú ha ido aumentando con el paso de los años. Actualmente de cada 7 de 10 mujeres han sufrido Acoso Sexual. El transporte público es una de las zonas donde se produce en mayor cantidad los Acosos sexuales.
El transporte donde se ha registrado mayor número de denuncias sobre Acoso Sexual es el Metropolitano, según las estadísticas las mujeres son las mayores usuarias de este transporte. Fuentes de Junio del 2014 muestran hay 17 denuncias sobre el Acoso Sexual en Metropolitano desde el 2012. Solo el 50% de casos de acoso terminan en denuncia.
Investigaremos este tema para conocer los riesgos que pueden sufrir dentro del servicio del Metropolitano, conocer de qué manera poder denunciar estos Acosos por si les llegará a pasar, de qué manera enfrentar los acosos en este servicio, encontrar una posible solución ante el Acoso en el transporte público, ayudar a mejorar el servicio que ofrece el Metropolitano y amparar y fortalecer los derechos de las mujeres.
Capítulo 1: Marco referencial
En los últimos años, se ha presenciado y experimentado mejoras en la condición de vida de la mujer en la ciudad: incremento de sus niveles educativos, ingreso masivo al mercado laboral, mayor participación en el ámbito de la política, entre muchos otros temas. Sin embargo, podemos encontrar una incidencia elevada de violencia contra la mujer en diversos ámbitos: la familia, la escuela, el trabajo y, sobre todo, en la calle. Esta violencia elevada que se presenta en estos ámbitos mencionados es el acoso sexual. Este tipo de incidencia es una forma de discriminación por razón de género, si bien los hombres pueden ser también objeto de acoso sexual, la realidad es que la mayoría son víctimas mujeres. Asimismo, es un atentado contra la dignidad, la salud física y psicológica de la mujer, que además tiende a sentirse culpable y menospreciada. La consecuencia que trae este tipo de violencia es un efecto devastador contra la salud, la confianza, la moral y el rendimiento de la mujer. También, provoca ansiedad, estrés, irritabilidad, cansancio, insomnio, depresión y otros síntomas. Sin embargo, lo más perjudicial es la libertad para DECIR NO ante un acoso sexual.
En la sociedad peruana, cuando se habla de acoso sexual, se hace referencia al acoso sexual callejero, el cual presenta una gran gama de prácticas como silbidos, comentarios sexualmente explícitos o implícitos, masturbación publica, tocamientos, entre otros, del que son víctimas las mujeres. Estas prácticas revelan relaciones de poder entre géneros, pues son realizadas sobre todo por hombres y recaen fundamentalmente sobre mujeres, en la mayoría de casos desconocidas para ellos. Las realizan hombres solos o en grupo. No se trata de una relación consentida, sino de la imposición de los deseos de uno (s) por sobre los de la(s) otra(s). Se realizan en la vía pública o en (desde) el transporte público o privado, de manera rápida e intempestiva. La mayoría de estas prácticas no son deseadas por ellas, por ello desarrollan estrategias evasivas: cambios de rutas, toman transporte aunque los tramos sean cortos, tratan de salir acompañadas, se cubren más de lo que quisieran, evitan salir solas de noche, etc. Estas prácticas evasivas pueden resumirse en un gran impacto en términos de ciudadanía y derechos: las mujeres se retraen del espacio público y, cuando deciden estar en él, lo experimentan con miedo, evitando pasar por ciertas zonas; con lo cual recorren menos espacio que sus pares masculinos o los recorren acompañadas por otros hombres, lo cual refuerza su dependencia de estos.
Lima Metropolitana contiene en su territorio al 91% de la población total del departamento. Es una de las cinco ciudades más pobladas de América Latina y definida en el Plan Regional de Desarrollo Concertado de Lima 2012-2025 (Municipalidad Metropolitana de Lima) como “ciudad masiva, vertiginosa, y agobiante”. En dicho plan se reconoce también su heterogeneidad y multiculturalidad, así como los impactos del proceso de globalización, a través de las corporaciones mediáticas globales y las redes de comunicación. Es en este contexto que se sitúa la investigación: una ciudad que por su concentración poblacional, anonimidad en las relaciones, heterogeneidad y multiculturalidad, tiene características de gran ciudad; pero en la que a la vez ocurren diariamente y se toleran situaciones de violencia de género focalizadas en las mujeres. La percepción sobre la inseguridad ciudadana se ha incrementado en los últimos años y son las mujeres quienes sienten un mayor grado de vulnerabilidad. La violencia sexual es el delito que las mujeres más temen: 63% de ellas lo mencionan, ocupando el primer lugar en la escala de sus temores. De otro lado, cifras del Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público del país, indican que el 82.4% de los delitos de violación de la libertad sexual a nivel nacional se registró en 10 distritos específicos de Lima y Callao.
La calle es uno de los ámbitos menos conquistados por las mujeres, y no necesariamente por falta de presencia femenina, sino por una presencia condicionada a ciertas zonas, horarios y tiempos de permanencia e incluso vestimenta.
"El temor de las mujeres a transitar libremente por la ciudad produce una suerte de “extrañamiento” respecto del espacio en que circulan, al uso y disfrute del mismo. En tales circunstancias, algunas mujeres desarrollan estrategias individuales o colectivas que les permiten superar los obstáculos para usar las ciudades y participar de la vida social, laborales política. En otros casos, simplemente se produce un proceso de retraimiento del espacio público, el cual se vive como amenazante, llegando incluso hasta el abandono del mismo con el consiguiente empobrecimiento personal y social" (Falú, 2009, p. 23).
Según los datos del IOP (Instituto
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