ADVENEDIZO

ADVENEDIZO

Ambos protagonistas juegan el rol de advenedizos, ya que carecen de estabilidad al no tener un lugar fijo determinado.

“Advenedizo, arriviste; alguien que ya está en el lugar, pero que no pertenece del todo a él; un aspirante a residente sin permiso de residencia.” El advenedizo y el paria: héroes y víctimas de la modernidad, Página 93.

En el caso de la película, el protagonista se encuentra en una extraña situación donde legalmente no posee ningún tipo de ciudadanía, al estar su país en un conflicto interno que derrocó al gobierno. Por lo mismo, sus documentos no poseen validez, impidiéndolo de poder entrar a EEUU o volver a su hogar. Como resultado, debe quedarse en el sector internacional del aeropuerto, sin saber cuando podrá salir o regresar.

En el caso de Lord, el protagonista es invitado a Londres por un hombre sobre el cual prácticamente no sabe nada. Al llegar a esta nueva cuidad, se encuentra en el dilema de no saber si funcionará esta nueva oportunidad, pero al mismo tiempo, sin poder volver al no tener nada a qué regresar.

La gran diferencia que tienen estos advenedizos, es que la raíz de su problema radica en situaciones opuestas. En la película, Viktor llega a tal estado por una serie de sucesos cuyas decisiones están completamente fuera de su control, convirtiéndolo en un exiliado. En Lord, el protagonista se encuentra en esta posición debido a que se fue de su país por decisión propia, lo cual lo transforma en un autoexiliado.

IDENTIDAD

Existe una pérdida de identidad literal en el caso de la película La Terminal. Viktor, al no tener un país de origen reconocible, legalmente no es ciudadano de ninguna parte, por lo que sus documentos no poseen validez. Esto crea una complicada situación donde es irreconocible ante cualquier trámite reglamentario.

Como una pérdida con un sentido más simbólico, en la película también encontramos una escena donde Viktor está en el baño del aeropuerto afeitándose junto a un empresario. Este le dice que siente como si ya viviera en el aeropuerto, en sentido hiperbólico. Ante esto, el protagonista se mira a sí mismo en el espejo y nota que eso es precisamente en lo que se ha convertido su vida.

En el caso de Lord, podemos apreciar como el protagonista siente que su vida anterior comienza a esfumarse, siendo ya no más que un vago recuerdo. La importancia que le atribuye a la necesidad de adaptarse a su nueva realidad, hace que llene su cabeza de nuevas ideas y una nueva cultura, dejando en segundo plano sus raíces.

“Él sabía que yo mismo ya no sabía más. Todo lo que había vivido hasta entonces parecía estar yéndose. Parecía que sólo existía aquello, una casa desconocida que tendría que ocupar, una lengua nueva, la lengua vieja que ya, tan pronto, parecía faltarme en su intimidad, a no ser, claro, las nociones generales –o, quién sabe, el auxilio que ella todavía me proporcionaría por lo menos en casos extremos, como el de encontrarme ante la muerte y pronunciar una palabra querida de la infancia, de esas que tal vez uno ni siquiera supone que todavía tiene dentro de sí, que irrumpiera sólo cuando todo el actual palabrerío inútil se apartara hasta el punto de hacer resurgir el brillo de aquella incipiente nostalgia en una, dos sílabas.” Lord, Página 20

“¿Dónde estuve todo el día? Buscando un espejo, pues necesito constatar que todavía soy yo mismo, que otro no tomó mi lugar.” Lord, Página 26

En ambas situaciones, nos presentamos ante una pérdida de identidad. Según Bauman, todas las personas nacen con una definición, pero la identidad es algo que se hace a lo largo de nuestras vidas. Esta es una lucha a la cual se ven enfrentados nuestros protagonistas. Al ser advenedizos, algo que los caracteriza es la existencia de una búsqueda constante por encontrar una identidad.

Los roles que interpretamos en nuestras vidas son los que forman nuestra identidad.

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