AMOR A OSCURAS
Enviado por monicadcfv • 5 de Noviembre de 2018 • Monografía • 637 Palabras (3 Páginas) • 111 Visitas
AMOR A OSCURAS
Ya en Lima Jirón Camaná 975, Cercado de Lima 15001; el paraíso de la prostitución; hay jóvenes guapas, travestis incomprendidos y uno que otros maricas, el ambiente es pesado huele a licor mal destilado y a lujurias por cumplir, en una vieja cantina con puerta metálica oxidada suena los caminos de la vida- Vicentico; mientras Paola cuenta a voz alta el dinero que recolecto durante la noche: “ con esto me alcanza para pagar la habitación, unos condones pastillas, y con un poco de suerte para los tacones…”
En esas calles malolientes del centro histórico entre las esquinas solitarias o el transito cotidiano de la casona histórica, Paola ocupa el primer escalón en la pirámide del sexo; ojos grandes y claros, una sonrisa muy coqueta y una mirada fría complementada con un cuerpo que sólo ella podría tener. No sólo fue arrastrada por el olor del dinero sino también encontró refugio en medio de una lima que muchos desconocen. Me recibe con una sonrisa en los labios; subimos hasta su habitación. En esos estrechos y oscuros pasadizos se distribuyen varias puertas; son las habitaciones de las inquilinas, de esas que nadie quiere tener en casa a las que todos le cerraron las puertas y tuvieron que refugiarse en esta casona.
Abre el cerrojo de su habitación y entramos; un sofá, una tv de 42 pulgadas, una cama y una fotografía muy antigua, de una niña junto a una anciana, es todo lo que hay dentro; la fotografía llama mi atención; pero no pregunto, simplemente me echo a la cama ella hace lo mismo; pongo el dinero en la mesa y Paola se empieza a quitar el escote de Demi Rose; esta desnuda ahora, la sujeto por los brazos y ella solo se deja manejar cual arcilla se deja moldear por un artesano; me queman las mejillas y me sudan las manos no tengo el valor suficiente para mirarla a los ojos por temor de perderme en ellos.
Consumado el acto le pregunto: “¿cómo terminaste aquí?”; -un largo silencio incomodo… suspira y me dice: “perdí a mi madre cuando tenía 4 años, mi abuelita me crio; pero murió y la vida me dio la espalda” decía: “me siento feliz, no es lo que espere de la vida pero no me quejo” mientras la cara de tristeza gritaba el dolor que llevaba dentro, sus ojos me decían todo lo que sus labios no se atrevían, prende un cigarrillo y empieza a fumar. Desgastada por los años, la frialdad y la indiferencia de su familia aprendió a cobijar sus diferencias y compartir sus penas en esa vieja casona pues no había dinero para un psicólogo menos para comprar la felicidad.
Me despido de ella con un beso en la mejilla bajo por el estrecho pasadizo mientras pienso en: cuantas mujeres hay aquí y como ocultan sus adoloridas almas detrás de estas puertas, detrás de estas sucias paredes. Existen historias difíciles de rebelar chicas que mendigan migajas de comprensión; harta de tanto señalamiento con rabia y frustración. No es una vida fácil como muchos dicen; porque hay que tener el valor para pararse en una esquina, dar tu cuerpo a manos desconocidas y dar amor sin amar, aisladas en un submundo en el que solo ellas podían sobrevivir
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