APOROFOBIA, EL RECHAZO AL POBRE
Enviado por Jorge Hernan Calle Torres • 19 de Noviembre de 2021 • Informe • 1.712 Palabras (7 Páginas) • 76 Visitas
Jorge Hernán Calle Torres[pic 1]
APOROFOBIA, EL RECHAZO AL POBRE.
Aporofobia; no es precisamente un término utilizado para definir el miedo contra los ciudadanos de la ciudad de Aporo, ubicada en el estado de Michoacán, México, fundado por un misionero franciscano nombrado como Motolinia, nombre que decidió adoptar para así ser llamado por los habitantes de la época; Motolinia entonces se define como el que es pobre o se aflige en idioma náhuatl, lengua que se hablaba en México y Guatemala a comienzos del siglo V.
El término “aporofobia” fue propuesto, a finales de la década de los noventa, por la filósofa moral, escritora, Adela Cortina, quien es de origen español, donde etimológicamente, se define en su primer parte “Áporos”, persona pobre, o en estado de indigencia; y de igual manera este término “Áporos” en griego clásico, quiere decir: “sin salida, sin camino, intransitable, impracticable”, las cuales si son utilizadas para con el ser humano, lo van a colocar en una situación precaria, de vida difícil y sin opciones para salir de esa situación por sus propios medios.
Teniendo en cuenta lo antes mencionado, el termino aporofobia termina siendo motivado por la necesidad de darle nombre al fenómeno causado por las situaciones económicas y sociales que motivan a un pueblo, el pueblo español, a defender de manera irracional y mediante el instinto de supervivencia, la satisfacción de las necesidades, causando según ellos una perturbación económica; entonces es allí donde después de creado el termino “Aporofobia” se realizan las críticas, siendo objeto de análisis, lo cual es evidentemente necesario para la transformación de la cultura de un pueblo. Finalmente, al termino se le puede dar el alcance desde invisibilización, rechazo hasta los crímenes de odio por parte de las personas, o también, de carácter institucional siendo el principal agravante, el ser practicado por el anonimato, situaciones fácticas que agravan al desamparado en busca de oportunidades para cambiar su situación.
A finales de la década de los años noventa el continente europeo comienza a experimentar una crisis migratoria de personas que provienen de países latinoamericanos, africanos, asiáticos, y además de algunos países del mismo continente que presentaban para su época, situaciones económicas y de orden social que provocaron también la migración de sus habitantes a países con quizás, un mejor nivel de vida y más oportunidades.
En España, en la última década, el desdén particular y característico de sus habitantes para con las personas extranjeras, aumentó luego de que casi una década atrás se presentara un desastre en la burbuja inmobiliaria, causando entonces una perdida de puestos de trabajo, situación que obligo a realizar una transformación económica en el país, siendo entonces posteriormente la industria de la hotelería y turismo el nuevo sector primario de la economía española.
Es allí donde se evidencia la diferencia entre los rechazos que practica la sociedad, y las fraternidades que se vuelven rituales para con las personas que generan ingresos, apartando los términos de xenofobia, xenofilia y aporofobia.
El gran problema social mundial es que la mayoría de las personas xenófobas son aporófobas, el problema entonces no puede ser visto solamente desde el orden nacional español, Colombia tiene entonces una problemática similar que está viviendo en la actualidad, cuando sus puertas son abiertas al pueblo venezolano y en su mayoría de casos, por su puesto, solo llegan los más desfavorecidos, entonces los habitantes de Colombia, no tienen una mirada de oportunidad con estos casos, en su mayoría, solo ven una desgracia por cada uno de los extranjeros que van de paso o se arraigan en Colombia.
Un término que emplea Adela Cortina, llamado “sinhogarismo” es una de las vulneraciones causadas por la violencia estructural generada por todas las naciones del mundo, problema causado por deficiencias políticas, económicas, que solamente pueden ser resueltas brindando oportunidades a las personas, desde su primer etapa de vida hasta el desarrollo total y final de su existencia, son problemas incluso tan desbordados, que cambian el factor ambiental de un espacio, solo por la promoción de la ignorancia que genera la extrema pobreza, la cual le conviene a los gobiernos de turno, para ser elegidos por el sistema democrático de cada nación.
Es allí donde el ser empieza a sentir esas necesidades insatisfechas que generan violencia estructural, que generan una competencia natural que tenemos de manera instintiva desde nuestros ancestros de finales del pleistoceno.
Pienso que si bien los objetivos del milenio, prorrogados por los objetivos del desarrollo sostenible e inmiscuidos por los acuerdos de parís, han permitido el mejoramiento de la calidad de vida del planeta, falta demasiado, no se puede erradicar el insumo perfecto para seguir teniendo el control desde la superestructura.
El problema no solo radica en la aporofobia, el problema es más de un egocentrismo que está dentro de un antropocentrismo que no permite sino que cada uno mire sobre su propio interés, es allí entonces donde por encima del concepto, juicio y raciocinio, empera el instinto animal, el mismo que no deja que el hombre transforme su entorno de una manera positiva para su propio beneficio, donde la división del trabajo no opera, las oportunidades se ven oscuras y la convivencia es nula.
Es entonces donde por medio de soluciones Kantianas, la autora busca solucionar estos problemas de acuerdo con el imperativo categórico, el cual considera que se debe obrar tanto en la persona como en los demás, considerando siempre a la persona humana como un fin en sí mismo, y jamás en un medio.
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