ARTE, SOCIEDAD Y CULTURA
Enviado por isaacdc22 • 25 de Abril de 2019 • Ensayo • 2.356 Palabras (10 Páginas) • 298 Visitas
ARTE, SOCIEDAD Y CULTURA Hace más de 70 000 años, algunos de los primeros artistas del mundo ocuparon la cueva Blombos, ubicada en una alta colina frente al océano Índico, en el extremo de lo que ahora es Sudá- frica. Cazaban gamos y comían pescado. En términos de tamaño corporal y cerebro, estos africanos antiguos eran anatómicamente humanos modernos. También convertían huesos de animales en herramientas y puntas de armas que trabajaban de manera muy fi na. Más aún, tallaban artefactos con marcas simbólicas, manifestaciones de pensamiento abstracto y creativo y, presumiblemente, se comunicaban a través del lenguaje (Wilford, 2002b). Un grupo que dirigió Christopher Henshilwood de Sudáfrica analizó 28 herramientas de hueso y otros artefactos de la cueva Blombos, junto con el mineral ocre, que probablemente usaron como pintura corporal. Las herramientas de hueso más impresionantes son tres instrumentos agudos. Al parecer, al hueso primero se le dio forma con una hoja de piedra, luego se terminó con una forma simétrica y pulió durante horas. De acuerdo con Henshilwood (citado en 350 PARTE 2 Valorar la diversidad cultural Wilford, 2002b), “en realidad no es necesario que las puntas de proyectil se fabriquen tan cuidadosamente. Ello sugiere que ésta es una expresión de pensamiento simbólico. Las personas dijeron ‘hagamos un objeto realmente hermoso’... El pensamiento simbólico signifi ca que las personas emplean algo para representar alguna otra cosa. Las herramientas no sólo deben tener un propó- sito práctico. Y el ocre se pudo usar para decorar su equipo, o a ellos mismos”. En Europa Occidental, el arte se remonta a más de 30 000 años atrás, al periodo paleolítico superior (vea Conkey et al., 1997). Las pinturas en cuevas, los ejemplos mejor conocidos de ese periodo, se separaron de la vida ordinaria y del espacio social. Dichas imágenes se pintaron en cuevas verdaderas, ubicadas en la profundidad de las entrañas de la Tierra. Quizá se pintaron como parte de algún tipo de rito de paso que implicó retirarse de la sociedad. Objetos de arte portátiles tallados en hueso y marfi l, junto con silbatos y fl autas musicales, también forman parte de la expresión artística del paleolítico superior. Por lo general, el arte es más público que las pinturas de las cuevas. Usualmente, se exhibe, evalúa, presenta y aprecia en sociedad. Tiene espectadores o audiencias. No es sólo para el artista. Etnomusicología La etnomusicología es el estudio comparativo de la música en el mundo como un aspecto de la cultura y la sociedad. El campo de la etnomusicología une música y antropología. El lado musical involucra el estudio y análisis de la música en sí y los instrumentos que se usan para crearla. El lado antropológico contempla la música como una forma de explorar una cultura, para determinar el papel, histórico y contemporáneo, que juega la música en determinadas sociedades, y las características sociales y culturales específi cas que infl uyen en la manera en la que se crea e interpreta. La etnomusicología estudia la música no occidental, la tradicional y la folclórica, incluso la música popular contemporánea, desde una perspectiva cultural. El trabajo de campo es un recurso importante para estudiar de primera mano las formas particulares de la música, sus funciones sociales y signifi cados culturales, dentro de sociedades particulares. Los etnomusicólogos hablan con músicos locales, hacen grabaciones en el campo y aprenden sobre el lugar de los instrumentos musicales, las interpretaciones y los intérpretes de una sociedad (Kirman, 1997). En la actualidad, dada la globalización, las diversas culturas y los estilos musicales se reúnen y mezclan con facilidad. La música que se basa en un amplio rango de instrumentos y estilos culturales se llama fusión mundial, world beat o música del mundo, otro tema dentro de la etnomusicología contemporánea. Puesto que la música es un universal cultural, y porque las habilidades musicales parecen preservarse en las familias, se ha sugerido que la predisposición para la música puede descansar sobre una base genética (Crenson, 2000). ¿Podría un “gen musical”, surgido hace decenas, o cientos, de miles de años, haber conferido una ventaja evolutiva sobre aquellos primeros humanos que lo poseían? El hecho de que la música ha existido en todas las culturas conocidas sugiere que apareció temprano en la historia humana. Una evidencia directa de la antigüedad de la mú- sica es una vetusta fl auta de hueso tallada, de una cueva en Eslovenia. Esta “fl auta bebé Divje”, el instrumento musical más antiguo del mundo, data de 43 000 años atrás. Al explorar las posibles raíces biológicas de la música, Sandra Trehub (2001) describe similitudes sorprendentes en la forma como las madres a nivel mundial cantan a sus hijos: con una nota alta, un tempo lento y un tono distintivo. En todas las culturas existen canciones de cuna, que suenan tan parecidas que no es posible confundirlas con alguna otra cosa (Crenson, 2000). Trehub especula que la música pudo ser adaptativa en la evolución humana porque las madres musicalmente talentosas tenían mayor facilidad para calmar a sus bebés. Los bebés tranquilos que se dormían rápidamente y rara vez hacían bulla probablemente adquirían más posibilidades de sobrevivir hasta la adultez. Sus llantos no atraerían depredadores; ellos y sus madres conseguirían más reposo, y tendrían menos probabilidad de ser maltratados. Si un gen que confi ere habilidad musical aparecía temprano en la evolución humana, proporcionando una ventaja selectiva, los adultos con dicha habilidad transmitirían sus genes a sus hijos. La música parecería fi gurar entre la más social de las artes. Por lo general reúne a las personas en grupos. De hecho, la música es cuestión de grupos: coros, sinfónicas, ensambles y bandas. ¿Podría ser que los primeros humanos con una propensión biológica hacia la música hubieran tenido la posibilidad de vivir de manera más efectiva en grupos sociales, otra posible ventaja adaptativa? Incluso los pianistas y violinistas maestros frecuentemente están acompañados por orquestas o cantantes. Alan Merriam (1971) describe cómo los basongye de la provincia de Kasai en la República Democrática del Congo (fi - gura 13.2) usan tres características para distinguir entre música y otros sonidos, clasifi cados como “ruido”. Primero, la música siempre involucra humanos. Los sonidos que emanan de criaturas no humanas, como aves y animales, no son música. Segundo, los sonidos musicales deben estar organizados. Un solo golpe sobre el tambor no es música, pero los tamborileros que tocan juntos siguiendo un patrón sí la producen. Tercero, la música debe continuar. Incluso si muchos tambores se golpean juntos de manera simultá- nea, eso tampoco es música. Deben seguir tocando hasta establecer cierto tipo de patrón sonoro. Para los basongye, entonces, la música es inherentemente cultural (distintivamente humana) y social (pues depende de la cooperación). Originalmente acuñado por los campesinos europeos, el arte, la música y la sabiduría popular (folk) se refi ere a la cultura expresiva de las personas ordinarias, en contraste con el arte “elevado” o “clásico” de las élites europeas. Cuando la música popular europea se interpreta (vea la fotografía siguiente), la combinación de costumbres, de música y con frecuencia de canciones y baile se supone que dice algo sobre la cultura local y la tradición. Los turistas y otros extranjeros a menudo perciben la vida rural y popular principalmente en términos de tales representaciones. Los mismos residentes de la comunidad repetidamente usan esas representaciones para mostrar y validar su cultura local y sus tradiciones frente a los extranjeros. En Planinica, una población musulmana en Bosnia (antes de la guerra balcánica), Yvonne Lockwood (1983) estudió canciones populares, que se podían escuchar ahí día y noche. Las cantantes más activas eran mujeres solteras de 16 a 26 años de edad (doncellas). Las cantantes líderes, aquellas que usualmente comenzaban y dirigían las canciones, tenían voces fuertes, plenas y claras, con un alto rango. Como algunas de sus contrapartes en Estados Unidos contemporáneo (pero en una forma mucho más moderada), algunas cantantes líderes actuaban de manera no convencional. Una fue considerada como inmoral debido al atrevimiento de sus letras. Otra fumaba (un hábito usualmente masculino) y le gustaba vestirse con pantalones. Además de las críticas locales, se le consideraba ingeniosa porque improvisaba canciones mejor que otras. La transición local de niña a doncella (mujer casadera) se señalaba mediante la participación activa en cantos y bailes públicos. Las mujeres y doncellas artistas urgían a las adolescentes a unirse. Esto era parte de un rito de paso mediante el cual una niñita (dite) se convertía en doncella (cura). El matrimonio, en contraste, movía a la mayoría de las mujeres de la esfera pública a la privada; por lo general cesaba el canto público. Las mujeres casadas cantaban en sus propias casas o entre otras mujeres. Sólo ocasionalmente se unirían a las doncellas en cantos públicos, pero nunca llamarían la atención al tomar el liderato. Después de los 50 años de edad, las esposas dejaban de cantar, incluso en privado. Por tanto, para las mujeres, el canto señalaba una serie de transiciones entre grados de edad: de niña a doncella (canto público), de doncella a esposa (canto privado) y de esposa a anciana (el abandono del canto). Lockwood describe cómo una mujer recientemente casada realizaba su primera visita ritual después del matrimonio a su familia de origen. (La residencia posmatrimonial era patrilocal.) Entonces, mientras se marchabapara regresar al poblado de su esposo, “por los viejos tiempos”, ella dirigía el canto de las doncellas del poblado. Usaba su estatus de hija nativa para comportarse como doncella, en esa ocasión por última vez. Lockwood lo llamó una representación nostálgica y emocional para los asistentes. El canto y el baile eran comunes en los prelos, a los que asistían hombres y mujeres. En Planinica, la palabra serbo-croata prelo, usualmente defi nida como “abeja que gira”, alude a cualquier ocasión para visitar. Los prelos eran especialmente comunes en invierno. Durante el verano, los pobladores trabajaban largas horas, y los prelos eran pocos. El prelo ofrecía un contexto para jugar, relajarse, cantar y bailar. Todas las reuniones de doncellas, especialmente el prelos, eran ocasiones para cantar. Las mujeres casadas las alentaban a cantar, y con frecuencia les sugerían canciones específi cas. Si también había hombres presentes, podía ocurrir un duelo de canto, en el que doncellas y hombres jóvenes se hacían bromas mutuamente. A un prelo exitoso acudían muchas personas, y había mucho canto y baile. Entre los musulmanes bosnios, antes de la guerra en los Balcanes, el canto público era tradicional. Después de un día de cortar heno en las laderas de las montañas, los hombres del poblado se congregaban en un lugar específi co del camino. Formaban líneas de acuerdo con su habilidad para cantar, con los mejores cantantes al frente y los menos talentosos detrás. Procedían a caminar juntos por la villa, cantando mientras marchaban, hasta que llegaban al centro del pueblo, donde se dispersaban. De acuerdo con Lockwood, siempre que una actividad de trabajo u ocio reunía a un grupo de doncellas u hombres jóvenes, rara vez terminaba sin canto público. No estaría mal rastrear los antecedentes que inspiraron las películas de Blanca Nieves y Shrek y su vínculo con la campiña europea. Representaciones de arte y cultura El arte puede representar la tradición, aun cuando se remueva de su contexto original (rural). Los productos creativos y las imágenes de las culturas populares, rurales y no occidentales, se difunden, y comercializan, cada vez más a través de los medios de comunicación y con el turismo. Un resultado es que muchos occidentales llegan a pensar en la categoría “cultura” en términos de costumbres coloridas, música, bailes, adornos, vestimenta, joyería y estilos de peinados. En el canal de televisión Discovery, e incluso en muchas películas antropológicas, hay un sesgo hacia las artes y la religión: no se enfocan a las tareas económicas y sociales más mundanas y menos fotogénicas. Muchas películas etnográfi - cas comienzan con música, usualmente toque de tambores: “bonga, bonga, bonga, bonga. Aquí, en (ponga el nombre del lugar), la gente es muy religiosa”. En tales representaciones podemos observar la concepción anteriormente criticada de que las artes en las sociedades no industriales, por lo general, tienen un vínculo con la religión. El mensaje (por lo general no intencionado) es que los pueblos no occidentales pasan mucho tiempo vistiendo ropas coloridas, cantando, bailando y practicando rituales religiosos. Llevadas al extremo, dichas imágenes presentan la cultura como recreativa y a fi nal de cuentas como algo que no es serio, y no la muestran como la viven
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