Actividad voluntaria: Comentario artículo

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Alba Calzado García                                                    2º Historia y Periodismo

https://www.elmundo.es/papel/lideres/2019/10/01/5d92416121efa0f0458b458e.html

El presente artículo es una entrevista de Gonzalo Suárez a Jonathan Haidt, autor del libro La transformación de la mente moderna. En su obra, Haidt defiende que la sobreprotección a los jóvenes está provocando que no estén preparados para la vida real. El estadounidense afirma que los niños deben enfrentarse a la adversidad y no evitar todo aquello que les incomode para endurecerse y afrontar los retos del mañana. Solo así se podrá romper esa “burbuja artificial” que los “padres helicóptero” han creado alrededor de sus vástagos de la Generación Z.

En primer lugar, Jonathan Haidt llama “asumir riesgos sin supervisión adulta” a actividades como fumar, conducir mal, beber alcohol o perder la virginidad a muy tempranas edades. Para él, todo esto es beneficioso para el desarrollo personal de los niños. De hecho, califica como “catástrofe” que estas prácticas estén reduciéndose en los menores de edad. Me parece una imprudencia que un adulto se atreva a banalizar de este modo problemas muy serios a los que la sociedad ha dedicado una ingente cantidad de recursos para precisamente hacer que desaparezcan. Entender esas prácticas, que son objetivamente peligrosas para la salud de los más jóvenes, como una especie de puente hacia la vida adulta es una insensatez.

Es evidente que el mundo real no es fácil. La vida adulta, para un niño, es un territorio inexplorado lleno de peligros que no puede llegar siquiera a imaginarse. Esto no quiere decir, no obstante, que las criaturas tengan que ir al encuentro de esos peligros. Si el mundo ya va a ser cruel, ¿qué necesidad tienen de buscar más problemas? No quiero decir que los progenitores deban ocultarles la realidad a sus retoños: lo cierto es que deben presentarles con franqueza las condiciones en las que se van a ver obligados a vivir. No obstante, el objetivo de esto no debe ser traumatizarlos, sino dotarles de herramientas para gestionar las circunstancias que el futuro les depare. Si nuestros hijos, conociendo los perjuicios de una actividad, deciden evitarla, creo que entonces podremos decir que hemos hecho bien nuestro trabajo como figura parental.

        El inciso político por el que apuesta la entrevista en su parte central me parece de todo punto innecesario. Además, en él se expresan ideas que también son erróneas o al menos no reflejan enteramente la realidad. Me llaman la atención sobre todo dos frases: Haidt anuncia que “la cultura de la universidad se ha vuelto ideológicamente uniforme” y que “todo se politiza” en la actualidad. La primera es sencillamente mentira: que la sociedad haya alcanzado acuerdos en ciertos temas (rechazo de la violencia contra la mujer, aceptación de los derechos LGBT, etc.) no quiere decir que se haya restringido el espectro político ni que todos pensemos exactamente de la misma manera. Respecto a la segunda, creo que Haidt debería ser consciente de que todo se politiza porque todo es político, y negar la naturaleza política de un hecho solamente nos impide analizarlo y conocerlo con la profundidad que merece.

        Por último, Haidt desarrolla las tres ideas que para él marcan la irracionalidad de la crianza de los hijos en la actualidad: “lo que no te mata te hace más débil”, “siempre confía en tus sentimientos” y “la vida es una batalla entre buenas y malas personas”. Antes de analizarlas una por una, me gustaría señalar que en realidad estos conceptos llevan inoculados en el imaginario colectivo desde mucho antes de que la Generación Z empezara siquiera a existir en la mente de sus padres. Son ideas, sobre todo las dos últimas, que responden a conceptos posmodernos, y la posmodernidad existe y se ha ido consolidando desde el siglo XIX.

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