Algunas consideraciones en torno a la cientificidad de la economía
Enviado por jhon9797 • 3 de Octubre de 2016 • Ensayo • 2.501 Palabras (11 Páginas) • 258 Visitas
Algunas consideraciones en torno a la cientificidad de la economía
Román Moreno Soto1
El cometido de la economía como ciencia, es explicar y comprender los fenómenos y los procesos atinentes a la reproducción material de la sociedad en los distintos periodos históricos, sujeto a un método científico. Y decimos “un” método y no “el” método porque el perfil metodológico de cada ciencia está condicionado por la naturaleza de su respectivo objeto de estudio. Al respecto conviene recordar que observación y experimentación no se efectúan de la misma manera en la lógica, en la física, en la química, en la matemática, en la economía, sino que dicho método, debe de adecuarse al objeto de estudio. El hecho de ser una ciencia que se ocupa de una especificidad de lo social (en el caso de la economía se trata de la reproducción material de la sociedad humana) esto implica que el material bajo estudio –la sociedad- es un ente vivo sometido a transformaciones permanentes, muchas veces sustanciales.
Ahora bien, ¿esto significa que la economía está ontológicamente impedida de formular leyes? ¿O que no puede utilizar un método científico? Consideramos que no. Pero aquí hay que hacer un punto y aparte para discernir entre los aportes que pretenden explicar y comprender los fenómenos y los procesos económicos de manera científica, de aquellos que no son más que meras justificaciones ideológicas de las relaciones sociales establecidas y del statu quo vigente en cierto momento y lugar.
Este sentido el presente ensayo tiene por objeto, el reflexionar sobre el avance histórico de la ciencia económica, para ello se dividió en tres partes: en la primera se desarrolla los elementos fundamentales del conocimiento científico; en la segunda se aborda de manera concreta el avance del pensamiento científico y su impacto en el surgimiento de la economía política como ciencia, situando el punto de inflexión que derivó en su transición hacia la economía vulgar; por último se realizarán unas reflexiones finales y se anotara la bibliografía.
1 Economista, egresado de la FES-Aragón, UNAM, en esta última, imparte las materias: Historia del Pensamiento Económico, Sociedad y política contemporánea, Formulación y Evaluación de Proyectos y Matemáticas Financieras. E-mail: economia_aragon@hotmail.com. Ponencia presentada en el marco del primer coloquio sobre “La filosofía de la ciencia y la economía”, que se llevo a cabo los días 26, 27 y 28 de Mayo de 2009, en la Facultad de Economía de la UNAM.
1. El conocimiento científico
El origen del conocimiento científico se encuentra en las diversas actividades humanas, desde sus comienzos, la ciencia ha avanzado mediante la elaboración teórica y la sistematización racional, pero exigiendo siempre como condición ineludible la de que esos desarrollos puedan ser comprobados en la práctica, es decir, que permitan interpretar la realidad objetiva. Este aspecto de su aplicación y su verificación en las actividades prácticas del hombre, sigue siendo la base necesaria e imprescindible en que se apoya el desenvolvimiento de la parte abstracta y especulativa de la ciencia.
Por ciencia entendemos la explicación objetiva y racional del universo. Como explicación, la ciencia describe las diversas formas en que se manifiestan los procesos existentes, distingue las fases sucesivas y coexistentes observadas en su desarrollo, desentraña sus enlaces internos y sus conexiones con otros procesos, pone al descubierto las acciones recíprocas entre unos y otros, además de encontrar las condiciones y los medios necesarios para permitir la intervención humana en el curso de los propios procesos, ya sea acelerándolos, retardándolos, intensificándolos, atenuándolos o modificándolos de otras varias maneras.2
La explicación científica es objetiva, porque establece, por medio de la razón, las conexiones que son posibles entre todos y cada uno de los conocimientos adquiridos. Así se construye una densa red de vínculos, implicaciones y otros tipos de relaciones posibles entre los procesos conocidos. Luego, dichas conexiones racionales son sometidas a la prueba decisiva de la experiencia, ajustándolas, modificándolas y afinándolas cuantas veces sea necesario, hasta conseguir que representen los enlaces que existen efectivamente entre los procesos reales. Y cuando eso se logra, y sólo entonces, las conexiones racionales se convierten en conocimientos objetivos.
Por otra parte, los cambios sociales influyen poderosamente en el campo de la ciencia, por lo tanto la ciencia no existe por sí misma, ni puede separarse de las otras actividades humanas, sino que es un producto de la vida social del hombre y, al mismo tiempo, ejerce una acción definida sobre la sociedad.
2 Gortari, Elí de, Introducción a la lógica dialéctica, Ed. F.C.E., cuarta edición, México 1972, p. 13.
El conocimiento científico tiene necesariamente un carácter limitado, puesto que depende fundamentalmente de las condiciones en las cuales ha sido logrado. Sin embargo, esas condiciones no son invariables. Por el contrario, se modifican constantemente, y, de hecho, cada conocimiento adquirido viene a establecer nuevas posibilidades para el mejoramiento de las propias condiciones de adquisición del conocimiento. En consecuencia, los límites del conocimiento se ensanchan con el avance del conocimiento mismo. La determinación científica de algún aspecto de la existencia universal, siempre trae aparejado el descubrimiento de otros aspectos más profundos y de mayor amplitud; los cuales a su vez, al quedar determinados, ponen de manifiesto otros aspectos distintos, y así sucesivamente, de modo interminable. Por lo tanto, en la imitación relativa y transitoria que observamos en el conocimiento, tenemos una contradicción que jamás se puede resolver en manera compleja y absoluta. Pero, al mismo tiempo, esta contradicción continuamente renovada constituye el principal incentivo del progreso y se resuelve, de manera incesante e ininterrumpida, en el desarrollo fecundo e infinito del conocimiento.
Luego entonces, como resultado del conocimiento científico sabemos que el universo no es un conjunto de cosas terminadas por completo, sino un complejo de procesos en el cual los objetos, aparentemente estables, pasan por un cambio ininterrumpido de devenir y de caducidad, el cual, finalmente, a pesar de todas las contingencias mostradas y de los retrocesos transitorios, termina por producir un desarrollo progresivo. Por ello, correspondiendo este movimiento del universo, y reflejándolo de cierta manera, la investigación científica es, ella misma, un proceso dialéctico.3
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