Alquiler de vientre, un negocio o una solución para tener hijos.

Alquiler de vientre, un negocio o una solución para tener hijos.

Realizado por: Paula Andrea Silva 

El asunto más relevante para nosotras es el debate que hay entre, aceptar o no el alquiler del vientre, donde ambos planteamientos tienen su validez  como lo plantean el Senador Benedetti y Senadora Guerra, porque es cierto, el “alquiler de un vientre” refleja una clara explotación y desvalorización de la mujer como madre y como ser humano, pero también el debate se debe dar pensando en las familias que tienen problemas de fertilidad, que desean tener un hijo y pueden utilizar este método para cumplir su deseo y conformar una familia digna.

El senador Armando Benedetti se enfoca en el bien común, donde expresa que si se presenta un uso solidario del vientre, tanto la materna como el bebé reciba todos los derechos que hacen parte del periodo de gestación, contando con una afiliación a EPS, exámenes previos donde indiquen que el bebé no presente ninguna enfermedad y una ayuda para los gastos que presente la madre en dicho tiempo en relación al bebé; estos gastos los tendría que asumir la familia a la cual se le fue “alquilado el vientre”, donde se evidencie o se tenga en cuenta que tengan problemas de fertilidad, resaltando que en este proceso la madre ayudante no podrá lucrarse de ninguna manera. El enfoque de la senadora María del Rosario es el bien maternal, ya que tiene en cuenta la situación por la cual se ve sometida la mujer, y el descuido por el cuidado del bebé, por ende rechaza cualquier tipo de maternidad subrogada, es decir, la sustitución de la madre biológica por obligación e imponerle una familia, sin tener en cuenta que el bebé puede verse afectado en dicha situación.

En la sentencia T-968 de 2009, se ve reflejado los problemas que puede ocasionar el alquiler del vientre, siendo el apego de la madre hacia el bebé el mayor impedimento para que este proyecto de resultado; es el caso de Don Salomón y Doña Sarai, donde el primero es el beneficiario y el segundo el que alquila su vientre, mediante un contrato verbal, en el cual se establecía que Doña Sarai se comprometía a entregar el bebé después del parto correspondiente a Don Salomón y su esposa Raquel, contando con una afiliación a EPS y ayuda para el sostenimiento durante los 9 meses de gestación; contrato que no se cumplió pese a que la señora Sarai no informó sobre el día que le correspondía el parto y no hizo entrega del bebé, dando lugar a que Don Salomón y su esposa hicieran una demanda en contra de Doña Sarai por hacer caso omiso a lo antes planeado.

Este tema compromete a diferentes ámbitos, como son: la ética, la ideología política, la ciencia médica y los derechos correspondientes a la mujer y a una familia.  La ética se ve involucrada ya que ésta estudia la forma de ser de una persona, lo cual se relaciona con la percepción de que cada bebé o niño tiene derecho a pertenecer a una familia digna, con valores y la vocación de ser padres. La ideología política se expone cuando el Juez responsable de este caso, toma la decisión de concederle la custodia del niño a Don Salomón, por el simple hecho de que él tenía más comodidades porque vivía en un país desarrollado como es Estados Unidos, dando a entender que las personas Colombianas no salen adelante con sus hijos por la situación económica en la que se encuentra el país. Si se acepta el alquiler del vientre, este procedimiento se convertiría en un negocio, es decir, un proceder económico, donde la mujer es el medio para el desarrollo de una vida a cambio de un pago. Con esto se desvaloriza la mujer y ¿su vientre es el medio para el desarrollo de una vida, pero cuántas y numerosas ocasiones se repetirá, por dinero?; con respecto a los derechos de la mujer y a poder acceder a una familia digna, los padres con problemas de fertilidad, deben tener el derecho a ascender a este procedimiento para tener una familia. Cabe aclarar que esto trae diferentes consecuencias tales como, el apego emocional de la mujer que alquila el vientre hacia un bebé que no es suyo, afectando la salud emocional de ella, además, no hay una certeza del bienestar que la madre sustituta le va a brindar al bebé en los 9 meses de gestación.

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