Análisis histórico-social del Istmo de Panamá durante la convivencia con E.E.U.U. en el territorio

Desde la construcción del Ferrocarril Transísmico y de El Canal llevamos escuchando la famosa frase “puente del mundo” y “corazón del universo”.

Frases que denotan un país con una envidiable posición geográfica, una extensa cultura producto de los intercambios con países europeos, antillanos y africanos, una rica gastronomía y, sobre todo, una infraestructura considerada para muchos una de las “maravillas del mundo moderno”, con fines tanto comerciales, económicos y turísticos.

Dicha infraestructura fue una de las principales causas (sino es que la única) de las contiendas político-sociales-culturales con los Estados Unidos de Norteamérica desde nuestra separación de los Estados Unidos de Colombia hasta 1999, cuando pasa a manos panameñas.

También nos hemos familiarizado con la frase “pro mundi beneficio”, que significa textualmente “para beneficio del mundo”, lo que significa que los extranjeros tendrían una visión muy altruista de los panameños, lo cual tiene sus ventajas, pero también tiene contras.

Desde nuestra unión a Colombia se ha demostrado que en múltiples aspectos el Gobierno se encargó de darle prioridades a los extranjeros en lugar de darle dichos beneficios a sus nacionales, como lo era unos reducidos impuestos, rentas, las mejores zonas de la capital para establecer sus viviendas, entre otros.

Luego inició nuestra “Era Republicana” y podría decirse que fue más de lo mismo, la clara muestra podría ser la Zona del Canal, la cual era totalmente controlada por los estadounidenses, y de igual manera, ejerciendo leyes que beneficiaban a los protegidos del Tío Sam, como lo eran altos impuestos que el Gobierno panameño tenía que pagar, puertos, junto con el mantenimiento de las bases, aviones y soldados, mientras que los panameños recibíamos las migajas de lo que generaba El Canal.

Podría decirse que, a lo largo de la historia, los altos mandos del país se han tomado este lema muy a pecho, ya que, el mundo sí que sale beneficiado de todas las oportunidades que Panamá es capaz de brindarles, pero, la otra cara de la moneda parece estar totalmente olvidada desde hace más de 100 años, y es la de nada más y nada menos que, la del pueblo panameño.

En 2017 se hizo un estudio el cual reflejó que El Canal generaba 650 millones de dólares al Estado, y que desde que la administración quedó en manos panameñas ha generado 13 mil millones de dólares. Dicha cantidad debería ser más que suficientes para tener una educación de primer mundo, servicios de salud pública eficiente, altas oportunidades de empleo, servicios de transporte público decentes, carreteras y puentes en buen estado, pero todo esto no es nada más que una realidad muy ajena a lo que afronta el país. La pregunta dorada es, ¿a dónde va a parar todo el dinero que llega directamente a las arcas del Estado?, ¿por qué no se ve reflejado en la economía nacional?

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