Bienestar

El bienestar se ha definido de diferentes formas, por diferentes personas y desde diferentes concepciones ideológicas, todas estas, sin embargo, han sido permeadas o adecuadas al momento histórico, cultural y social por el cual está atravesando la sociedad, y por supuesto, de acuerdo al modelo imperante de su definición (la cual puede ser cualquiera) que por razones de cualquier índole halla ocasionado la posición que tiene.

En la contemporaneidad podemos vislumbrar como el bienestar se ha relacionado o garantizado en nombre de las posibilidades económicas o monetarias que posee el individuo, por lo tanto dichas posibilidades facilitan la obtención de una gran cantidad de bienes materiales que aseguran el bienestar de quienes los posean; esto propuesto a raíz de la corriente utilitarista la cual tiene como uno de sus aspectos centrales considerar que “la propiedad de cualquier objeto por la que tiende a producir beneficio, ventaja, placer, bien o felicidad (todo lo cual en este caso es lo mismo), a prevenir el perjuicio, el dolor, el mal o la infelicidad de aquel cuyo interés se considera, si es la comunidad en general, la felicidad de la comunidad, si es un individuo particular, la felicidad de ese individuo” podría decirse, como lo asevera el texto, que el Estado “identifica la felicidad con el bienestar material y sensible, y que centrará todos sus esfuerzos, especialmente económicos, en lograr el bienestar…la preocupación del Estado se centra en procurar la seguridad y la igualdad material. Para ello interviene procurando la seguridad de los ciudadanos con medidas concretas y reduciendo muchas veces lo moral al campo de las instituciones, no de los individuos” , la afirmación anterior la podemos contrastar con las concepciones predominantes en un pasado, más exactamente por los griegos, desde Aristóteles, quien refiriéndose al tema del bienestar, pero desde la felicidad, postula que esta última es: “una actividad del alma dirigida por la virtud que es una cosa definitiva, perfecta, que basta así misma, puesto que es el fin de todos los actos posibles del hombre…el hombre debe primero practicar la virtud, o sea obrar bien todo el tiempo como condición básica para acceder a la felicidad” , teniendo en cuenta estas dos apreciaciones, sería pertinente afirmar que en primera instancia y en concordancia con las principios instauradores del modelo de Estado de bienestar, no solo en este modelo, sino también en el actual, el concepto de bienestar ha estado permeado por una corriente en la cual se considera que la garantía de bienes materiales puede asegurar el mismo, donde a partir de dicha instancia se puede llegar a avalar todo el bienestar humano. Contrario a esta percepción que parece reunir a casi la totalidad de las economías y las dinámicas sociales globales, es considerable afirmar que no se puede llegar a un total estado de bienestar únicamente a través de la vía satisfactoria de las necesidades materiales, pues encaminar las acciones estatales económicas y de desarrollo de un país por esta medida, significa desconocer la importancia de otros factores que inciden en el bienestar, que no responden necesariamente al requerimiento de enceres, sin embargo esto no significa desconocer que el ámbito material hace parte vital para dentro del establecimiento del bienestar.

Existen más áreas humanas que requieren ser satisfechas para el alcancé total de éste; pero lo que no se puede afirmar es que a partir de una se logran las otras, sino que consiste, más bien, en un

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