Boltansky & Chiapello Invirtiendo En Grandeza

Invirtiendo en grandeza (?)

Cuando se crece en sociedad, se es altamente influenciado por valores, costumbres y visiones familiares pero sobre todo parentales. Los padres pilares constitutivos de la empresa pequeña que se constituye como familia, realizan una inversión sustancial para la preservación de sus genes, de modo que estos puedan subsistir y sobresalir sobre la numerosa masa de otras familias que invierten en futuro; esta inversión realizada por los padres se caracteriza por transmitir a sus hijos un conjunto de creencias y valores que posiblemente le puedan ser de utilidad para desempeñarse en la vida adulta y que probablemente influya en las decisiones cuando invierta en la propia empresa o familia. Pero la empresa de la familia constituye un proyecto nimio comparado con la cantidad de proyectos que puede ofrecer la vida, de modo que los padres también invierten en que los conocimientos de sus hijos se expandan más allá de lo que ellos conocen; esto representa entonces la división de dos inversiones distintas, una consistiría en formar un ser integralmente “bueno” (en mi opinión puede considerarse como aquel que cumple las expectativas de sus padres) y la otra la formación de un ser “exitoso”.

Ser bueno y exitoso no es algo que pueda ir usualmente de la mano, aunque se dé el caso, ya que esto depende mucho de la formación que se da en la casa y también del tipo de persona que imparte dicha educación. Si se tiene unos padres exitosos y quieren encaminar sus hijos al éxito, lo más seguro es que les enseñe el mismo camino recorrido por él, pero también va a querer enseñarle otros caminos recorridos por otros que tal vez no fueron padres; de igual manera si se tiene unos padres buenos estos van a querer hacer lo mismo, difiriendo solo en que abra una mayor prelación en los valores de la familia (políticas de la empresa hasta la edad suficiente de emancipación).

De manera que se puede tener como resultado del proyecto de familia tener hijos buenos, exitosos… los antagónicos de estos malos, fracasados y las posibles combinaciones, bueno-fracasado, exitoso-malo, y bueno-exitoso.

Supongamos una familia invierte arduamente en el proyecto de bueno-exitoso en sus hijos, estas inversiones a su vez han sido hechas con anterioridad sobre los padres de la susodicha familia, aunque no sin dificultades; entonces los padres primero deciden eliminar (en la medida de lo posible) las dificultades que a ellos se le presentaron y con una oferta de beneficios se invierte en la educación. Como se espera de este tipo de padres invierten en una educación exitosa o de excelencia, mientras que en casa o al interior de la familia se inculcan todos los valores posibles que apliquen al interior de esta. Entonces la inversión va tomando forma y el hijo se constituye como alguien que se desempeña bien en su quehacer académico y acata las normas establecidas en el hogar.

Tras el transcurso del tiempo y múltiples experiencias por fuera y por dentro de la familia el gran proyecto de criar un hijo está por terminar. El hijo ahora sale y tiene nombre y gracias a su formación tiene conocimientos que le permitirán generar su propia empresa; tras la culminación exitosa de sus pasados proyectos, (vivir en casa, cursar primaria, secundaria una carrera universitaria…) se encamina a dejar el seno del hogar y se dispone a vivir por su propia cuenta sacando provecho de los conocimientos que le han sido otorgados por su formación.

Por otro lado sus padres al haber culminado, también exitosamente, el proyecto de formar hijos y de asegurar su propio bienestar, deben decidir si sacar provecho del tiempo restante y producir más para ellos mismos (sacando provecho de lo que en el pasado producían para su hijo) asegurándose a sí mismos como exitosos y grandes o detenerse legando los proyectos de mantenimiento a sus hijos; permitiéndoles retirarse a descansar de la dura tarea de desarrollar proyectos, constituyéndose a su vez como pequeños excluidos que ya no conforman la empresa que en un momento fue la familia .

Gracias a la formación ahora el hijo es sujeto de proyectos, gestiona, lidera, se relaciona y crea vínculos para fines determinados. Dada la independencia lograda con respecto a su familia emprende su primer proyecto. Como tiene buenos y vastos conocimientos sobre la materia en que se desempeña, le es fácil establecer relaciones provechosas, desempeñarse con soltura y reportar grandes beneficios para la organización a la que pertenece (tal vez su nueva familia). A la par que se desempeña bien y escala con facilidad, adquiere nuevos conocimientos propios del oficio y en poco tiempo logra constituirse como padre de una familia empresarial.

En virtud de lo aprendido en casa, asume el compromiso de mejorar el entorno social en el que se encuentra y le da una razón fundada en valores a su familia para encaminarse a la excelencia; así pues bajo la prestación de servicios, se constituye como grande y acumula éxitos uno tras otros. Aprende a hacer efecto de rizoma y genera suficientes conexiones a su proyecto como para que este marche por si solo y se expanda gradualmente; pero hay un gran problema.

En la lejanía los padres se enorgullecen de que dicha inversión halla rendido buenos frutos, pero a la vez se entristecen porque han salido

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