CANTO TERCERO La puerta del infierno, el vestíbulo de los Ignavos y el paso del Aqueronte
Enviado por SOFIATABO • 18 de Octubre de 2015 • Síntesis • 1.469 Palabras (6 Páginas) • 448 Visitas
CANTO TERCERO
La puerta del infierno, el vestíbulo de los
Ignavos y el paso del Aqueronte.
"Por mi se va a la ciudad del llanto; por mi se va al eterno dolor: por mi se va hacia la raza condenada: la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la divina potestad la suprema sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada creado, a excepción de lo inmortal, y yo duro eternamente. ¡ Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!"
Para introducirnos al primer reino el autor le da la voz a la puerta, quien habla de sí, y todo lo que conlleva ingresar por ella y pertenecer al reino de los pecadores. Se describe como la entrada a un mundo donde no predomina la esperanza y solo se halla el dolor.
Por lo que se da comienzo al canto con una personificación, que a su vez, con respecto a su contenido, también se identifica una metonimia.
Esta inscripción se encuentra conformada por tercetos, del que el primero ya se ha hecho mención anteriormente, y por consiguiente el segundo le brinda al lector la información de quién es su creador, aquel quien ha creado el mundo y todo lo que conforma éste. Es Dios quien entonces, parte de la justicia para hacer justicia, condena a quienes han pecado y no han hecho de él el centro del universo; por lo que cada quien tendrá el lugar que le corresponde en el Infierno: el eterno sufrimiento.
En el último terceto, se insiste con la idea de eternidad. La puerta es un lugar de entrada pero no de salida, una vez allí no hay escapatoria, por lo que todo pecador tiene algo en común allí dentro: la pérdida de expectativas – sin esperanzas –.
Este reino ha de ser creado antes que el hombre y perdurará por siempre, como si escritura lo dice.
Debido a que en el Canto II solo hay una extensa conversación con Virgilio, este se introduce de forma abrupta; donde se concluye tanto para Dante como para los lectores, el lugar donde se encuentran luego de leer la inscripción, lo que genera en el personaje asombro y conmoción, por la sobriedad y lo dura que son las palabras. Se busca entonces, generar un impacto en el lector, como se expresa el del personaje.
Ante la conmoción de Dante, Virgilio actúa e informa a éste lo que se viene, en donde todo temor debe de ser abandonado, ya que los sentimientos en un mundo donde predomina el dolor, pueden jugar en su contra.
Se encuentran en la entrada de una eterna oscuridad, donde el aire se alimenta de gemidos dolorosos y suspiros.
Antes de comenzar el camino se puede identificar un gesto paternal por parte de Virgilio, quien le tendió la mano a Dante como símbolo de confianza y seguridad: siempre y cuando permanezcan juntos, todo estará bien.
Una vez dentro se vieron ante un cielo sin estrellas, en una completa oscuridad, símbolo del mal, del pecado y el alejamiento de Dios. Tan pronto comenzó el trayecto, ya se podían oír los gemidos de aquellas almas dolidas, las cuales no eran identificables pero era tan intenso su dolor que fueron capaces de transmitírselo a Dante, quien se echó a llorar por la conmoción y el espanto. Se podría decir entonces, que en aquel lugar predomina un clima de absoluto sufrimiento, de difícil superación para quienes lo presencian.
El autor entonces, con esto quiere concientizar a quien lo lee, le muestra las consecuencias de quien peca, lo que la muerte le depara. Promueve la idea de no pecar, de seguir a Dios en su totalidad, y así tan solo ser un lector y no ser partícipe de aquel reino.
Se inicia una conversación entre ambos personajes, ante la duda de aquellos extraños gemidos capaces de estremecer, los cuales provenían de las almas Indiferentes, aquellas que en la vida solo vivieron para sí, sin seguir ningún ideal, por que tampoco hicieron nada malo, ni nada bueno. Son almas indiferentes de tal forma el que mundo no conserva su recuerdo.
Estas almas fueron explosadas del cielo, pero tampoco fueron recibidas por el profundo infierno – hecho que no significa que su pecado no sea insignificante, por lo contrario, el autor lo considera tan significante como la traición, ya que éstos se niegan a seguir a Dios.
Para ambos personajes estas almas son despreciadas, a tal punto que no se detienen a observarlas, tan solo pasan por delante de ellas, como fue ordenado por Virgilio, luego de dar una vaga descripción de ellas, causada por su sentimiento de desagrado.
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