CONTRABANDO DE COMBUSTIBLE
Enviado por omairaanez • 16 de Octubre de 2013 • 2.587 Palabras (11 Páginas) • 851 Visitas
Contrabando de combustible (por sus particularidad este delito se caracteriza por el deseo material de las cosas).
Contrabando de combustible.
Este tipo de delito está tipificado en la “Ley sobre el Delito de Contrabando” específicamente aclarado en su artículo 1. Objeto y ámbito de aplicación. “La presente Ley tiene por objeto tipificar y sancionar el delito de contrabando que se cometa en el territorio y demás espacios geográficos de la República Bolivariana de Venezuela, independientemente del lugar donde se hubieren realizado los actos preparatorios del delito. Los autores del robo sistemático de combustible ``son principalmente grupos armados al margen de la ley --paramilitares y guerrilleros--, que tienen un negocio ilegal organizado.
Contrabando de Gasolina en Táchira
En 2010, llenar un tanque en Colombia salía en 4,36 dólares el galón (3,7 litros), mientras que en Venezuela se mantiene en $0,19.
Algunas medidas. El Ministerio de Energía y Petróleo (Menpet) instaló en las fronteras bombas denominadas Safec (Servicio de Abastecimiento Fronterizo Especial de Combustible), que venden el combustible a un precio casi de exportación para evitar que se puedan llevar volúmenes al extranjero.
En las gasolineras internacionales de Ureña y San Antonio (Tách), abastecer un vehículo de combustible cuesta 2,40 bolívares el litro. Pero un carro particular, de matrícula extranjera o venezolana, no puede surtirse de más de 40 litros al día.
Acuerdos. Para intentar controlar el contrabando, los Gobiernos de Venezuela y Colombia suscribieron un convenio, en 2008, en el que se establece que (PDVSA) le vende a Ecopetrol gasolina o diesel a precios inferiores a lo que se fijan en territorio neogranadino, pero no tan bajo a como lo adquieren los contrabandistas en nuestro país.
Además, el Gobierno venezolano viene ejecutando en las estaciones de la frontera, específicamente en el estado Táchira, un plan de automatización de vehículos para tener un mayor control de los carros que llenan sus tanques con gasolina venezolana.
Los operativos para etiquetar vehículos en San Cristóbal, Ureña y Rubio, para ingresar esos automotores a la base de datos del Plan de Automatización de Combustible, ya arrojan un total de 2.081 unidades.
CONTRABANDO DE ALIMENTOS (LOS BACHAQUEROS)
Vea cómo operan las mafias que saquean los supermercados del Zulia
14-07-13.-“Me ofrecieron 600 bolívares por mi cédula y les dije que yo no me metía en eso. Revenden la harina, el arroz, el aceite, el azúcar, todo, y dejan a los demás sin nada, no estoy de acuerdo con eso, es pecado quitarles la comida a las personas. Soy wayuu y la gente nos mete en un mismo saco, para los demás todos los guajiros somos bachaqueros”.
La exclamación de María González, una doméstica de 53 años, madre de nueve hijos y practicante del cristianismo, se escucha en la cola de uno de los supermercados al norte de Maracaibo, en plena avenida Guajira. Su historia se mezcla con el ‘calorón’ que a las 9:00 de la mañana ya ‘rompe tejas’.
Una cerca de ciclón actúa como un respaldo para apoyar el peso del cuerpo, que luego de cuatro horas ya empieza a resentirse. La cola parece estática para los que están de últimos. Por lo menos un 80% de las personas que la hacen son wayuu. Quienes llegaron a las 6:00, con el amanecer, poco han avanzado. Distinta es la suerte que corren los que tomaron los productos de la cesta básica como un oscuro negocio. Cargando sillas plásticas que usan para ‘montar guardia’, y un batallón de acompañantes, son los primeros en entrar. En un día promedio un contrabandista se valdrá de trampas para comprar hasta seis veces en un mismo supermercado.
Los supermercados son blanco de un saqueo permanente que comienza desde las 8:00 de la mañana y se extiende hasta las 8:00 de la noche o hasta que se terminen los productos regulados. Cargamento que llega desaparece en cuestión de horas, y a veces en minutos. Entre los contrabandistas hay wayuu, alijuna y colombianos.
“Se van a pie, se van a Enne, De Cándido, Supermarket, Latino, no pagan carro”, cuenta una mujer que se queja de la proliferación del bachaqueo, ilícito que ha venido desangrando al Zulia. El problema que comenzó hace unos siete meses con la escasez de alimentos causada por el desvío de productos a Colombia, se concentra ahora en una práctica frenética que termina al final de cada día cuando los anaqueles ya no tienen un solo paquete de regulados.
Una red de información ha proliferado. Ya saben cuándo, dónde y qué va a llegar. Tal cual como depredadores al acecho saltan de un supermercado a otro para saquear lo que llegue
Tomar un carrito y pasearse por los pasillos a buscar lo necesario para la despensa se convirtió en una imagen lejana.
Todos saben que los bachaqueros son los primeros en hacer cola, llegan de madrugada, otros duermen en el portón. Marcan territorio. En ocasiones llegan hasta a intimidar a otros compradores que no van por negocio, si no por la necesidad de alimentar a su familia. “Montados en camiones de esos nuevos, llegan a pagarles a los que hacen las colas para llevarse la comida y cuando uno va a comprar ya no hay nada”, se queja Alcira Ferrer mientras trata de resguardarse del sol con la mano puesta en su frente.
Una mujer de unos 25 años recorre en plan de ‘policía’ la cola. “Hay que poner orden para que podamos entrar”, exclama mientras usa un marcador rojo para estampar un número en la muñeca. “El que no esté marcado no pasa”, vocifera retadora. No labora en el supermercado, ni pertenece a ningún cuerpo de seguridad. El 149 escrito en la muñeca izquierda indica el supuesto lugar que se ocupa en la cola.
El marcaje no es bien recibido por la mayoría. “Los mismos bachaqueros son los que se ponen a marcar a la gente. Esa muchacha la he visto varias veces, es de las que viene todos los días”. Los murmullos de incomodidad son colectivos.
Adentro otra cola, no menos extensa, es hecha por personas con factura. Deben entrar al establecimiento, comprar productos no regulados y volver a salir a hacer una cola que les permitirá comprar alimentos regulados.
“Hay arroz y aceite, ojalá cuando lleguemos allá todavía encontremos”, afirma una ama de casa. Rozan las 12:00 del mediodía. El sudor comienza a desvanecer el número estampado con marcador. Desde la parte interna un vigilante viene para repartir números escritos en un cartón, de modo rudimentario, los lanza como puede entre las rejas. El desespero para hacerse de un cartoncito provoca peleas, empujones, unos intentan subirse en la reja. Una señora se cae entre el tumulto, aún así logra tener un número.
El que
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