COVID 19

  CONRADO CAMPOS 5TO CS. NATURALES NSL

LITERATURA

  El coronavirus nos cambió la vida. Además del virus, se contagian el miedo, la ansiedad y la psicosis. Cambiaron las relaciones, los trabajos, el ruido, el silencio, el sentido del tiempo, las pesadillas y los sueños de cada noche. Aparecieron las palabras susurradas bajo los barbijos mientras reaprendemos el estornudo y el saludo, sin saber cuándo y a quién podremos volver a besar o a abrazar, las calles vacías, la distancia social, la vida delivery apta para quienes pueden pagarla y el lavado de manos como el arma más poderosa de esta guerra.  

   La pregunta es si seremos capaces de aprender de esta pandemia, si podremos reconstruir los vínculos y  la solidaridad, si podremos seguir aplicando este principio de prevención que usamos para cuidarnos del virus frente a las problemáticas ecológicas y sociales que ya existían en el mundo mucho antes de la aparición del COVID 19.  

Hacía mucho que  se anunciaba la aparición de nuevas pandemias. Según el biólogo Verzeñassi, “El Covid-19, como la gripe aviar y la porcina, son zoonosis, virus cuyas mutaciones tienen que ver con la destrucción de la biodiversidad y del hábitat en que tendrían que desarrollarse.  Se están creando nuevas enfermedades porque un modelo de agricultura y alimentación globalizado, industrializado e ineficiente, está invadiendo el hábitat ecológico de otras especies y manipulando animales y plantas sin respetar su integridad y su salud”.  

Quizás esto nos lleve a revalorizar los modos de producción de alimentos saludables, que no son los transgénicos (el primer medicamento es una buena alimentación decía Hipócrates), a discutir nuestros modos de vivir en las sociedades urbanas, y a recomponer el sistema sanitario destruido, pues tuvo que venir una pandemia para pensar un sistema único de salud que garantice que el 100% de la población pueda acceder a una medicina de calidad.

Con esta pandemia descubrimos que el sol es importante, pero ¿seguiremos haciendo desarrollos urbanísticos sin respetar ninguna regla sanitaria?

Comprendimos el valor del agua hasta para lavarnos las manos, te dicen que uses poca agua para lavarte los dientes, pero les permiten a las petroleras contaminar 30 millones de litros en un pozo de fracking. ¿Lograremos  entender que millones de personas no tienen una canilla en su casa, y que además se entrega algo esencial como el agua a la minería, al fracking o a la agroindustria, sin ningún tipo de límite?

 Vemos gente que en la televisión dice que ‘hay que ponerse del lado de la vida’ al hablar del coronavirus, pero ¿seremos capaces de aplicar esa  misma lógica con ciertas actividades humanas que son tan o más peligrosas que el virus? Si el cáncer producto de los agrotóxicos, los químicos de la minería a cielo abierto y el fracking, se contagiase como un virus, ya hubiésemos resuelto el tema del extractivismo hace tiempo. En realidad pareciera que se tomó enserio todo esto porque por primera vez un virus pone en riesgo la salud de gente con plata y poder. Pero flagelos como el hambre, la desocupación, nunca preocupaton tanto. ¿Podrá el coronavirus enseñarnos que todos los seres somos un solo organismo en el planeta, que  estamos interconectados?

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