CRISIS AGRICOLA Y POBREZA

Introducción

El presente trabajo se ha realizado con el fin de analizar algunas causas de la crisis agrícola actual que México está viviendo con algunos granos básicos. Algunos especialistas al referirse del tema comparten su opinión acerca del campo mexicano y la crisis permanente que ha estado viviendo y seguirá viviendo si no hacen nada para frenar el problema y darle solución.

La crisis agrícola, como cualquier acción, tiene consecuencias. La más polémica es la pobreza.

La pobreza es sin duda un problema social que ha pegado muy fuerte a la sociedad mexicana en estos días, ya que en los medios de comunicación y en aulas de clases se menciona unas cifras alarmantes y que demuestra que las políticas empleadas para erradicarlas no están funcionando. El gobierno tendrá que diseñar nuevas y eficientes políticas para que por lo menos se reduzca el número de habitantes que viven en esta situación que aqueja la población.

Rubén G. Echeverría, Jefe del Departamento de Desarrollo sostenible del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), opina que la pobreza rural es un tema sin solución.

Crisis Agrícola

La crisis agrícola se presenta con la caída de la producción de los granos básicos como son: el maíz, el frijol, trigo, arroz, etc., y a su vez la crisis alimentaria, ya que no se puede garantizar la seguridad alimentaria, a cambio de eso se tiene que importar estos productos de otros países.

Muchos analistas del tema han querido explicar este fenómeno y algunos han planteado algunas causas:

Algunas causas de la Crisis Agrícola

• La liberación del mercado rural.

La crisis agrícola que aqueja a México desde hace más de veinte años, se expresa primordialmente en la producción de maíz. En las últimas dos décadas disminuyeron la producción, la superficie cultivada, los rendimientos por hectáreas, incluso el consumo de maíz por persona. Lo único que experimento crecimiento fue la proporción de la superficie siniestrada y las importaciones necesarias de este grano para completar una demanda nacional también estancada.

A partir de la firma del Tratado de Libre Comercio que México hizo con los países del norte, específicamente con Estados Unidos, incorporando al maíz con goce de una reducción periódica de aranceles a 15 años, periodo que se ha cumplido, el maíz mexicano no ha podido competir con el maíz estadounidense, ya que actualmente la importación de este grano se encuentra libre de aranceles.

En Estados Unidos En México

Rendimiento/ha 7.5 tons. 1.7 tons.

Sup/hombre ocupado en la producción 9.7 has. 2.14 has.

Producto/hombre ocupado en la producción 72.5 tons. 4 tons.

Fuente: Elaboración propia con datos del documento “Crisis agrícola, Tratado de Libre Comercio y Migración internacional en México” de Rodolfo García Zamora, Universidad Autónoma de Zacatecas.

Esto es, la productividad de Estados Unidos en este cultivo es mayor a la de México en 17.8 veces. Además, Estados Unidos otorga subsidios directos a sus productores en cantidades muy superiores a las que otorga México. Allá los subsidios van directamente al ingreso de los productores, en México la mayor parte de los subsidios son al gasto; además, cada vez menores.

Es importante señalar que el maíz, es con mucho, el cultivo más extendido del territorio nacional. De las 14.4 millones de hectáreas que se cultivaron en el país en 1988, 6.8 millones, esto es, el 47.2% correspondieron al maíz.

Con las condiciones anteriores, México no tiene ninguna posibilidad competitiva.

• La especulación alentada en los mercados de futuros de materias primas agrícolas.

En el 2007, pese a que se tuvo una cosecha record, fue el año del primer tortillazo: se dispararon los precios del maíz. Pues la escasez originada por pérdidas agrícolas en otras latitudes favoreció en México la especulación de trasnacionales como Cargill y Maseca. Ahora la situación es mucho peor, pues las alzas de los precios –la tonelada de maíz que hace un año se cotizaba en alrededor de tres mil pesos hoy vale casi el doble–, cabe señalar que si la producción no cubre la demanda nacional, tendremos que importar no sólo maíz amarillo, como es costumbre, sino también maíz blanco: un grano escaso y caro pues pocos países lo producen en gran escala. Y algo parecido sucede con el frijol, con el sorgo, con la soya, con el trigo, con el arroz.

• La corrupción

Este problema ha estado presente a lo largo de estos años en las instancias gubernamentales y ha propiciado que se apoye a unos pocos favorecidos y la gran mayoría de los pequeños productores se quedan al margen, no sólo de los apoyos financieros y técnicos, sino de las ayudas para la comercialización de los productos y de la generación de políticas más amplias de desarrollo local.

El campo mexicano no sólo exige que se combata la corrupción en las esferas de gobierno dedicadas a su desarrollo, también se necesita un viraje de 180 grados en las políticas de desarrollo agrícola, ya que las actuales formas de proceder sólo nos están llevando a la concentración de la riqueza, a empobrecer aún más al mundo rural y a depender para alimentarnos del exterior.

• El Modelo Capitalista

Armando Bartra, periodista de La Jornada del Oriente (30 de Mayo de 2011) comenta en una nota otra de las causas de la crisis agrícola. Para él la crisis actual no es una crisis de coyuntura, sino de época, pues confluyen el agotamiento del modelo neoliberal de desarrollo, del sistema económico capitalista y del orden civilizatorio urbano e industrial.

Del encarecimiento de los alimentos aseveró que es provocado por un capitalismo que trata como mercancías al hombre y a la naturaleza, y se expresa en la especulación del dinero en las periódicas contradicciones internas del sistema económico; por lo tanto, afirmó que el proceso que se vive es una fractura de orden civilizatorio.

Miguel Velasco Valdés, reportero de La Jornada del Campo, concuerda con el reportero anteriormente citado acerca de que el modelo capitalista es una de las causales de la crisis, en lugar de abundancia trajo escasez. Por mucho tiempo sus críticos sostuvieron que el problema del capitalismo era sólo la injusta distribución de la riqueza. Se pensaba que el sistema tenía la virtud de desarrollar extraordinariamente las fuerzas productivas, pero sus inicuas relaciones de producción impedían un acceso equitativo a la creciente masa de bienes que la siempre renovada tecnología generaba. El capitalismo era un orden de abundancia. Abundancia mal repartida, pero abundancia al fin.

Olivier de Schutter, relator especial de las Naciones

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