Cambio Brutal De Cultura
Enviado por maqqu • 18 de Diciembre de 2012 • 2.484 Palabras (10 Páginas) • 545 Visitas
2. TRANSFORMACIONES CULTURALES
Lipovetsky tiene una visión con respecto a la sociedad que plantea un neo individualismo de tipo narcisista y, más aún, aquello que Lipovetsky llama: la segunda revolución individualista. Toda la obra de Lipovetsky gira en torno a la evolución y desarrollo del individualismo actual. Estos análisis se centran en la creación de una nueva categoría de pensamiento: la de hipermodernidad.
“La hipermodernidad vendrá acompañada de un hiperindividualismo y ambos se enfrentarán con la ambigua concepción de la postmodernidad. La postmodernidad ya no sirve para definir el momento actual de las sociedades liberales. Estamos en un momento histórico donde no existen sistemas alternativos al presente y donde el mercado ha impuesto su ley. Es el momento de la híper-modernidad sin oposición alguna, sin normativa o regulación y que tiene el estatus de global.”
Con este término, Lipovetsky presenta un mundo caracterizado por la invasión de las nuevas tecnologías y la modificación del concepto de cultura. Vivimos en una sociedad donde el papel de la imagen se ha convertido en un icono, rodeados de una pantalla global (ordenadores, teléfonos móviles, televisores,…), una pantalla que ha roto el discurso narrativo continuado a favor de lo plural e híbrido, sin forma definida y con total heterogeneidad. Se ha redefinido el concepto de cultura poniendo el acento en la formación de la misma a través del capitalismo, del imperio del hiperindividualismo y de la tecnociencia. A lo largo de sus análisis, Lipovetsky presenta un concepto de cultura del siglo XXI caracterizado por la cotidianidad en el acceso a las redes informáticas y sociales de modo inmediato, por el hiperconsumo en busca de la novedad, por los medios de comunicación a la carta y un tecnocapitalismo global. El clásico concepto de cultura, que diferenciaba entre la popular y la ilustrada, se ha desvanecido entre las redes y las nuevas tecnologías, y los campos de conocimiento empiezan a entremezclarse. La cultura es inseparable de la industria comercial y abarca todos los rincones del planeta, tiene aspiraciones concretas planetarias, independientemente del nivel económico. En la concepción del nuevo individualismo (híper-individualismo) el pensador francés pone el acento en una de las características más importantes del tiempo hipermodeno: lo paradójico. El desarrollo de una cultura PSY (incremento del factor "psicológico"), el acceso democrático al lujo, y el híper-consumo han provocado grandes desequilibrios internos en la relación del individuo consigo mismo. La línea de sus últimas publicaciones se encuentra muy ligada al análisis de los principales factores que organizan y mueven a la sociedad del momento. La economía ocupa uno de los papeles relevantes que mejor condicionan a la sociedad en la que vivimos. Existe un nuevo concepto de cultura, la cultura-mundo, que dista mucho del tradicional enfoque que otrora puso en marcha la Ilustración con la asociación de este término a los conocimientos humanísticos. La cultura-mundo actual significa el fin de la heterogeneidad tradicional de la esfera cultural y la llegada de la universalización de la cultura comercial, conquistando las esferas de la vida social, los estilos de vida y casi todas las esferas de las actividades humanas. En esta nueva cultura encontramos nuevos problemas con repercusiones globales tales como la ecología, la inmigración, la crisis económica, el terrorismo,… pero al mismo tiempo también tenemos crisis existenciales; de este modo Lipovetsky argumenta que el mundo se ha vuelto cultura y que a su vez, la cultura se ha vuelto mundo.
2.1. POSMODERNIDAD:
Los descubrimientos espectaculares de la ciencia, así como la lucha contra el Antiguo Régimen y el dogmatismo religioso, dotaron al proyecto moderno de una fuerza inigualable; pero en cuanto las realizaciones prácticas fueron remplazando a las promesas empezó a erosionarse el prestigio acumulado. Ya los padres de la sociología fueron bastante críticos con la modernidad. Max Weber, por ejemplo, sostenía que el resultado final sería una sociedad inflexible, opresiva, programada científicamente: una jaula de hierro seguida quizás de una profunda quiebra cultural y de la muerte de todo sueño humano.
Muchos piensan hoy que el proyecto moderno ha fracasado y una nueva cultura: la posmodernidad está ocupando su lugar.
“La modernidad –dice Michel Leiris– se ha convertido en mierdonidad. Otros (como Habermas) consideran que la modernidad es un proyecto inacabado pero con futuro y, aunque sea necesario enderezar su rumbo, debe sobrevivir para el bien de la humanidad.”
El tiempo nos dirá si la cultura moderna va a sucumbir ante el empuje de las ideas y creencias posmodernas, o más bien serán estas las que desaparezcan como una moda efímera. De momento, ni siquiera estamos en condiciones de adivinar cuál será el nombre propio (al estilo de Renacimiento, Reforma o Ilustración) por el que un día se conocerá a esta nueva época, que supuestamente estaría comenzando ahora. Como es lógico, posmodernidad debe ser considerado tan solo un término heurístico .Tener que recurrir a él conlleva una humillación no pequeña, porque el prefijo post revela que, hoy por hoy, la modernidad es la auténtica sustantividad.
Lo posmoderno no es lo contrario de lo moderno, sino su rebasamiento. Es la modernidad misma que en su auto cumplimiento invierte sus modalidades y efectos culturales. El descrédito de la razón, la ciencia y la técnica no ha surgido de una negación simple de estas, sino de su concreción histórico-factual, de su realización.
Algunos autores mencionan que la era postmoderna viene forjándose en las últimas 4 décadas de este siglo. Se remonta a los años 60´s y 70´s este concepto que al principio fue la crisis de modelos y la sensación de haber llegado a una encrucijada de callejones sin salida. Las guerras entre naciones, los modelos económicos, políticos y culturales fueron moneda de cambio. Estos últimos ejemplos suelen citar a José María Sbert en su escrito de la postmodernidad.
"La postmodernidad no hace más que continuar el rasgo intelectual más característico de la modernidad...” (José María Sbert)
En la postmodernidad se presentan características reveladoras que nos muestran sus diferentes facetas y perspectivas. Por ejemplo, el posmoderno desconfía de las instituciones y afirma su independencia. Se muestra indiferente a las cuestiones de la vida colectiva y prefiere retirarse a su vida privada. Es una actitud que lleva a la soledad y a la insolidaridad. Se destaca por su falta de utopía, de esperanza en conseguir un futuro mejor que el presente. La persona postmoderna no cree en la posibilidad de cambio
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