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Cambios En La Dieta Del Siglo XVIII


Enviado por   •  7 de Mayo de 2015  •  486 Palabras (2 Páginas)  •  515 Visitas

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CAMBIOS EN LA DIETA DEL SIGLO XIX Y XX

Consumo de carne

Entrado el siglo XIX, el consumo de carne era considerado como indicador de diferenciación social, incluso penetrando en el hogar, siendo el “jefe de familia” el que consumía mayores cantidades de carne y los mejores cortes, siguiendo la idea de que la carne fortalece al trabajador. Mientras, la mujer interioriza esto de tal forma que ni siquiera se reprime, simplemente no le gusta la carne, no tiene hambre.

A partir del siglo XX se aprecia un aumento en el consumo de alimentos de origen animal, constatando el progreso en la alimentación. El consumo de estos alimentos ha ido aumentando, hasta el punto de considerarse excesivo el de carnes rojas en los países industrializados en las dos últimas décadas, haciendo referencia a la repercusión negativa que puede tener dicho consumo para la salud y el mantenimiento del medio ambiente.

Consumo de cereales

La transición nutricional se inició en el siglo XIX, las mejoras de los ingresos se canalizaron en una primera etapa hacia un mayor consumo de bienes de subsistencia, en particular cereales, tubérculos y legumbres, En una etapa siguiente, a pesar del crecimiento de la renta, el consumo de alimentos básicos como los cereales o las patatas se estabilizó y pronto empezó a descender, a la vez que creció el consumo de alimentos de origen animal, hortalizas, frutas y azúcares. Al final del proceso la dieta había cambiado profundamente. De unas ingestas calóricas a menudo inferiores a las 2500 kcal., propias de las sociedades preindustriales, al final de la transición nutricional a menudo se superan las 3.000 kcal., generando problemas de obesidad, que se convierten en graves problemas para la salud. De unas dietas monótonas en las que el pan, las patatas y leguminosas aportaban gran parte de la energía y proteínas se pasa a un nuevo sistema alimentario en el que el consumo de carne, leche, grasas animales, azúcares, frutas y hortalizas tienen un peso importante al mismo tiempo que se produce una notable reducción de cereales, patatas y legumbres.

Durante una gran parte del siglo XIX se sigue aceptando como válida la cifra de un consumo medio de 4 fanegas y 4 celemines de trigo, equivalentes aproximadamente a unos 500 gr. diarios.

Fue a principios del siglo XX, sobre todo después de la primera guerra mundial, cuando se observan transformaciones importantes en los sistemas alimentarios. Por un lado la ingesta calórica registró una tendencia moderada al alza y por otro el peso de los productos de subsistencia se fue debilitando. Cereales y patatas empezaron a descender de forma moderada hasta la segunda guerra mundial mientras que el consumo de legumbres quedó reducido en una posición prácticamente marginal en los años anteriores a la segunda guerra mundial.

La práctica desaparición de las legumbres de la dieta de los países ricos fue simultánea al

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