Campaña Electoral De Indalecio (P.R.I)
Enviado por leninchavira • 3 de Junio de 2015 • 1.534 Palabras (7 Páginas) • 262 Visitas
Una cultura sexual
Si bien como vimos durante el transcurso del seminario, hablar de cultura, es hablar prácticamente de todo e incluso sabemos que no hay una única definición o aborde que nos sea existo. Así que me gustaría retomar en primera instancia una postura propuesta por el autor tylor, en donde se habla de cultura como “un conjunto trabado de maneras de pensar, de sentir, de obrar más o menos formalizadas, que aprendidas o compartidas por una pluralidad de personas, sirven, de un modo objetivo y simbólico a la vez para construir a esas personas en una colectividad particular y estimada.
A menudo, en nuestra sociedad, la sexualidad es territorio abonado para el escándalo una doble moral, Sin embargo, en las últimas décadas se ha ido abriendo paso la idea de que la sexualidad es un aspecto más de la cultura humana y que, por tanto, debe ser objeto de trabajo educativo como tantos otros aspectos de la cultura. Esa nueva perspectiva ha generado en el ámbito científico la Sexología, que en los últimos tiempos cobra cada vez mayor rigor, a pesar de la imagen nefasta que proyecta de ella la omnipresente "tele-basura".
La población a la que hay que enfocarnos en educación sexual es la joven (de 10 a 29 años), puesto que ellos son los agentes que configuran y son determinados por una cultura de la sexualidad.
En el Estado de México, hay 14, 877,208 de habitantes, 9 millones distribuidos de 0 a 44 años; 1, 425, 024 entre 10 y 14 años, y 4 millones entre 15 y 29 años. La población joven es la más vulnerable en la cultura de la sexualidad actual. “resultados señalan que el 21 % de los hombres de 13 a 10 años dijo que había tenido relaciones sexuales, así como 5.5% de las mujeres de esas edades. De 13 a 14, 9.8% de os hombres ya habían tenido coito y 2,9 de las mujeres de 17 a 19, el 46,4% de los hombres ya había iniciado su vida sexual y el 15% de las mujeres”.
Entonces me parece importante asociar la educación sexual con el hecho de prevención o salud sexual reproductiva, a pesar de que la sexualidad va mucho más allá de ello.
La cultura sexual de los adolescentes es una articulación de sentido, pero también es una palabra; como tal tiene una historia, un campo léxico-semántico donde adquiere valor" y al ser universal, "concentra en su seno el proyecto humano". En estas concepciones se considera que la cultura forma parte de la sociedad, es decir, participa de la interacción social que se da en lo cotidiano, de lo cercano el comportamiento mismo del ser humano. Hablar de cultura sexual es hablar de lo que se dice, lo que se sabe, lo que se cree y percibe de la sexualidad. Podríamos decir que la cultura se refleja en lo que las personas piensan y sienten respecto al mundo, algo o a alguien, es lo que se vive y lo que se apropia como resultado de la interacción cotidiana en la vida de las personas.
la conducta sexual es, entonces, parte de la cultura en la cual las personas comparten lo que se cree, lo que se dice, lo que se piensa, lo que se hace, lo que se experimenta respecto a la actividad sexual; pero, la diferencia entre hombres y mujeres respecto a esta actividad sexual es también parte de la cultura. Asimismo, la cultura también es norma: nos permite distinguir lo correcto de lo que no es correcto, lo permitido de lo no permitido, sobre todo en aspectos que tienen que ver con la conducta sexual, en donde lo no permitido y lo incorrecto es construido y vivido como culpa dentro de las familias, por lo cual se entiende entonces qué es lo que no se permite.
Observamos entonces que la cultura a través del núcleo familiar ejerce influencia en los adolescentes generando tanto culpas (por tener actividad sexual) y, a la vez, diversas emociones y afectos por parte de los amigos (en este caso) por creer que la actividad sexual es permitida (por los amigos) sino además deseada, esperada, por ser algo natural. De ahí que la conducta sexual de los adolescentes refleje aspectos de su contexto cultural, Ser adolescente y joven tiene la particularidad, según Zermeño (2002:30), de vivir en el seno familiar de origen, aunque trabajen siguen viviendo con sus padres.
La economía social, no favorece la emancipación de los jóvenes, ni para los que se comprometieron con una vida familiar propia, mucho menos para los solteros; habrá que buscar sus razones en la cualidad del mercado de trabajo y en los juicios morales locales sobre la familia. Este panorama anuncia de alguna manera el escenario de la cultura local en donde ubicamos este texto, entendemos que la cultura sexual
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