ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Capítulo II. Qué motiva la división del trabajo.


Enviado por   •  26 de Marzo de 2016  •  Resumen  •  1.655 Palabras (7 Páginas)  •  350 Visitas

Página 1 de 7

Capítulo II. Qué motiva la división del trabajo

La división del trabajo no es producto de la imaginación humana, sino una consecuencia "evolutiva" y cronológica de las actividades económicas cotidianas del hombre a negociar algo por otra cosa en pos de una mejor calidad de vida. Durante su existencia, el hombre necesita continuamente ayuda y auxilio de otros, mientras que, en pocas circunstancias, le alcanza con solo conseguir la amistad de otro. Debe ofrecer lo que otro necesita o complementar las necesidades de otros. Así se obtienen los bienes que necesitamos. Con la caridad esporádica no alcanzaría a cubrir todas las necesidades y como lo mismo les sucede a los otros, se da el canje o la compra.

Esta misma causa es la que se considera como la consecuencia originaria de la división del trabajo. Como uno no puede hacerlo todo, cada individuo logra una especialización que le permite obtener lo que otros puedan hacer. Así se satisfacen las propias necesidades y luego se cambian productos con otros que llegan a un mismo lugar, la necesidad de bienes ajenos por el propio. La diferencia en la aplicación de los talentos se da con el tiempo, y la dedicación a distintas ocupaciones. A los hombres, la disparidad de talentos les permite la mutua utilidad, por compra o canje, cada quien consigue lo que le viene bien de la producción de otra persona.

Capítulo III. La división del trabajo es limitada por la extensión del mercado

Si el mercado es pequeño, el hombre se anima a especializarse en más de un oficio o tarea específica. La aldea es muy limitada a diferencia de una ciudad y no siempre ofrece trabajos variados. En el campo, casi siempre, el hombre se ve forzado a dedicarse a las diferentes actividades afines a su oficio. A las orillas de los cuerpos de agua se originan posibilidades de nuevos mercados, esto favorece la ramificación y refinamiento del trabajo. Pero resulta difícil extenderlos hacia el interior del país. Las vías marítimas permiten acarrear mayor cantidad de mercancías, y ese tráfico enriquece en reciprocidad a las diferentes industrias.

Se promueven de gran manera las economías de distintas ciudades. El progreso florece en aquellas zonas donde se facilita el comercio de toda especie de productos del trabajo. Históricamente, la zona del Mediterráneo fue la que permitió intentar salir a otras regiones. Se considera que en Egipto se hizo esto, con ciertas obras en el interior, se logro un progreso, desarrollando el comercio interior por esas vías navegables. Si, en una nación, los ríos no se subdividen en varios brazos y al pasar a otra nación hay obstáculos para llegar al mar, no se podrá lograr un comercio importante.

Capítulo IV. Origen y uso de la moneda

Establecida la división del trabajo, el hombre satisface por trueque, en función del exceso de producción, la necesidad de la obtención de un producto ajeno. Se convierte en mercader, y la sociedad, en una organización de tipo comercial. Al comienzo, aparecieron desajustes entre lo producido por cada uno y lo necesitado, y existía la posibilidad de que el canje no se concretara.

Para evitar estos inconvenientes, el hombre trato de negociar, a fin de disponer de los productos deseados. Según la época, se utilizaron productos diferentes como elemento común de comercio: el ganado, la sal, el pescado seco, el tabaco, el azúcar, los cueros, las pieles.

El hombre prefirió los metales, que se podían dividir, no eran perecederos, y por ser más durables eran más adecuados para la circulación y el comercio. Así podía darse algo divisible, a modo de cambio. Hierro, cobre, oro y plata fueron usados a modo de moneda, sin cuño ni sello. El inconveniente era que debían ser pesados y compensados, lo cual originaba fraudes y abusos. En los países adelantados, se vio la necesidad de colocar algún sello público sobre cantidades precisas ese es el inicio de la moneda acuñada. Así, las Casas de Moneda identificaron mediante un sello oficial la cantidad y calidad constante del metal.

La moneda se transformo en el elemento universal de comercio en todos los países civilizados y por su intermedio, se vende, compra y canjea todo tipo de productos. Las reglas de canje por bienes o moneda es el valor relativo, o de cambio, de los bienes. Hay un “valor de uso” por la utilidad de un objeto, y hay otro “valor de cambio” por la capacidad de posesión de dinero. En general, las cosas que tienen un gran valor en uso no tienen su valor en cambio o bien este es escaso.

Capitulo V. Precio real y nominal de las mercancías

Cualquier hombre es rico o pobre según la posibilidad que tenga o no de disfrutar de las cosas necesarias beneficiosas y agradables de la vidaUna vez instalada la división del trabajo, es poco lo que puede lograr

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (10 Kb) pdf (79 Kb) docx (13 Kb)
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com