Capitalismo Cognitivo
Enviado por german2013 • 25 de Junio de 2013 • 2.549 Palabras (11 Páginas) • 432 Visitas
Universidad o Capitalismo cognitivo
Febrero 8/11 Henry Rubiano Daza, comunicador social y Premio Nacional de Periodismo 2004, Magister en Historia, analiza en el periódico La Nación, de Neiva, cómo la idea de aplicar conceptos de competitividad, mercantilismo y empresarialidad a la Universidad, afecta la esencia de la misma como ente del saber y el desarrollo social.
¿Tendría algún sentido la universidad, si no se pensara en su labor patrimonial de formar y hacer del conocimiento un bien común, abierto y en beneficio de todo el público? Podría ser atrevido iniciar el texto con una pregunta, pero en sí son varios los cuestionamientos que entretejen la considerable labor de pensar la universidad desde ángulos distintos a los de ‘compra-venta’ de profesionales que bien podrían ser ‘otro ladrillo en el muro’. Es claro que la educación no ha de tomarse como una forma de adoctrinar a las personas a un sistema que las convierte en máquinas cognitivas al servicio del desarrollo de grandes naciones y sus emporios industriales, sino que debe ser una herramienta que jamás debe dejar de buscar la esencia del ser humano en el sentido romántico de aquellas ideas del renacimiento. Pero hoy la realidad parece ser otra.
La universidad es, por su naturaleza y origen, el lugar donde ha de pensarse en la sociedad en todos sus ámbitos, de allí que la diversidad de profesiones sea la razón para que haya un complemento en las ramas del conocimiento. Por eso “La mercantilización de la universidad” , como bien lo enfatiza Galcerán Huguet, catedrática de filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, tomando como base el proceso de Bolonia, más allá del avance educativo y la transformación para bien de la universidad europea, fue un retroceso que coloca la universidad y el conocimiento al término de unas directrices que amalgama una serie de ideas de una Europa económica y otra Europa del conocimiento, rayando con la realidad local de los estados que conforman la UE y que desestabiliza el pensamiento originario de la universidad como institución del conocimiento sin ataduras, del pensamiento libre, de la democracia y el discernimiento.
Es claro que enfrentamos los retos de una nueva era del conocimiento, de la comunicación y de la información, donde ya se ha establecido que el conocimiento es un bien común. ¿Pero sabemos para dónde apunta ese bien común? ¿Cómo se está cultivando y qué se espera con el tiempo, teniendo en cuenta la acelerada forma de compartir conocimiento?
Ante novísimos conceptos y la formación de nuevas teorías, aparece el denominado ‘Capitalismo Cognitivo’ nuevo tipo de capitalismo, como lo relaciona Galcerán Huguet “tendencialmente abierto a diversas líneas de desarrollo, pues marca la conflictividad de una sociedad en la que las fuerzas neoliberales intentan encauzar únicamente en su beneficio las nuevas formas productivas emergentes, en especial aquellas que giran en torno al trabajo intelectual, inmaterial y/o cognitivo”.
Este ‘capitalismo cognitivo’, desde un enfoque marxista, nos refiere a la evolución de las ideas de la sociedad del pensamiento industrial a la sociedad del conocimiento, donde se perfila el trabajo intelectual, cognitivo y relacional que despliega las diversas capacidades productivas de trabajadores con alta formación, esto supone una universidad como eje de producción de conocimiento, de alianzas (Estado-empresa-universidad), de la intermediación tecnológica, de nuevas visiones económicas, formando profesionales elevados al cuadrado de Hommo economicus, apartados de alguna manera de la esencia crítica y humana.
Sobre el tema, se sugiere que esta nueva visión concentra sobre sí el interés renovado de aquellos sectores que ven en el potencial de la creación intelectual y cultural un nuevo segmento a explotar económicamente, un nuevo nicho de extracción de plusvalor, y por ello intentan someter esa Institución (universidad) a las normas dominantes de una mercantilización integral de sus procedimientos y a dirigirla según formas empresariales de gerencia. Señala Galcerán que el Proceso de Bolonia suponía la implementación de medidas necesarias para hacer de la Universidad una institución central en los nuevos circuitos del capitalismo cognitivo, en la terminología oficial de la sociedad de la información y la comunicación. A propósito sobre este tema, Teresa García Gómez en el mismo número de la Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado (REIFOP) de agosto de 2010 destaca que: “Desde el momento que nuestras sociedades se convierten en la sociedad de la información y del conocimiento, es decir, donde la información y el conocimiento ocupan un lugar privilegiado en la sociedad y en la cultura, siendo la creación, distribución y manipulación de la información una parte fundamental de las prácticas económicas, el capitalismo se apropia del ámbito del saber, una nueva regulación de los mercados donde el saber y lo cognitivo están en provecho de lo financiero”.
En efecto, hoy la educación es un excelente negocio a nivel mundial donde grupos económicos buscan anclarse. Hoy este servicio, que había sido considerado no productivo, es uno de los más rentables. La educación superior, que otrora era prestada en su mayoría por el Estado, es hoy una fuente extraordinaria de rentabilidad. “Se trata de un conjunto de tareas a las que en vez de considerar como gastos improductivos, busca insertar el tejido económico convirtiéndolas en nichos de negocio”, destaca Galcerán.
Ante estas reflexiones existen escenarios y sectores que tratan de generar dinámica como movimientos estudiantiles de la Unión Europea que han manifestado su descontento con el Proceso de Bolonia, que para Teresa Gómez no es más que: “la reconversión educativa hacia el nuevo capitalismo, privatizando la educación pública, lo que significa que la educación no tendrá posibilidad de ser un proyecto social y político pensado para la emancipación de los individuos, sino que estará al servicio de las necesidades e intereses económicos, gestionada desde una óptica empresarial, actuando para obtener los máximos beneficios al menor costo posible, transformando los problemas y fracasos escolares en problemas y fracasos personales, generando competitividad entre las personas y los centros educativos, proponiendo planes de mejora (de resultados) sin cambiar las condiciones de trabajo (menor ratio por aula, tiempo para el profesorado para la formación, investigación y discusión colectiva, direcciones escolares realmente pedagógicas y colectivas, etc.), etc”.
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