Capitalismo de Estado viene de edad

Capitalismo de Estado viene de edad

En todo Estados Unidos, Europa y gran parte del resto del mundo desarrollado, la reciente ola de intervencionismo estatal está destinado a disminuir el dolor de la actual recesión global y restaurar economías en crisis de salud. En su mayor parte, los gobiernos de los países desarrollados no tienen la intención de gestionar estas economías indefinidamente. Sin embargo, una intención contraria se encuentra detrás de intervenciones similares en el mundo en desarrollo: hay mano dura del Estado en la economía está señalando un rechazo de la doctrina estratégica de mercado libre.

Los gobiernos, los accionistas no privados, ya poseen las mayores compañías petroleras del mundo y controlan las tres cuartas partes de las reservas de energía del mundo. Otras compañías que poseen o alineadas con el estado gozan cada vez mayor poder de mercado en los principales sectores económicos de las economías de más rápido crecimiento del mundo. "Los fondos soberanos", un término acuñado recientemente para las carteras de inversión de propiedad estatal, representan una octava parte de la inversión global, y la cifra va en aumento. Estas tendencias están remodelando la política internacional y la economía mundial mediante la transferencia de cada vez más grandes palancas del poder económico y la influencia de la autoridad central del estado. Ellos están alimentando el fenómeno amplio y complejo del capitalismo de Estado.

No hace bastantes de 20 años, la situación parecía mucho diferente. Después de que la Unión Soviética se dobló bajo el peso de sus muchas contradicciones internas, la nueva dirección del Kremlin se movió rápidamente para adoptar el modelo económico occidental. Los jóvenes gobiernos de las repúblicas ex soviéticas y satélites defendieron los valores políticos de Occidente y comenzaron a unirse a sus alianzas. Mientras tanto, en China, las reformas de mercado liberales que se habían puesto en marcha una década antes de que comenzaran a insuflar nueva vida en el Partido Comunista de China. poderes de los mercados emergentes, como Brasil, India, Indonesia, Sudáfrica y Turquía, comenzaron a desregular sus economías latentes y capacitar a la libre empresa doméstica. En toda Europa occidental, las olas de la privatización lavados gestión estatal de muchas empresas y sectores. Los volúmenes de comercio se hincharon. La globalización de la elección del consumidor y las cadenas de suministro, de los flujos de capital e inversión extranjera directa, de la tecnología y la innovación reforzó estas tendencias aún más.

Pero la marea de libre mercado ha retrocedido. En su lugar ha llegado el capitalismo de Estado, un sistema en el que las funciones del Estado como actor económico de primer orden y utiliza principalmente para los mercados de la ganancia política. Esta tendencia ha avivado una nueva competencia global, no entre ideologías políticas rivales, sino que compiten entre modelos económicos. Y con la inyección de la política en la toma de decisiones económicas, está surgiendo un conjunto totalmente diferente de ganadores y perdedores.

Durante la Guerra Fría, las decisiones tomadas por los gestores de las economías dirigidas soviéticos y chinos tuvieron poco impacto en los mercados occidentales. mercados emergentes de hoy en día todavía tenían que surgir. Pero ahora, los funcionarios del estado en Abu Dabi, Ankara, Pekín, Brasilia, Ciudad de México, Moscú y Nueva Delhi tomar decisiones económicas - sobre las inversiones estratégicas, la propiedad estatal, la regulación - que resuenan en los mercados globales. El desafío planteado por esta potente tipo de capitalismo gestionado por el Estado se ha agudizado por la crisis financiera internacional y la recesión global. Ahora, los defensores del libre comercio y los mercados abiertos tienen que demostrar el valor de estos sistemas a un público internacional cada vez más escéptico.

Este desarrollo no es simplemente una función de la disminución de los Estados Unidos de poder e influencia en relación con los de los estados emergentes. Si los gobiernos de estos estados habían elegido para abrazar el capitalismo de libre mercado, disminución de la participación de Estados Unidos en el mercado mundial habría sido compensada por las ganancias globales en la eficiencia y la productividad. Pero el ascenso del capitalismo de Estado ha introducido ineficiencias masivas en los mercados mundiales y se inyecta la política populista en la toma de decisiones económicas.

LOS ACTORES PRINCIPALES

El capitalismo de Estado tiene cuatro actores principales: las empresas petroleras nacionales, empresas de propiedad estatal, campeones nacionales de propiedad privada, y los fondos soberanos (SWF).

Al pensar en la "gran petróleo", la mayoría de los estadounidenses piensan que la primera de las empresas multinacionales como BP, Chevron, ExxonMobil, Shell o Total. Pero las 13 petroleras más grandes del mundo, medidos por sus reservas, son propiedad y operados por los gobiernos - empresas como de Arabia Saudita Saudi Aramco; la Compañía Nacional de Petróleo de Irán; Petróleos de Venezuela, S. A .; Gazprom y Rosneft de Rusia; la Corporación Nacional de Petróleo de China; Petronas de Malasia; y la brasileña Petrobras. Las empresas estatales como éstas controlan más del 75 por ciento de las reservas mundiales de petróleo y producción. Algunos gobiernos, en el descubrimiento de la influencia que viene con predominio del estado de los recursos energéticos, han ampliado su alcance con respecto a otros activos estratégicos llamados. multinacionales de propiedad privada producen en la actualidad sólo el diez por ciento del petróleo del mundo y ocupan solamente un tres por ciento de sus reservas. Y en gran parte del mundo, que ahora deben gestionar las relaciones con los gobiernos que poseen y operan sus rivales comerciales más grandes y mejor financiados.

En sectores tan diversos como la petroquímica, generación de energía, la minería, el hierro y la producción de acero, la gestión de puertos y el transporte marítimo, la fabricación de armas, automóviles, maquinaria pesada, las telecomunicaciones y la aviación, un número creciente de gobiernos ya no se contentan con la simple regulación del mercado. En su lugar, quieren usar el mercado para reforzar sus propias posiciones políticas nacionales. Las empresas estatales ayudan a hacer esto, en parte, mediante la consolidación de sectores industriales enteros. Endiama de Angola (diamantes), AzerEnerji de Azerbaiyán (generación de electricidad), Kazatomprom de Kazajstán (uranio), y la Oficina de Marruecos Chérifien des Fosfatos - todas estas empresas de propiedad estatal son con mucho los más grandes jugadores nacionales en sus respectivos sectores. Algunas empresas estatales han crecido particularmente enormes, sobre todo la línea de telefonía fija y de exportación de armas de Rusia monopolios; monopolio de aluminio de China, duopolio de transmisión de energía, y las principales empresas de telecomunicaciones y las compañías aéreas; y la empresa nacional de ferrocarriles de la India, que es uno de los empleadores no militares más grandes del mundo, con más de 1,4 millones de empleados.

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