Cartagena Se Merece Un Mejor Alcalde

¿Cartagena tiene el alcalde que se merece?

Por: Harold David Leiton Moncada

Grupo: A

En las elecciones del pasado 30 de octubre del 2011 los cartageneros tomaron una gran decisión la cual fue unánime, ya que el actual alcalde Campo Elías Terán Dix obtuvo el porcentaje mayor de los votos.

Este simpatizante alcalde, además de haber trabajado para esta ciudad como locutor en una de las emisoras locales, ayudando a la seguridad pública, también fue uno de pocos candidatos que se atrevió a exponer sus propuestas a los barrios marginados de esa ciudad, lo cual le sumo muchos votos.

Pero ¿qué ha hecho Campo Elías para compensar esos votos? para esto les informo que el sacerdote Rafael Martín Castillo Torres, el infatigable Padre Rafa Castillo, ha elaborado un decálogo el cual extraigo los siguientes mandamientos para un buen alcalde:

-Esforzarse siempre por concebir su municipio como un gobierno que desde lo local es capaz de facilitar el desarrollo humano.

-Asumir responsablemente las nueva tareas que le exige el desarrollo local, como son el crecimiento económico de su comunidad, la erradicación de la pobreza, la preservación del medio ambiente, el ordenamiento territorial de su municipio, el enfoque de derechos en su gestión, así como el fortalecimiento del tejido social y de nuestra identidad cultural.

-Organizar, motivar y entusiasmar a su equipo de trabajo, estimulando y poniendo tanto los talentos como las creatividades individuales al servicio del buen gobierno.

-Esforzarse permanentemente por mejorar sus habilidades para comunicarse, usar mejor su tiempo y delegar las tareas.

-Propiciar escenarios que eleven la categoría ciudadana de los cartageneros, mejoren su conciencia cívica.

Con esto pongo en duda que Cartagena tenga el alcalde que se merezca, ya que algunos de estos mandamientos no lo están poniendo en práctica y si lo están poniendo no será el 100%. Como por ejemplo la pobreza y la seguridad pública, en donde las personas hoy en día no pueden salir de su casa porque sienten que su vida está en riesgo.

Esto es provocado por las personas que no tienen una vida sostenible y que el único camino para salir de la pobreza es arrebatando el bien ajeno, en donde ponen en riesgo la vida de sus víctimas.

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