Caso Barreda
Enviado por Linda33 • 20 de Octubre de 2013 • 1.204 Palabras (5 Páginas) • 423 Visitas
Ricardo Alberto Barreda (16 de junio de 1936), es un odontólogo argentino de la ciudad de La Plata, Argentina, quien se hizo conocido en 1992 por asesinar a su esposa, Gladys McDonald, a su suegra, Elena Arreche, y a sus dos hijas, Cecilia y Adriana Barreda.
En 1995 fue condenado a prisión perpetua. A principios de 2008 le concedieron el beneficio del arresto domiciliario, por su buena conducta y por ser mayor de 70 años, revocada luego por violarla con la excusa de necesitar ir a una farmacia. El 11 de febrero de 2011, el beneficio de prisión domiciliaria le fue devuelto. Luego de violar el arresto domiciliario en marzo de 2011, volvió a la prisión, al final de ese mismo mes le fue otorgada la libertad condicional. Hay un rumor que cuenta que al salir de prisión Barreda contaba con una lista, la cual contenía entre otros, el nombre Jorgelina Pereyra Iraola alias "la pochi". Algunos afirman que esta lista contenía los nombres de sus futuras víctimas, pero hasta el momento nada le pasó a aquellos que figuraban en ella.
Crimen
El 15 de noviembre de 1992, en la casa de Calle 48 entre 11 y 12 en La Plata, con una escopeta marca Víctor Sarasqueta mató a su esposa, Gladys McDonald (de 57 años), a su suegra Elena Arreche (de 86 años) y a sus dos hijas Cecilia (de 26) y Adriana (de 24), quienes eran odontóloga y abogada respectivamente.
Según contó Barreda, esa mañana se despertó y le dijo a su mujer que iba a limpiar las telarañas del techo. Ella le respondió, despectivamente, "Andá a limpiar, que los trabajos de conchita son los que mejor hacés". La mala relación ya llevaba un tiempo y Barreda recuerda siempre "los oprobios y humillaciones" que habría sufrido por parte de su esposa, hijas y suegra. Decidió podar la parra, al ir a buscar un casco encontró la escopeta Víctor Sarasqueta que su suegra le había traído de Europa. Tomó la escopeta, la cargó y se llevó cartuchos adicionales en los bolsillos. En la cocina de la casa se encontraban su mujer y su hija menor, Adriana. Primero mató a Gladys, y luego a Adriana. Por las escaleras bajaba su suegra, a la que le disparó, y por último mató a su hija Cecilia, quien bajaba detrás de su abuela.
Luego de esto recogió los cartuchos y los guardó en el baúl del auto. Con la intención de hacer pasar esto como un robo, Barreda desacomodó los muebles y tiró papeles. Al mediodía tomó su auto y se deshizo de los cartuchos (arrojándolos en una boca de tormenta) y de la escopeta (que tiró en un canal en un lugar cercano a Punta Lara. Se sintió tranquilo y se fue al zoológico, luego al cementerio y más tarde a un hotel alojamiento con su amante, Hilda Bono.
Al regresar a medianoche a su casa, llamó a un servicio de ambulancias. Al llegar la policía se mostró tranquilo y contó la historia del robo. Al ser trasladado al destacamento policial, el comisario Ángel Petti le dio un ejemplar del Código Penal abierto en la página que contenía el artículo 34, que establece la inimputabilidad de aquellos que no entienden lo que hacen, por locura u otra causa. Barreda al parecer se sintió seguro con este dato, y poco tiempo después le confesó todo al comisario.
Juicio en 1995 y prisión
Declaró los días 7 y 14 de agosto de 1995, donde con mucha serenidad contó cada detalle del crimen a los jueces que integraban la Sala I de la Cámara Penal (Carlos Hortel, Pedro Soria y María Clelia Rosentock).
Bartolomé Capurro, perito, declaró que Barreda padecía de
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