Caso Owen

Owen: Una infancia marcada por la violencia intrafamiliar

Los niños representan la esperanza y son un reflejo de lo que aprenden de nosotros y de lo que serán cuando se conviertan en adultos. Los derechos y libertades de los niños se basan en el respeto a la dignidad y el valor de cada individuo, independientemente de su raza, color, género, idioma, religión, opiniones, orígenes, nacimiento o capacidad, pero ¿sucede lo mismo en el caso Owen?

El 16 de mayo del 2014, Virginia Salazar llevó a su hijo Owen de cinco años a Urgencias en el hospital Issemym de Los Reyes Iztacala, en Tlalnepantla, Estado de México, tras haber sido severamente golpeado por su padrastro. Owen fue bañando con agua fría, golpeado, pateado y quemado con encendedor y cigarrillos durante un mes. Después de varios días en terapia intensiva, Owen ingresó a la sala de piso y los médicos informaron que su mejora era buena.

La madre de Owen ahora está en prisión y enfrentará un proceso por omisión de cuidados y no hacer nada para proteger a su hijo por las lesiones que le propinó su pareja.

Ante la noticia, algunos ciudadanos franceses ofrecieron entregar ropa y juguetes al niño y manifestaron su deseo de apoyarlo y llevarlo a su país, donde varias madres habían mostrado el interés de adoptarlo. El padre biológico y la abuela agradecieron ese acto, pero dijeron que Owen ya tiene quien lo quiera y lo cuide y solicitaron ante la directora del DIF la guardia y custodia del niño.

El 11 de junio del 2014, Rubén Díaz, padrastro y agresor de Owen, fue detenido en San Miguel Tequixquiac y puesto a la disposición del Ministerio Público para determinar su responsabilidad en el caso, no podrá salir bajo fianza.

Luego de haberle quitado la férula (tablilla empleada en el tratamiento de fractura) que tenía en la mano izquierda y de haber evolucionado satisfactoriamente su herida quirúrgica, Owen fue trasladado a un refugio temporal del DIFEM y permanecerá ahí hasta que se resuelva su situación jurídica.

Si en los niños está nuestro futuro ¿por qué dañarlos?, ¿por qué violentarlos?, ¿por qué golpearlos?, ¿por qué explotarlos?, ¿por qué abusar de ellos? La vida de Owen estuvo en riesgo, y él, al igual que todos los niños de este país y del mundo entero, deben ser respetados y educados de la mejor manera posible y merecen ser tratados como lo que son: pequeños seres humanos.

La virtud (areté) es un hábito [o disposición adquirida] de la voluntad, consistente en un término medio en relación con nosotros; [término medio] que es determinado racionalmente por una regla recta (órthos lógos), aquella por medio de la cual lo determinaría un hombre dotado de sabiduría práctica (phrónimos) (Aristóteles, 2001). Según la teoría de las virtudes no hay que excedernos ni tampoco limitarnos en nada, hay que permanecer en el punto medio de las cosas, como diría Aristóteles: Nada con exceso, todo con medida. Pero Díaz, el padrastro de Owen, no supo controlar sus emociones y llegó al extremo de la violencia, dañando de por vida al pequeño Owen, y faltando a los valores éticos de la tolerancia y el respeto, porque primero que nada Díaz no supo ser tolerante ni tampoco respetó la integridad y derechos del niño. Las personas son libres de tomar las decisiones que quieran, pero también son responsables de afrentar las consecuencias de éstas. Siempre debemos de tener en mente que nuestra libertad termina donde empieza la de los demás (Sartre, 2011), por eso cualquiera que haya sido la razón que lo llevó a golpearlo, su obligación era ser paciente con el niño, dialogar y conducirlo a una conducta responsable y propia de su edad.

Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio (Gandhi, 2014). Es cierto que los niños en ocasiones son rebeldes, vagos y desentendidos, pero para eso están los

...