Castel

Síntesis del texto “El ascenso de las incertidumbres. Trabajo, protecciones, estatutos del individuo” Robert Castel.

A comienzo de los años setenta, el porvenir se leía todavía bajo el signo del progreso social. Sin embargo treinta años después se produjo una transformación tal en la manera de vislumbrar el futuro, que el autor elige comenzar el texto con la frase: “El cuerpo social pierde muy lentamente su mañana”.

Comienza a hablarse de “crisis”, refiriéndose a los primeros efectos de este cambio, que luego repercutiría en todos los sectores de la vida social. Hoy se puede decir que lo que se jugó a lo largo de esos treinta años fue un cambio de régimen del capitalismo, pasando del capitalismo industrial a uno nuevo.

“El porvenir está abierto” plantea Castel. Y así comienza a intentar explicar este nuevo régimen capitalista.

El capitalismo industrial al final de su período de mayor desarrollo había llegado a promover una gestión regulada de las desigualdades, convirtiéndose estas en el seno de la cuestión social. Plantear la cuestión de las desigualdades supone la superación del punto de vista del enfrentamiento de clases. Para que existan las desigualdades es necesario que la sociedad se constituya alrededor de un continuo de posiciones salariales que son diferentes y que están estructuralmente relacionadas entre si, porque forman parte de un mismo conjunto interdependiente. Esta estructura es la de la sociedad salarial, donde todos se miden y se comparan, pasando de la lógica de oposición de clases, a la competencia entre grupos profesionales. Aunque ante conflictos intensos pueden llegar a formar alianzas (por ej. Huelga de mayo de 1968).

Las relaciones de producción permanecen inmutables, el salariado se extiende e instala, pero esta vez la condición salarial está rodeada y atravesada de protecciones. Hubo una transformación de la condición salarial. Debido a estos cambios, la exhortación a ser un individuo se generaliza. A algunos les va muy bien en este nuevo régimen, se vuelven hipercompetitivos. Pero otros no poseen los capitales (en el sentido de Bourdieu) para hacer frente a la novedad.

El autor habla de individuos por exceso, como aquellos que han llevado al extremo la autosuficiencia, al punto de olvidar que viven en sociedad. Y de individuos por defecto como aquellos que no poseen los recursos mínimos de independencia social. La dinámica de individuación implica efectos contrastados ya que maximiza las posibilidades de unos e invalida las de otros.

Los individuos por defecto son los que no tienen trabajo y también los que tienen pero en condiciones de subempleo o los llamados “trabajadores pobres”, porque ambos carecen de las condiciones necesarias para conducirse y ser reconocidos como individuos de pleno derecho. Así se desarrolla una zona híbrida de la vida social entre trabajo y no trabajo, seguridad y asistencia, integración y desafiliación, donde faltan las condiciones para construir independencia económica y social.

Dentro de los riesgos que el autor enumera para esta sociedad están: el riesgo social, las poblaciones en riesgo, y los nuevos riesgos. La tarea será distinguir entre los riesgos, luchar contra la tendencia a adicionarlos y arbitrar entre aquellos que se deben priorizar.

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