China y el emerger de Asia Oriental
Enviado por mariw2402 • 25 de Junio de 2023 • Apuntes • 3.064 Palabras (13 Páginas) • 143 Visitas
Transformaciones internas
Al tomar su propio y peculiar camino hacia el “socialismo con características chinas”, China consiguió construir un modelo de economía de mercado manipulada por el Estado que proporcionó un espectacular crecimiento económico. Las reformas también conllevaron degradación medioambiental, desigualdad social y la reconstitución del poder de clase capitalista. El Partido Comunista abrazó las reformas económicas con el objetivo de acumular riqueza y de modernizar su potencial tecnológico en aras a mejorar su capacidad para manejar la disidencia interna, para defenderse mejor frente a una agresión externa y para proyectar su poder hacia el exterior en la esfera de sus intereses geopolíticos. La fuerte dependencia de la inversión extranjera directa ha mantenido el poder de propiedad de la clase capitalista fuera de sus fronteras facilitando, en cierto modo, su control por parte del Estado. Pero la neoliberalización de la economía no iba a venir acompañada de ningún proceso en el campo de los derechos humanos, civiles o democráticos.
Cuando Deng inició el proceso de reforma en 1978, prácticamente todo aquello que había de relevancia en China entraba dentro del sector estatal. Las empresas de propiedad pública dominaban los sectores más importantes de la economía. Se mantenía a los habitantes rurales separados de los habitantes urbanos a través de un sistema de permisos que otorgaba un considerable número de derechos a éstos últimos, mientras que a los habitantes rurales se los negaba.
Las empresas públicas se mantuvieron durante mucho tiempo como los pilares inalterables del control de la economía por parte del Estado. La seguridad y los beneficios que conferían a sus trabajadores, aún sujetos a un lento desmantelamiento, sirvieron para tender una red de seguridad en materia de protección social que cubría a un segmento significativo de la población durante muchos años. La creación de una economía de mercado más abierta se produjo en torno a estas empresas mediante la disolución de las comunas agrícolas que cedieron el paso a un “sistema de responsabilidad personal” individualizado. Se permitió el nacimiento de todo un sector privado. Finalmente, se produjo la llegada del capital extranjero, que alcanzó su mayor afluencia durante la década de 1990. Con el paso del tiempo, el capital extranjero se integró en las empresas municipales y en las empresas estatales, y el sector privado cobró mucha más importancia tanto de manera directa como indirecta. Cuando las empresas públicas perdieron rentabilidad, los bancos les brindaron créditos de bajo coste. Desde el momento en que el mercado ganó fuerza y relevancia, el conjunto de la economía se desplazó hacia una estructura neoliberal.
A principios de la década de 1980 se otorgó a los campesinos el derecho a utilizar las tierras comunales bajo un sistema de “responsabilidad personal”. En un principio, podían vender en el mercado libre los excedentes de la producción sin ajustarse a los precios controlados por el Estado. A finales de la década de 1980, las comunas se habían disuelto por completo. Las rentas y la producción aumentaron hasta 1984, a partir de ese momento, los ingresos se estancaron. La disparidad de los ingresos entre el ámbito rural y urbano experimentó un acusado aumento. Por otro lado, la pérdida de los derechos sociales colectivos supuso que los campesinos, a diferencia de los residentes urbanos, tuvieran que afrontar onerosas tarifas para poder asistir a las escuelas, obtener atención sanitaria o recibir otros servicios esenciales. Empujados a tener que buscar trabajo en otra parte, los emigrantes rurales comenzaron entonces a inundar las ciudades para formar una inmensa reserva de mano de obra. Esta fuerza de trabajo era vulnerable a la superexplotación y ejercía una presión a la baja en los salarios de los residentes legales de las ciudades. Cuando se disolvieron las comunas, sus competencias administrativas y políticas fueron traspasadas a los gobiernos recién establecidos en las ciudades y en los pueblos. La legislación posterior permitió a estos gobiernos tomar posesión de los activos industriales de las comunas y proceder a su transformación en empresas municipales. Liberadas del control estatal centralizado, las Administraciones locales adoptaron invariablemente una actitud de tipo empresarial. Las empresas municipales fueron particularmente activas en las periferias rurales de las grandes ciudades y en las áreas donde la inversión extranjera era libre. Estas empresas se convirtieron en una fuente increíble de dinamismo en la economía durante los primeros quince años del período de reformas. Todo lo que funcionara en las empresas municipales podía convertirse posteriormente en base de la política estatal. Estas empresas realizaban operaciones privadas “en todo, salvo en el nombre”, explotando mano de obra rural o inmigrante a un coste insignificante y operando al margen de todo tipo de regulación.
Durante la década de 1980 quedó claro que la mayor parte de la espectacular tasa de crecimiento de China estaba siendo impulsada desde fuera del sector público empresarial. Muchas de las empresas estatales eran presas del endeudamiento y tuvieron que ser socorridas bien por el gobierno central o bien por los bancos estatales, que fueron alentados a prestarles el dinero en condiciones ventajosas. Esto último creó graves problemas a los bancos. En la década de 1990 se sucedieron oleadas de privatización/conversión de empresas estatales. En un principio, la inversión extranjera estuvo canalizada hacia las cuatro zonas económicas especiales situadas en las regiones de la costa sur del país. Estas zonas “tenían el objetivo inicial de producir bienes destinados a la exportación con la finalidad de obtener divisas extranjeras. También funcionaban como laboratorios económicos y sociales y ofrecían un abanico de incentivos a los inversores extranjeros”. Pero los primeros intentos de las firmas extranjeras de colonizar el mercado interno chino en campos como el del automóvil y los artículos manufacturados no dieron buenos resultados. Los únicos sectores que registraron un claro éxito fueron los dedicados a la exportación de bienes que exigían una abundante mano de obra. Más de dos terceras partes de la inversión extranjera directa estaban dirigidas por chinos residentes en el exterior. Después de 1995, el gobierno chino abrió virtualmente la totalidad del país a todo tipo de inversiones extranjeras directas. El sistema de fijación de precios basado en la competencia predominó sobre el proceso de devolución de poderes desde el Estado central a los entes locales. La consecuencia fue herir gravemente a muchas de las empresas públicas y crear una inmensa masa de desempleados.
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