Cien años de Soledad
Enviado por alfredoramlopez • 12 de Octubre de 2014 • 2.432 Palabras (10 Páginas) • 333 Visitas
Ensayo sobre el libro “Cien años de Soledad” de Gabriel García Márquez Una sociedad conflictiva muestra como indicios conflictos de valores. Por Wolfgang Amadeo Streich Reconozco al comenzar estas líneas que no existe un modelo perfecto de sociedad. Se han escrito millones de líneas desde hace unos 5.000 años. Las diferentes culturas dejaron plasmadas en piedra, ladrillos, madera, cuero y papeles, la realidad de sociedades conflictivas. Donde hay rastros de civilización organizada, hay rastros de conflictos de todo tipo, familiares, comunales, laborales, imperiales, nacionales, internacionales, etc. etc. Aunque mi trabajo no pretende tener un valor científico basado en la observación y la experimentación, ni en análisis rigurosos, me gustaría proponerle que hagamos una reflexión sobre algunos puntos que me llamaron la atención en la obra de Gabriel García Márquez, “Cien Años de Soledad”. Mi perspectiva personal, es que de alguna u otra manera García Márquez trata de expresar una realidad social conflictiva identificando de manera muy original conflictos de valores, a través de metáforas, y narraciones hasta cierto punto un poco exageradas, pero que observando detenidamente tiene similitudes con la realidad Latinoamericana. Hace mucho, mucho tiempo, Macondo fue fundado por José Arcadio Buendía, que venía huyendo de un pasado tenebroso y conflictivo. Llegó con nuevas expectativas, nuevos ideales e ilusiones acompañado de un grupo de personas que lo seguían buscando un mejor porvenir. José Arcadio se convirtió en un líder. “José Arcadio Buendía era una especie de patriarca juvenil, que daba instrucciones para la siembra y consejos para la crianza de niños y animales, y colaboraba con todos, aun en el trabajo físico, para la buena marcha de la comunidad. Puesto que su casa fue desde el primer momento la mejor de la aldea, las otras fueron arregladas a su imagen y semejanza. Tenía una salita amplia y bien iluminada, un comedor en forma de de terraza con flores de colores alegres, dos dormitorios, un patio con un castaño gigantesco, un huerto bien plantado y un corral donde vivían en comunidad pacífica los chivos, los cerdos y las gallinas” Tenemos a un padre ejemplar, con una esposa ejemplar y muy emprendedora, Úrsula. Todos sabemos que familia es la célula básica de la sociedad. La sociedad se compone de familias. El hogar es el corazón de la sociedad. Muchos de los grandes problemas sociales tienen su origen en aquel lugar donde niños y jóvenes aprenden conductas, actitudes, donde se fundamentan los valores de la sociedad del mañana. Hay influencias extraordinarias, que se generan entre las 4 paredes de una pequeña vivienda.
Algo interesante que noto en los sucesos de Macondo, es un cambio negativo en la actitud del líder del hogar, y el líder civil, fundador del pueblo. “Aquel espíritu de iniciativa desapareció en poco tiempo, arrastrado por la fiebre de los imanes, los cálculos astronómicos, los sueños de transmutación y las ansias de conocer las maravillas del mundo. De emprendedor y limpio, José Arcadio Buendía se convirtió en un hombre de aspecto holgazán, descuidado en el vestir, con una barba salvaje...” Su mente empieza a divagar, y se encierra en una tristeza y soledad inigualable. Veo que a través de toda narración sobre los Buendía, aparecen hijos, nietos y bisnietos tristes, solos, que van perdiendo el rumbo de la vida. Melquíades, un ser mitológico, aparentemente sacado de alguna leyenda de magia, experto estudioso de los designios y adivinaciones de Nostradamus, escribe en unos pergaminos unas claves secretas y misteriosas. Durante todo el libro puedo percibir como un designio negro, marcado de muy antemano, a los descendientes de la familia, tristes, solos, infelices. Seguir idea tras idea a García Márquez parece un poco dificultoso. Si uno desea conocer bien los detalles de cada Aureliano, y seguir la trama de la obra literaria, debe concentrarse bastante bien para no perder ningún detalle, y pasar por cambios bruscos de lugar, de tiempo y circunstancias. Lo ideal es leer el libro varias veces, marcarlo y poder seguir la secuencia de hechos. Usando un poco de tiempo, un poco de atención y mucha imaginación, usted podrá entender y vivir muchas de las experiencias relatadas por García Márquez. Se presentan permanentes conflictos familiares, infidelidades, rivalidades, enfrentamientos entre esposos, padres, hermanos, hijos, nietos. No podría detenerme en cada detalle, pero como dice el dicho, “para muestra vale solo un botón”. “Amaranta,… decidió con espantosa frialdad que la fecha sería el último viernes antes de la boda, y el modo sería un chorro de láudano en el café” Amaranta estaba dispuesta a matar a Remedios. Ellas habían crecido bajo el mismo techo. Realmente me parecen espantosas muchas cosas suceden en la maraña de anécdotas familiares. Algunas pueden ser reales, otras un poco exageradas. Página tras página pareciera que las relaciones se vuelven más difíciles. Hay más distanciamiento. Hay más soledad. Pasaré rápidamente a otro punto. Del ámbito familiar podemos pasar al aspecto circundante. El pueblo de Macondo. Las estructuras originales eran simples y sencillas, pero al formarse un gobierno central, surgen fuerzas opuestas, que compiten por el poder. Por un lado los Conservadores y por otro los liberales. Estas fuerzas, creo, que tienden a sintetizar la mayoría de los conflictos políticos y luchas de
poder en Latinoamérica. Con gran asombro veo la perspectiva política de García Márquez. Pareciera que nos está diciendo a gritos que los partidos no tienen un andamiaje ideológico firme. Ya lo dijo una vez el viejo Don Blas N. Riquelme: Nosotros los colorados somos muy flexibles, si hoy nos conviene ser de derecha, vamos a la derecha, y si nos conviene ser de izquierda, vamos para la izquierda. Al igual que en Macondo, hubieron tiempos que todo conflicto se resolvía por las armas. Hoy todos somos “democráticos”. Pero al parecer de García Márquez las democracias no pasaban de ser simples farsas. Muchos acuerdos, pocas soluciones. A más abrazos, más dinero corriendo bajo las mesas. “Las elecciones transcurrieron sin incidentes…Esa noche… Don Apolinar Moscote…ordenó al sargento romper la etiqueta para contar los votos. Había casi tantas papeletas rojas como azules, pero el sargento sólo dejó diez rojas y completó la diferencia con azules. Luego volvieron a sellar la urna con una etiqueta nueva y al día siguiente a primera hora se la llevaron para la capital de la provincia” “Los liberales estaban decididos a hacer la guerra…” “32 revoluciones…” pero “Los líderes de la revolución empezaron a sentir “el hastío de la guerra”… El coronel Aureliano Buendía se cansó “de la incertidumbre, del círculo vicioso de aquella guerra eterna que siempre los encontraba a él
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