Circos sin animales, por el reconocimiento pleno de sus derechos
Enviado por capuccini • 4 de Enero de 2012 • Informe • 739 Palabras (3 Páginas) • 765 Visitas
CIRCOS SIN ANIMALES, POR EL RECONOCIMIENTO PLENO DE SUS DERECHOS
Paulatinamente, la conciencia sobre el respeto a los animales y la consideración de sus derechos va llegando a más personas, cobrando poco a poco mayor relevancia dentro de la vida social global. Uno de los puntos sobre los que centra su preocupación el movimiento en pro de los derechos animales, es la explotación de éstos con fines de entretenimiento.
Si desde el punto de vista de la bioética, cualquier motivo de explotación animal resulta injustificado, el abuso de los animales y su sometimiento en espectáculos para el esparcimiento de los humanos, resulta aun más irracional y aberrante.
Desde los espectáculos aparentemente inocuos, como las carreras de caballos o de galgos, hasta los explícitamente crueles como la tauromaquia y las peleas de perros o gallos; la explotación de los animales siempre estará investida de una falta de respeto y de compasión hacia aquellos seres que no son de nuestra misma especie, pero que sin embargo, son capaces de sentir dolor, de padecer soledad y de experimentar miedo cuando su bienestar y su vida peligran.
Uno de los espectáculos que involucran la tortura hacia los animales, y cuya existencia se encuentra amenazada bajo la presión del movimiento animalista es el del circo.
A pesar de que el origen del circo como espectáculo de destrezas humanas (como el malabarismo, equilibrismo y acrobacia) se remonta quizás a unos 3000 años de antigüedad en el Oriente; es considerablemente antigua la historia del circo como un espectáculo que incluía no solo el sometimiento de los animales (carreras de caballos), sino su aniquilación (combates entre gladiadores y animales salvajes); tradición legada desde el Imperio Romano, cuyo Circo Romano (2000 años de antigüedad aprox.), fue la cuna del concepto del abuso y el asesinato de los animales como forma de divertimento para el enajenado e inconciente vulgo.
Esos espectáculos de crueldad, fueron modificándose hasta convertirse en los trucos que son frecuentes (hasta el hartazgo, podría decirse) y comunes en cualquier circo moderno; que si bien, ya no incluyen el asesinato de un animal en escena, continúan privilegiando “la hegemonía del hombre”.
“Patrimonio cultural”, “demostración didáctica” y “reservorio genético”, son algunos de los conceptos con los que los empresarios circenses y algunos otros individuos conservadores pretenden mantener vivo a este negocio patético, adornándolo con valores que le son completamente ajenos.
Pero la validez de este espectáculo cada vez se pone en un mayor entredicho, porque aunque la industria circense argumente que su función va más allá del entretenimiento, la alarma ante la vulneración de los derechos animales va cobrando mayor interés
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