Consumidores Y Ciudadanos

CONSUMIDORES Y CIUDADANOS

En la actualidad percibimos el consumo desde el sentido común, como un proceso de gastos inútiles e innecesarios provocados por la dinámica económica que nos orilla a consumir aquellos productos cuya diferenciación nos es interesante.

Sin embargo, esto no es del todo verdad, esta dinámica no actúa individualmente en nuestras elecciones de consumo, nuestras decisiones dependen además de todos los factores sociales que nos rodean, de manera que las personas buscan en primera instancia una diferenciación social, apropiarse de aquellos productos poco comunes que puedan distinguirlos. En este sentido, podemos distinguir un consumo cuyos determinantes dependen de varios aspectos; de su poder político para establecer un orden social, controlando tasas de interés para modificar el consumo y a su vez mostrar cierto grado de control (poder) en el mercado; como una forma de coadllevar las costumbres y rituales de las personas, de manera que mientras más arraigadas sean estas, más repercuten en el tipo y cantidad de consumo, y a su vez, mientras más se fomente el consumo, más se arraigan estas costumbres y rituales, y es de este modo como podemos definir un consumo que sirve para pensar, un consumo que depende de la percepción de las cosas, de los símbolos de que nos representen, de manera que una percepción errática confusa y por lo tanto una insatisfacción profunda puede originar una conducta ansiosa y obsesiva por comprar. Es así como el consumo, está subordinado a élites hegemónicas, las cuales se alejan cada vez más de la clases menos favorecidas a causa de la globalización, de la identificación de estas élites con sus similares de otras naciones más que con sus subordinados compatriotas, de manera que se diluyen las lealtades nacionales y se crean nuevas identidades transnacionales escindidas en cada país por sus fracturas sociales, es también de este modo como existe una tendencia desigual en la distribución del ingreso ocasionado por esta identificación confusa, lo que aleja aun más a las clase desfavorecida del acceso a información y medios innovadores que les permitan superar su estatus, incluso en sus propias labores que se tecnifican cada vez a mayor medida y obstaculizan su acceso a conocimientos propios de la clase hegemónica.

En este sentido, las personas tenemos una característica bifacética, como consumidores podemos formar parte simplemente de este proceso, observar los productos únicamente como un objeto mercantil e intervenir en la regulación del mercado, o como ciudadanos ejerciendo una reflexión más profunda sobre esta dinámica, experimentando de manera más amplia las potencialidades de los objetos y todo el proceso que estos esconden en su desarrollo, creando una crítica del estado como administrador de áreas básicas de producción y distribución de información, así como su relación con los poderes mercantiles privados y sus intereses

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