Contabilidad

Hasta antes del Veyron, nadie antes fabricó un neumático para un auto de producción para ser usadas a velocidades superiores a los 402 km/h, de esta manera surgía otro problema para los ingenieros de Bugatti. Estos neumáticos serían desarrollados en las instalaciones de investigación y pruebas de Michelin. Ellos crearían dos diseños diferentes, unos neumáticos para calle y otros pistas de carreras. Pero Bugatti quería uno que sirviera para ambas cosas. Así es como se desarrolló un neumático totalmente nuevo, en el cual se utilizaron las llantas más nuevas y grandes jamás diseñadas para un auto deportivo. Los neumáticos del Veyron son enormes, casi 38 centímetros de ancho en las llantas traseras, es decir, casi el doble de ancho que los neumáticos de un auto normal de pasajeros. Michelin fabrica cada neumático del Veyron aplicando capas múltiples de caucho en un tambor. El neumático de un auto estándar tarda casi 30 segundos, mientras que el neumático de un Bugatti Veyron tarda 1 hora, ya que es fabricado a mano. Cada cubierta de caucho del neumático debe ser alineada perfectamente, revisada con rayo láser y microscopio. Para este neumático se debió instalar controles estrictos que cumplieran o excedieran la calidad estándar de un neumático de avión. Un set de neumáticos del Veyron durará unos 9.660 km y costará unos U$D 17.000 comprarlo. Parte de ese costo, es lo que Michelin llama “La Máquina de Hacer Sufrir Neumáticos”. Este dispositivo reproduce cada fuerza posible y condición que el neumático del Veyron podría enfrentar en la autopista o pista de carreras. La “Máquina de Tortura” demuestra que podrían rodar sin peligro alguno a casi 450 km/h, 43 km/h más veloz que el auto. En una fábrica Bugatti ubicada en Molsheim, Alsacia, Francia, 17 especialistas ensamblan el Bugatti Veyron a mano.

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