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Crisis Financiera 2008


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2013  •  2.704 Palabras (11 Páginas)  •  418 Visitas

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CRISIS FINANCIERA 2008.

El camino hacia la crisis financiera.

Las crisis bancarias o financieras no son raras y se han hecho más frecuentes en las últimas décadas, según lo documenta un libro reciente escrito por Reinhart y Rogoff (2009). A veces estas crisis se convierten en fiscales o, incluso, en crisis de deuda soberana, cuando los gobiernos ya no pueden satisfacer sus obligaciones para con los acreedores que poseen su deuda soberana.

La crisis de 2008-2009 comenzó como una crisis financiera, luego se transformó en una crisis económica, y ha estado evolucionando hacia una crisis financiera. Para este momento, todavía no se convirtió plenamente en una crisis de deuda soberana, como la crisis de la deuda de América Latina de 1980, pero varios países están experimentando dificultades para hacer frente al servicio de su deuda pública. Algunos países han visto la calificación de su deuda significativamente disminuida por las agencias de calificación, haciendo así más costoso para ellas adquirir nueva deuda. Un documento que escribí a fines de 2008 indicaba que “confiar demasiado en herramientas fiscales [para combatir la crisis financiera] puede transformar la crisis financiera en crisis fiscal”. Lamentablemente, la predicción se ha hecho cierta en parte.

Las crisis a menudo afectan a un solo país y, especialmente, a países que no han seguido políticas económicas buenas y prudentes. Se pueden limitar a un solo país, o se pueden diseminar a otros países o a regiones enteras. En unos pocos casos pueden afectar a gran parte del mundo.

La crisis mexicana de 1994-1995 y la crisis argentina de 2001-2002 estuvieron limitadas en gran parte a México y la Argentina. Las crisis que comenzaron en México en 1882, y en Tailandia en 1997, se diseminaron, respectivamente, a varios países de América Latina y de la región del sudeste asiático, y se convirtieron en crisis regionales. La “Gran Depresión” de la década del treinta y la reciente, “Gran Recesión” de 2008-2009, son ejemplos de crisis más globales porque muchos países, de diferentes continentes, estuvieron involucrados en ella o por lo menos se vieron afectados por la misma.

Las crisis raras veces tienen causas únicas, tienen, a menudo, múltiples causas. La reciente crisis no fue una excepción. Varios factores contribuyeron a la misma. Las principales causas que llevaron a la crisis se pueden identificar como lo siguiente:

Grandes inestabilidades macroeconómicas poco sustentables. La balanza de pagos de varios países, incluyendo la de los Estados Unidos, España y algunos otros, tenía un enorme desequilibrio. Esta falta de estabilidad debería haber hecho sonar las alarmas, pero éstas no sonaron o fueron ignoradas en gran medida y muchos economistas o responsables políticos trataron de explicarlas sin darles demasiada importancia y tratándolas como temporarias o sin consecuencias.

Políticas económicas mal dirigidas que permitieron y sostuvieron o incluso agravaron estos grandes desequilibrios. Por ejemplo, durante ese período el gobierno de los Estados Unidos redujo los impuestos e incrementó el gasto público, mientras que el Banco de la Reserva Federal (Fed) bajó las tasas de interés y las mantuvo bajas por mucho más tiempo de lo debido. Estas políticas fueron exactamente lo opuesto a lo requerido.

Regulaciones y reguladores mal orientados, inadecuados e inefectivos, e incentivos financieros que guiaron las acciones de los operadores de mercado haciéndolos pugnar por grandes ganancias a corto plazo. Por ejemplo, especialmente en los Estados Unidos, algunas regulaciones alentaban a las personas a sobre-invertir en viviendas. Algunas impedían a los prestamistas investigar con cuidado los ingresos de los compradores, ver si los compradores tenían flujos de efectivo futuros lo suficientemente grandes como para permitirles hacer frente al servicio de sus deudas. Algunas hicieron posible para los inversores en el mercado de la vivienda alejarse de sus inversiones, cuando el valor de sus viviendas caía por debajo del de las hipotecas que habían asumido cuando compraron las viviendas. Asimismo, los reguladores no estaban haciendo su trabajo de verificar lo que sucedía en el mercado financiero. Estaban dejando que los abusos y las malas prácticas se convirtieran en algo común y se diseminaran sin control.

La última década se caracterizó por grandes y crecientes desequilibrios macroeconómicos nacionales y globales que para algunos observadores eran claramente insostenibles, si se proyectaban a largo plazo. Estos desequilibrios fueron particularmente grandes dentro de los Estados Unidos, y entre los Estados Unidos, por un lado, y varios países acreedores, por el otro. El déficit comercial de los Estados Unidos alcanzó casi el 7% de su PBI, un nivel extraordinario para cualquier país, pero especialmente para la economía más grande del mundo. Algunos países más pequeños tenían desequilibrios macroeconómicos igualmente grandes o incluso más grandes. Las inversiones en viviendas (es decir, los desequilibrios dentro del sector privado) y los déficits fiscales (es decir, los desequilibrios dentro del sector del gobierno) fueron los que a menudo contribuyeron.

Los norteamericanos, que viven en el país más rico de la tierra, esencialmente dejaron de ahorrar, y comenzaron a vivir por encima de sus medios. La tasa de ahorro en los Estados Unidos cayó a cero y los norteamericanos comenzaron a tomar préstamos en gran escala de los mucho más pobres chinos y de otros, para sostener su consumo excesivo. El déficit comercial de los Estados Unidos, y el financiamiento conectado con él, ayudaron a financiar dos guerras (Iraq y Afganistán), enormes inversiones en viviendas, altos niveles de consumo, e incluso un recorte en los impuestos, que bajó el nivel de tributación estadounidense, bajo la presidencia de Bush, respecto de lo ocurrido 50 años antes. Este fue el único país de la OCDE que no había experimentado ningún incremento de impuestos en medio siglo.

Dados estos acontecimientos macroeconómicos, las políticas lógicas y ortodoxas a seguir por los Estados Unidos en los años anteriores a la crisis, deberían haber sido:

• Aumentar el nivel de las tasas de interés alentando a la gente para que ahorre.

• Ajustar la política fiscal reduciendo el gasto o aumentando los impuestos.

Los responsables políticos norteamericanos (tanto la FED como la administración Bush), hicieron lo contrario. Redujeron las tasas de interés y el nivel de impuestos e incrementaron el gasto público, alentando de este modo a la gente para que gastara más y obligando al país a tomar más préstamos.

Las tasas de interés, que habían sido muy reducidas, después del 11 de septiembre de 2001 fueron

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