MEXICO Y LA CRISIS FINANCIERA INTERNACIONAL
Enviado por CROWS25 • 27 de Agosto de 2011 • 13.500 Palabras (54 Páginas) • 1.238 Visitas
México y la crisis económica internacional: un diagnóstico
Índice.
I. La situación internacional.
El orbe se encuentra en una crisis global, profunda y prolongada.
El perfil de las acciones anticíclicas.
Crisis global, reacciones nacionales
La reconfiguración del poder económico internacional
Oteando el futuro a mitad de la crisis
II. La macroeconomía de la crisis en México
La fragilidad estructural de la economía mexicana
La debilidad fiscal del Estado Mexicano
El sector rural ante la crisis
La infraestructura y sus rezagos
La industria manufacturera en la crisis más severa de su historia
III. Los saldos sociales de la política económica y la crisis en México
Demografía y empleo en la crisis económica
La cuestión juvenil
Educación
Salud y seguridad social
Pobreza, desigualdad y riesgos sociales emergentes
Vulnerabilidad económica e inseguridad pública I. La situación internacional.
La economía mundial vive la mayor contracción de la actividad económica –
producción, empleo, consumo y comercio – en siete u ocho décadas. Las generaciones
adultas y jóvenes que ahora integran la población económicamente activa, así como
quienes toman las decisiones en materia política y económica en las diversas naciones,
no habían tenido en su existencia un desafío colectivo de la magnitud que el que se
deriva de la crisis en curso. El bienestar de la población experimenta una ola simultánea
de vulnerabilidad y escasas expectativas que cruza a las naciones desarrolladas y rompe
el ciclo de reducción de la pobreza en ciertas regiones que venían creciendo con
dinamismo, al tiempo que subraya el estancamiento y limita las posibilidades de crear
satisfactores básicos para la mayoría de la población en los países de menor desarrollo.
Al iniciarse el otoño de 2009, gracias a las enérgicas acciones anticíclicas y de rescate
financiero adoptadas por los gobiernos de países avanzados y de algunas economías
emergentes, la actividad económica se reactivó o su declinación se atenuó en forma
considerable, aunque los sistemas financieros siguen dañados y la situación del
desempleo no ha cesado de agravarse. Se espera, en todo caso, una recuperación lenta,
prolongada y desigual.
El orbe se encuentra en una crisis global, profunda y prolongada.
Los indicadores económicos para México y el mundo generados por los análisis de
diversos organismos internacionales confirman esa preocupante situación en el corto y
mediano plazos. El Fondo Monetario Internacional estima una contracción de la
economía mexicana de 7.3% en 2009 y del 1.1% para la economía mundial, caída
originada en la contracción de las economías avanzadas, del orden de 3.4%, toda vez
que el conjunto de las economías emergentes y en desarrollo se mantendrán en terreno
positivo, con una tasa de 1.7%. Por su parte, el Banco de México estima una caída de
entre 6.5% y 7.5% en el PIB nacional para este año y no se puede descartar que vuelva a
revisar a la baja su pronóstico. Hay estimaciones no oficiales que señalan una reducción
de entre 8.5 y 9.5 por ciento.
La Organización Internacional del Trabajo espera que en 2009 el desempleo
afecte a entre 210 y 239 millones de personas en el mundo, lo que supone un
incremento de hasta 59 millones en el número de desocupados respecto de 2007. En
México, la tasa de desempleo llegó a 6.28% en agosto de 2009, frente a 5% en enero y 4.15% un año antes. Lo anterior significa que el número de desocupados aumentó en
585 mil en los primeros ocho meses de 2009 y en 963 mil desde agosto de 2008. La
pérdida mayor de empleos formales correspondió a la manufactura, sector donde jamás
se había registrado tal reducción de empleo en tan poco tiempo desde que se cuenta con
estadísticas. De hecho, una característica particular de la crisis en curso es su amplia
capacidad destructiva en términos de empleo y, por tanto, de bienestar. El menor
volumen de empleo, a su vez, ejerce efectos negativos sobre los salarios, de tal manera
que las capacidades de consumo se ven afectadas y se posponen así las posibilidades de
recuperación económica.
Asimismo, para 2009, la Organización Mundial de Comercio estima una
disminución del quantum de los intercambios de mercancías en el mundo del 10%, la
mayor merma desde la Segunda Guerra Mundial. Lo anterior se conjuga con una
reducción de los flujos de capital hacia las economías emergentes, lo que afecta aún más
las decisiones de inversión y las posibilidades de crecimiento. En particular, la
UNCTAD estima que los flujos mundiales de inversión extranjera directa en 2009 sólo
alcanzarán a 1.2 billones de dólares, 500 mil millones menos que en el año precedente.
La contracción de la producción, de la demanda de bienes finales y de insumos,
así como del comercio, ha significado un punto de inflexión en los precios de las
materias primas a nivel internacional, lo que afecta a los países exportadores, como es el
caso de América Latina. México no ha sido la excepción, dada la importancia relativa
de las exportaciones de petróleo.
Con todo, la disminución del comercio internacional no es la causa sino la
expresión de una crisis generada en los mercados financieros. De hecho, desde hace
cuatro décadas, los movimientos comerciales dejaron de ir acompañados por los
movimientos del capital, de tal suerte que el grueso de las transacciones económicas en
el orbe, que originalmente se debían al intercambio comercial entre naciones,
corresponden a flujos de capital de corto plazo.
El origen financiero de la crisis aporta inquietantes elementos de análisis, pues la
evidencia histórica internacional indica que las recesiones más profundas en la
economía real han sido las que han estado antecedidas por una crisis financiera, como
ocurre en la actualidad.
Por lo
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