Crisis tras crisis. ¿Cómo han afectado el día a día de las empresas y sus colaboradores?
Enviado por Fernanda Osorio • 26 de Julio de 2021 • Ensayo • 2.677 Palabras (11 Páginas) • 104 Visitas
Crisis tras crisis. ¿Cómo han afectado el día a día de las empresas y sus colaboradores?
Para nuestro país, los nueve meses transcurridos entre octubre de 2019 y julio de 2020 han sido bastante intensos, por decir lo menos. Pasamos del estallido social (ocurrido el 18 de octubre), en donde el entusiasmo por salir a la calle, manifestarse y reencontrarnos nos hacía sentir empoderados, a enfrentar la temida pandemia del COVID-19 que nos obligó a suspender la mayor parte de nuestras actividades cotidianas y por sobre todo a alejarnos físicamente. De multitudinarias convocaciones y saludos afectuosos, soportando el miedo a la violencia y a sucesivas bombas lacrimógenas, pasamos a confinarnos en nuestras casas por el mayor tiempo posible, y ahora soportando el miedo a un virus que ha terminado con la vida de miles de personas alrededor del mundo y que aún nadie sabe cómo controlar.
Ambas situaciones de crisis extremas, han impactado duramente al sector empresarial chileno, tanto económica como estructuralmente, y ha sido Recursos Humanos, a mi juicio, el área más involucrada en la gestión organizacional durante este proceso de cambios, puesto que este campo, hoy en día, juega un rol muy importante en el desarrollo y crecimiento de cualquier empresa. Incluso, en las organizaciones más exitosas “la alta dirección asume que la función de recursos humanos es «estratégica». Y no están equivocados, pues existe abundante evidencia que muestra que la forma en que se dirige a los empleados influye decisivamente en los resultados de la organización” (Bonache & Cabrera, 2009) , por consiguiente esta “concepción estratégica ha posicionado a los trabajadores como "activos" en lugar de "costos" ”. (Storey, Ulrich, & M.Wright, 2019)
De esta manera, me dedicaré a exponer y analizar tres focos de impacto que, en mi opinión, han sido los más afectados al interior de las empresas, estos son: el desempleo e impacto en el área comercial de una empresa tras el estallido social, flexibilidad laboral, enfocándome principalmente en el home office, y la calidad de vida.
En primer lugar, desde que se inició el estallido social y con ello un sin fin de manifestaciones violentas y pacíficas, se ha generado un ambiente de incertidumbre y la economía ha sido una de las más afectadas. Por una parte, el dólar se ha disparado a un máximo histórico superando los $820 pesos el día 28 de noviembre según datos del Banco
Central. “Esto significó un alza cercana al 12% desde que comenzaron las protestas a mediados de octubre” ( BBC News Mundo, 2019). Por otro lado, según Verónica Reyes, periodista de Biobío Chile, tanto el Ministerio de Hacienda como el BC señalaron que el PIB se expandió solo un 1,1% en 2019 con respecto al 2018, correspondiendo a “su menor registro en una década”. (Reyes, 2020).
El pobre crecimiento que ha tenido el país, junto con la paralización de la actividad comercial e interrupción del turismo a raíz de la ola de saqueos y desmanes, ha traído graves consecuencias en el ámbito empresarial y por tanto también laboral. Puesto que, estos acontecimientos han significado un golpe económico repentino, que afecta particularmente a pequeñas y medianas organizaciones, las cuales han reducido sus ventas de manera drástica y por lo tanto, no cuentan con suficientes recursos para cubrir sus costos fijos en situación de crisis.
Wladimir Santana, co-founder y gerente general de Compite se refirió al tema afirmando que “Uno de los sectores más perjudicados es el retail. Hay otros como el turismo, que causa preocupación en hoteles, restaurantes, justo cuando estamos en temporada alta, debido a que ha bajado la ocupación" (Santana, 2020). En esa misma oración, Santana añade “Esto pegó directamente en las ventas. Los negocios están trabajando menos, con menos hora de trabajo. Estallido está bajando, pero igual han existido caída de ventas, lo que ha ocasionado una fuerte merma, en caja, que es lo que más complica mantener a las pymes" (Santana, 2020).
Lo anteriormente mencionado, ha causado un efecto domino sobre el mercado laboral, puesto que, si las empresas están produciendo y vendiendo en menor cantidad, lo primero que se procede a hacer es reducir el personal, a fin de disminuir los gastos y seguir subsistiendo a pesar de la adversidad, es más “las empresas recortan sus plantillas, con la esperanza de mejorar sus resultados” (Bonache & Cabrera, 2009).
En consecuencia, era de esperar llegar a un punto en donde el desempleo registrara su mayor alza a nivel nacional, según informó el INE a fines de febrero. “El organismo fijó en 7,4% la tasa de desocupación en el trimestre noviembre-enero, convirtiéndose en la cifra más alta de los últimos 9 años, aunque por debajo de las estimaciones que consideraban el contexto social” (Díaz, 2020).
Frente a esta cruda realidad de tensión social, inestabilidad y constante cambio en el mundo laboral, se tiende a producir la ruptura del contrato psicológico entre quienes aún trabajan para una determinada empresa, a causa del incumplimiento de la promesa hecha por parte de los empleadores en las fases constitutivas del contrato laboral, de proveer un puesto de trabajo seguro y sostenible. Por ende, los trabajadores viven con el persistente temor de ser desvinculados de la organización, de modo que disminuye su satisfacción con el trabajo y la calidad de servicio entregada a la misma. “Según un estudio realizado por la empresa de Recursos Humanos Randstad, más de la mitad (52%) de los trabajadores tiene miedo a perder su empleo en base a las bajas proyecciones de crecimiento económico que se han generado tras el conflicto” (Fajardo, 2019). Además, la sensación de inseguridad que perciben los colaboradores afecta negativamente en su salud mental y bienestar, convirtiéndose de esta manera, en problemas relacionados con la ansiedad y el deterioro de las relaciones familiares y sociales fuera del lugar de trabajo. En este sentido, el estudio reveló que “el 79% de los encuestados sostiene que ha sentido estrés o ansiedad en el trabajo producto del escenario actual” (Fajardo, 2019).
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