¿CÓMO AFECTAN LAS MEDIDAS ITAR, IMPUESTAS POR EE.UU Y LA OTAN, AL CICLO LOGÍSTICO DE BIENES Y SERVICIOS PARA EL EMPLEO DEL PODER AÉREO?

¿CÓMO AFECTAN LAS MEDIDAS ITAR, IMPUESTAS POR EE.UU Y LA OTAN, AL CICLO LOGÍSTICO DE BIENES Y SERVICIOS PARA EL EMPLEO DEL PODER AÉREO?

        Toda regulación que exista por parte de un lado dominante a otro lado subyugado propone un potencial catastrófico para este último y es mucho más notorio cuando no se trata de una empresa cualquiera sea su origen, si no que involucra la internacionalidad y el carácter global de una nación o estado.  El ITAR (Reglamento Internacional de Tráfico de Armas), creado por el gobierno de Estados Unidos durante el desarrollo de la guerra fría en los años 70′s y más tarde seguido por todos los países miembros de la OTAN, propone como su objetivo principal regular y restringir la exportación de tecnologías relacionadas con industria militar en cualquier grado de aproximación, que puedan representar un riesgo para la seguridad y defensa del país norte americano ejercido principalmente,  a través de su Departamento y  Defensa.

        Es de dominio público internacional el que la República Bolivariana de Venezuela desde la administración del ex presidente Barak Obama, es considerada una amenaza inusual y extraordinaria para los intereses y/o seguridad nacional de  los EE.UU, considerándonos una nación hostil y hasta peligrosa para la paz mundial. Este hecho y una larga historia de confrontación entre las administración de Caracas y Washington que datan desde los mismos inicios de la revolución justa, patriótica y socialista de nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez, han provocado en el transcurrir de las últimas dos décadas una serie de arbitrarias e ilegales sanciones hacia gobierno venezolano y todo su pueblo. Esta lamentable e injusta  medida ha provocado un bloqueo comercial mundial, bloqueo criminal que poco a poco ha ido socavando las bases del desarrollo normal de la familia venezolana, del pueblo bolivariano, de los hijos de la Bolívar.

        El bloqueo aplicado a Venezuela a nivel mundial origina una tensión inusitada, y múltiples problemas para las relaciones comerciales, culturales, políticas  y de cualquier ámbito donde nuestro país busque un desarrollo que vaya a la vanguardia de los estándares de las demás naciones del planeta; ejerciendo mecanismos de control, bloqueo, apropiación y sanciones para los países que quieran o tengan interés de comerciar o intercambiar conocimientos, tecnologías y recursos con nuestro país; ya este hecho de por sí, afecta gravemente la adquisición y reposición logística de los recursos que necesitan nuestras industrias básicas y petróleo, hospitales, ministerios, agricultura, por solo nombrar algunos así como la comercialización internacional de los recursos que estas en algunos casos generan.

        Todo este preámbulo tiene como finalidad ubicarnos en el contexto geopolítico en el que se ubica Venezuela actualmente y entender la génesis del grave problema que tiene nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en la adquisición y reposición de bienes y servicios esenciales para el mantenimiento y adecuación de los recursos bélicos, así como también el entrenamiento y capacitación del valioso recurso humano. Tenemos entonces que todas estas medias, medidas arbitrarias, limitan en gran capacidad el circulo logístico de la FANB y si aunado a esto le agregamos “mecanismos de control y dominio mundial” como lo es el TIAR adoptado, seguido y aceptado por algunos de los países más poderosos del planeta (OTAN), tenemos entonces un desafío enorme para poder mantener a los hombres entrenados, un sistema de defensa  aérea y territorial decente y respetado, un poder aéreo que se mantenga en los cielos,  vehículos que cubran las fronteras y embarcaciones que aseguren nuestros espacios marítimos y lacustres.

        El Reglamento Internacional de Tráfico de Armas, propone una serie de clasificación donde se generan listas de armamento en todas sus categorías, materiales, productos químicos, municiones, tecnologías, explosivos, materiales energéticos, equipo y embarcaciones navales militares, vehículos terrestres militares en todas sus modalidades, aeronaves y equipos asociados, equipos de protección y entrenamiento personal, electrónica, agentes químicos y biológicos asociados, sistemas de naves espaciales y asociados, artículos y datos técnicos; que limitan y prohíben categóricamente bajo el riesgo de imposición de fuertes sanciones multilaterales; la compra, venta o sucesión desde un tornillo hasta cualquier tecnología, material, químico y descubrimiento científico que pueda ser utilizado en la industria bélica y/o seguridad y defensa, fabricados o bajo licencia de producción pública o privada dentro y fuera de Estados Unidos a todos estos a países no autorizados por Washington; y como ya es bien sabido, Venezuela ha de estar en el top cinco de esa lista. Esta situación se resume en que para el Estado Venezolano se le haga casi imposible mantener algunos sistemas de armas adquiridos en otras gestiones; siendo uno de los ejemplos más resaltantes, nuestro poder aéreo, en el que se ha tenido que recurrir a maniobras evasivas que resultan en demoras extremadamente largas y exorbitantemente costosas que afectan de manera letal nuestros recursos financieros; llegando a pagar hasta tres veces el valor comercial de algún recurso, en otros casos adquiriendo algunas veces un tercio de lo requerido, y en otros casos más lamentables imposibilitando totalmente la obtención de lo necesitado.  

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